La icónica fábrica de Audi que quiere reabrir para producir armas
El gobierno belga trabaja para que en la antigua planta automovilística de Bruselas se fabriquen vehículos militares como carros de combate y tanques
BruselasLa antigua fábrica de Audi de Bruselas ha pasado de ser uno de los iconos de la potencia automovilística europea a representar la decadencia del sector automovilístico del continente. En el punto álgido de los 76 años de vida, ha llegado a tener a más de 5.000 trabajadores y ha producido millones de ejemplares de coches míticos como el Beetle, el Golf o el Audi A3. No fue hasta los últimos años que la fábrica empezó a perder pistonada y la producción se fue reduciendo paulatinamente, hasta que el grupo Audi decidió cerrarla el pasado febrero y trasladar la producción a plantas que tiene en China y México. Sin embargo, su vida útil está muy lejos de terminarse y ahora puede volver a convertirse en un síntoma de los nuevos tiempos de gran rearme que vive Europa.
Pocos días después de bajar la persiana, el gobierno belga ya está trabajando para que se reconvierta en una fábrica de vehículos militares como carros de combate o tanques y salvar cerca de los 3.000 empleos perdidos. "El emplazamiento de Audi sigue vacío y está preparado para fabricar productos de alta tecnología. Sería una pena que Defensa no pudiera aprovecharlo. [...] Creo firmemente en este proyecto", declaró a la prensa el ministro de Defensa belga, Theo Francken. Además, el proyecto ya tiene al menos a un pretendiente y la empresa belga John Cockerill se ha mostrado públicamente interesada. Se trata de una de las compañías más importantes del sector siderúrgico de Bélgica y fabrica calderas, locomotoras de tren y, entre otros, equipamiento militar.
De esta manera, se prevé que la antigua fábrica de Audi de Bruselas sea la primera planta europea que se reconvierte en una fábrica de armas en plena era del rearme europeo, pero todo apunta a que no será la última ni un caso excepcional. "Creo que veremos más casos en los próximos años en, por ejemplo, Francia o Alemania. También son buenos candidatos Italia o España y todos los países que tengan una industria automovilística importante", apunta al ARA Rafael Loss, investigador especializado en defensa, seguridad y tecnología del think tank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés).
En este sentido, el experto señala que el caso de la fábrica de Audi no es "sorprendente" y que "se enmarca en una tendencia política y económica" que atraviesa toda Europa. De hecho, la Comisión Europea de Ursula von der Leyen ha anunciado un plan de rearme a nivel de la Unión Europea que pretende movilizar hasta 800.000 millones de euros en cuatro años, y Alemania y Francia también han presentado hojas de ruta milmillonarias para incrementar su poder militar. Además, frente al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la OTAN prevé aumentar el mínimo obligatorio de gasto en defensa y que todos los aliados tengan que destinar al menos un 3% o un 3,5% de su producto interior bruto (PIB). Esto supone que países como España, que se encuentra en el 1,28%, se vean obligados a incrementar de forma sustancial ya toda prisa el gasto militar.
Es por ello que el investigador considera que, en este contexto y frente a la "competencia creciente" de China o Estados Unidos, los socios europeos pueden ver en el sector armamentístico la forma de salvar sus plantas, especialmente las que fabrican vehículos pesados como autobuses o trenes. "En general, cuentan ya con las grandes infraestructuras que requiere la industria bélica y, sobre todo, disponen de la experiencia y el conocimiento en tecnología muy sofisticada para pasar a fabricar carros de combate o tanques", añade Loss.
Gana por hoy y hambre para mañana
La gran mayoría de los líderes europeos defienden que aplicando la tradicional política económica conocida como keynesianismo militar matarán a dos pájaros de un disparo. Por un lado, recuperarán la autonomía militar, dejarán de depender del inquilino de la Casa Blanca y estarán preparados para la amenaza que supone el expansionismo del régimen de Vladimir Putin. Y, por otro, reindustrializarán el continente y potenciarán el crecimiento económico del bloque europeo, que se encuentra en tasas raquíticas. Sin embargo, el experto de la ECFR pone en duda que un incremento de gasto militar como el que planea la UE y los estados miembros acabe siendo realmente positivo a largo plazo.
En este sentido, Rafael Loss admite que una gran inyección de dinero público afecta positivamente en el crecimiento económico de forma casi inmediata y crea puestos de trabajo. Además, destaca que la industria e innovación militar ha realizado "aportaciones excepcionales" a la sociedad civil y pone de ejemplo la invención de internet. Ahora bien, pide no perder de vista que "con los años y en general el coeficiente de eficiencia de inversiones en otras áreas, como la educación, infraestructuras o la transición verde, es mayor que el gasto militar".