Finanzas

El 'loser' más grande de Wall Street reaviva por fin

El negocio del banco estadounidense Citi remonta después de una década de turbulencias

The Economist
4 min
Vista general de las oficinas de la entidad financiera Citibank en Canary Wharf, Londres

Imposible de gestionar ni invertir en ellos. Así es como los inversores han visto el banco estadounidense Citigroup durante mucho tiempo. Desde hace más de una década, la entidad, que llegó a ser la mayor de Estados Unidos, ha sido un caso perdido. Cotiza a mitad del valor que tenía en el 2006. Es el único gran banco estadounidense que aspira a una valoración inferior a su máximo de antes de la crisis financiera. Elija cualquier indicador y Citi será siempre el último en comparación con sus rivales. La entidad tiene más personal que Bank of America, pero sólo obtiene un tercio de sus beneficios.

Su premio por esta miserable derrota no es un trofeo de participación, sino una orden por parte de los reguladores, que le piden que mejore la supervisión interna y cambie la forma en que mide el riesgo. La firma se convirtió en la mofa de Wall Street en el 2020 cuando transfirió accidentalmente 894 millones de dólares a los acreedores de Revlon, empresa fallida. Que Jane Fraser se convirtiera en la primera mujer en dirigir un banco de Wall Street después de este lío fue un asterisco en su nombramiento. El término acantilado de vidrio (glass cliff, en inglés) se utiliza para describir el hecho de designar a mujeres para los puestos de responsabilidad en empresas en medio de una grave crisis.

Parecía como si Fraser tuviera que caer de ese acantilado. Algunos empleados de Citi protestaron que era una consultora, no una banquera de verdad, porque la directiva había estado una década en McKinsey antes de unirse a la entidad en el 2004. Quienes compraron acciones en su primer día como a consejera delegada en 2021, se estaban tragando unos rendimientos anuales del -15% a mediados de septiembre del año pasado.

Pero ahora se está produciendo un notable giro. El 13 de septiembre, Fraser anunció una reestructuración. Más tarde presentó planes para despedir a 20.000 trabajadores a finales del 2026, de los que a unos 7.000 ya se les ha enseñado dónde está la puerta. Los inversores están redescubriendo su fe en la empresa. El precio de las acciones de Citi aumentó más de un 50% entre septiembre y marzo, lo que significa que Fraser está de camino hacia un galardón más allá del de "primera mujer que hace algo". Puede que se convierta en la banquera que dio la vuelta a Citi.

Para entender qué éxito representaría esto, fíjese en la creación del banco en 1998. Citi debía serlo “todo, para todos, en todas partes”, recuerda Ernesto Torres Cantú, que hace 22 años que trabaja en el banco y dirige su negocio internacional. Ésta era la ambición de la entidad bajo la dirección de Sandy Weill, que era una leyenda en Wall Street. Weill había comprado y fusionado instituciones financieras para formar un "supermercado financiero". En 2000 Citi era el mayor banco del mundo, según su base de capital.

"Todo, para todos, en todas partes"

Los defectos están claros en retrospectiva. Citi se hinchó. Las capas de gestión ensombrecieron lo que estaba pasando, que –a mediados de los años 2000– era una gran cantidad de malos préstamos hipotecarios. En 2008 Citi requirió más dinero de rescate que cualquier otro banco. Despidió a 75.000 personas, una cuarta parte de su plantilla. El precio de sus acciones, que en 2007 era de más de 500 dólares y valorado la empresa en 270.000 millones de dólares, cayó por debajo de un dólar en 2009. Tras la crisis financiera, la cúpula de Citi va prometer simplificar la empresa. Se vendieron activos. Sea como fuere, Torres Cantú lo tiene claro: "Todas las demás reestructuraciones que hemos hecho, hasta ésta, querían preservar esta idea [de estar en todos los negocios de todos los mercados] de una forma u otra".

Ahora Fraser ha abandonado esta misión de una vez por todas. Su primera decisión fue diseñar un plan para venderse trece bancos de consumo. Estos recortes han abierto el camino para la siguiente fase: la reestructuración. El lío anterior se ha sustituido por cinco empresas que dependen directamente de Fraser. La reorganización recortó trámites burocráticos, eliminó miles de puestos de trabajo y encendió una luz al final del túnel para el rendimiento. Lo que ha quedado claro es que Citi tiene una joya de la corona: su rama de servicios, que utiliza una sexta parte del capital de la firma y ha devuelto el 20-25% de ese capital durante el último año. Los rendimientos de otros negocios son pobres o, en el mejor de los casos, mediocres.

Fer brillar el negocio

Fraser quiere una mayor joya de la corona y también le gustaría dar la vuelta a los dos lastres: la banca y la gestión de patrimonios, para los que ha contratado sangre nueva. Los inversores están encantados. El precio de las acciones de Citi ha aumentado casi el doble que el de los otros grandes bancos estadounidenses desde septiembre. ¿Pero los cambios tendrán resultados? Citi está todavía bajo el escrutinio del regulador. Las cuentas de la firma del primer trimestre, publicadas el pasado 12 de abril, fueron mediocres y el precio de sus títulos cayó.

Sin embargo, existe la sensación de que Citi por fin está cambiando. Reflexionando sobre la decisión de la empresa de abandonar sus negocios globales de banca de consumo, el director de operaciones de la firma, Anand Selva, recuerda así: "Años atrás estábamos compitiendo con todos estos grandes bancos regionales y globales" . Pero a medida que las regulaciones cambiaron, muchos dejaron de funcionar, quedando sólo los bancos locales como competidores. "Tú decides dónde quieres centrarte... y creas escalera", dice. Citi ya no lo será todo, para todos, por todas partes.

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