El secreto de los Felipe II, los mantecados selectos que todo el mundo busca en Navidad
La compañía mueve 4,5 millones de euros anuales pese a comercializar el producto sólo durante 50 días
En el Mercado de Sant Antoni, en Barcelona, un chico se detiene ante el mostrador de Casa Sendra. Repasa las vitrinas de la charcutería y compra unas lonchas de jamón serrano, un hervor blanco y un par de látigos. "¿Eres del barrio?", le pregunta el dependiente mientras le acerca el datáfono. Cuando le responde que sí, se agacha bajo el mostrador, alarga el brazo dentro de una caja y, a hurtadillas, le regala un mantecado Felipe II para que se lo lleve a casa. "No hagas caso del nombre: tú pruébalo y, si te gusta, que sepas que vendo", le dice. La estampa se reproduce por todas partes. Estos días de Navidad, en varias paradas de mercado y comercios de proximidad han aparecido cajas con la cara de Felipe II de Castilla, el logotipo del producto estrella de la Confitería Blancanieves Tejedor.
De las instalaciones que este negocio tiene en un polígono industrial de Vitoria, a mediados de noviembre comienzan a salir camiones cargados de cajas. En el interior, envueltos dentro de un papel blanco, están los codiciados mantecados. Están hechos sólo de cuatro ingredientes: harina de trigo, azúcar hielo, manteca de cerdo y harina de almendra marcona. Pero, sin embargo, son un éxito. "No son sólo unos dulces de Navidad, sino que la marca les ha sabido vestir como una experiencia", dice Carolina Luis-Bassa, directora del master de marketing de la UPF-Barcelona School of Management. De hecho, no son fáciles de conseguir, y eso espolea su fama. "Producción limitada", se apresuran a anunciar en la cuenta de Instagram a los responsables de elaborarlos, en la biografía del perfil. Se realizan de forma artesanal, con ingredientes de mucha calidad, y tienen una plantilla reducida: según los datos del Registro Mercantil, son sólo 18 trabajadores.
Pese a su comercialización sólo del 15 de noviembre en la primera semana de enero, en el 2023 facturaron más de 4,5 millones de euros y cerraron con números verdes: 824.000 euros de beneficio. No son baratos: se venden a 41 euros el kilo; a casi 1,60 la unidad. Pero, ¿cuál es el secreto por haber sabido posicionar tan bien un producto en el mercado con una estacionalidad tan marcada?
Una buena historia
"Cuando te hablan de Felipe II, inmediatamente sientes que no estás comprando un mantecado cualquiera, sino uno muy auténtico y especial: han sabido transmitir la historia que hay detrás del producto", dice la experta. En los tiempos de Felipe II (1527-1598), en España los polvorones y mantecados eran anecdóticos. De hecho, acababan de nacer los primeros, en los municipios sevillanos de Estepa y Antequera. Según la marca, existen referencias literarias, tradiciones y leyendas que apuntan a que el mantecado fue el producto que el conde de Benavent ofreció a Felipe II para que regalara a su esposa Isabel de Valois, de quien estaba locamente enamorado. "El nombre de nuestros mantecados sale de ahí", aclaran la empresa.
Ahora bien, la receta del mantecado que se zampó la reina consorte hace más de 500 años no tiene nada que ver con la actual. Los Felipe II que hoy se encuentran en las tiendas tienen su inicio en 1900, en una calle de Sevilla. Allí, el maestro confitero Juan Álvarez Fernández abrió una fábrica de este tipo de dulces y creó la marca: el nombre, el color granate de la tinta, la silueta del rey y la frase Exquisitos mantecados Escorial que todavía hoy le rodea. En 1903 recibió la Medalla de Oro de la Exposición Internacional de Madrid. En 1918, Fidel Díez Pérez, un confitero vasco, acordó con él explotar la marca y la receta en las provincias del norte de España. Sus hijos alargaron su comercialización hasta la década de 1990, cuando la marca pasó a manos de la actual Confitería Blancanieves Tejedor.
"La mezcla entre el origen andaluz y la continuidad vasca no ha restado nada de autenticidad al producto; de hecho, ha añadido una dimensión cultural muy interesante", dice Luis-Bassa. Para ella, los vascos tienen una tradición culinaria muy arraigada y especial cuidado para los productos de calidad. "La tradición española y el enfoque empresarial vasco han sabido mantener el espíritu de estos mantecados y dotarlos de un impulso renovado para llegar a otros mercados", apunta. Hoy, el obrador distribuye a una veintena de países y todavía sigue recogiendo premios. El último, el Superior Tast Award 2024, que otorga el International Taste Institute desde hace más de veinte años. En las vitrinas también hay galardones recogidos en Portugal, Suiza, Francia, Polonia, Argentina, México, Holanda e Italia. "De la misma manera que en el imperio de Felipe II nunca se ponía el sol, el mantecado que hacemos está muy extendido por el mundo", hacen el símil los actuales propietarios.
- 1900
- <p class="ql-align-justify"><span style="background-color: transparent;">El maestro confitero sevillano Juan Álvarez Fernández idea la receta y crea la marca</span></p><p></p> 1903
- <p class="ql-align-justify"><span style="background-color: transparent;">Sus mantecados reciben la Medalla de Oro de la Exposición Internacional de Madrid</span></p><p></p> 1918
- <p class="ql-align-justify"><span style="background-color: transparent;">Abre mercado en el norte de España, de la mano del confitero Fidel Díez Pérez</span></p><p></p> 1990
- <p class="ql-align-justify"><span style="background-color: transparent;">La marca pasa a manos de la confitería Blancanieves Tejedor, en Vitoria</span></p> 2023