El mercader de la muerte que se hizo rico enemistant países
Basil Zaharoff, nacido en el Imperio Otomano, fue el traficante de armas más importante del mundo de su época
Con una cubierta de tonos verdosos, La oreja descabezada es un álbum de las aventuras de Tintín que apareció en lengua catalana en 1965, gracias a la traducción del genial Joaquim Ventalló y bajo el sello de Juventud, la editorial de Josep Zendrera Data (a quien dedicamos un perfil en esta serie). La historia transcurre en las repúblicas de Nuevo Rico y San Teodoro, dos países ficticios de Latinoamérica andina. Uno de los personajes que aparece es un enigmático hombre de negocios llamado Basil Bazaroff, que puede parecer surgido de la imaginación de Hergé, pero que en realidad es el trasunto de un personaje real, el traficante de armas Basil Zaharoff, el más importante del mundo de su época.
De familia griega y nacido en el Imperio Otomano, Zaharoff vivió la adolescencia en Estambul, donde ejerció de guía turístico sui generis, porque se dedicaba a traer extranjeros ávidos de sensaciones al barrio donde florecía la prostitución. Algunas biografías le implican en actos de piromanía llevados a cabo con la intención de cobrar por sofocar los incendios supuestamente fortuitos. Lo que es seguro es que causó más de un quebradero de cabeza a su familia.
Parecía que su vida iba a ser más ordenada cuando empezó a trabajar para el comercio textil de su tío, y más aún cuando en 1866 se trasladó a Londres para estudiar. Pero los buenos pronósticos no se cumplieron porque, ya en Inglaterra, donde desde 1870 simultaneaba sus estudios con la representación del negocio del tío, fue denunciado por este último porque lo estafó. Superado el trance, Zedzed —como lo llamaban los íntimos— se instaló en Atenas con un nombre falso.
En la capital griega entabló amistad con un periodista que le abrió las puertas del fabricante de armas Thorsten Nordenfelt. Nuestro protagonista convenció a Nordenfelt para que le concediera la representación comercial de su empresa en la zona de los Balcanes, lo que supuso la entrada de Zaharoff en el mundo del armamento y los cimientos de su fortuna. La firma fue creciendo con la incorporación de nuevos socios hasta que en 1895 fue adquirida por la británica Vickers Company, un verdadero gigante de ese momento.
Durante los años del cambio de siglo, Zaharoff perfeccionó el método que lleva su nombre y que consiste en hacer crecer la tensión entre dos países rivales y, después, venderles armas a ambos. Así lo hizo entre los distintos territorios balcánicos y también entre turcos y griegos y entre rusos y japoneses. Algunos autores también lo consideran el instigador de la Guerra de Chaco, entre Bolivia y Paraguay. No cabe duda de que el método funcionó.
Una vida sentimental acelerada
Su vida sentimental también fue acelerada y con el aroma de la traición. Su primera mujer fue Emily Burrows, hija de un constructor inglés, pero la abandonó para casarse (sin divorcio previo, o sea, incurriendo en la bigamia) con una rica heredera estadounidense. Este matrimonio tampoco duró mucho y poco después conoció a la aristócrata española María del Pilar de Muguiro y Beruete, que estaba casada con el duque Francisco María de Borbón y Borbón. Mantuvieron una relación de amantes hasta que en 1923 el duque murió, momento en el que oficializaron la relación. Los últimos años de su vida, ya viudo, les pasó en el Principado de Mónaco, donde controlaba el Gran Casino y la Société des Bains de Mer.
Volviendo a los negocios, lo que incrementó exponencialmente la fortuna de Zedzed fue el estallido de la Primera Guerra Mundial, un conflicto en el que intervino con gran intensidad, tanto como vendedor de armas —siempre trabajando para la Vickers— así como colaborando con los servicios de inteligencia británicos. Hizo gestiones para que Grecia se incorporara junto a los aliados -bando al que él apoyaba- a la vez que movía hilos para que el Imperio Otomano saliera de la Cuádruple Alianza (entidad donde convergían los imperios alemán y austrohúngaro y el Reino de Bulgaria, además de los turcos).
Su vida estuvo siempre acompañada de sombras y misterio, con muchas dudas sobre lo real y lo ficción. Se le atribuyen siete nacionalidades y casi 300 condecoraciones de distintos países. Un claro ejemplo del enigma de su vida es el destino de su fortuna: así como los expertos calculaban que sólo a lo largo de la Primera Guerra Mundial había ganado 1.200 millones de dólares, lo cierto es que su herencia fue muy reducida. Nadie sabe qué ocurrió con una fortuna tan ingente o si es que realmente existió nunca.