¡Eureka!

Milan: las míticas gomas catalanas vuelven a estar de moda en la escuela

La marca nació en Palafrugell a principios del siglo XX de la mano de un comerciante del corcho

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La Salut tiene 87 años. Cuando iba a la escuela, en el estuche siempre llevaba una goma de borrar de la marca Milan. Su hija, que acaba de cumplir los 61 años, también utilizaba una en la facultad. Hoy Queralt, que ha cumplido 22, no solo va a clase con una goma Milan, también tiene una mochila, una botella metálica y una fiambrera con el logotipo de la mítica marca catalana del sector de la papelería. No es un caso aislado: más de 100 años después de su fundación, Milan vuelve a sertrendyen las aulas. La generación Z ha abrazado con entusiasmo la colección de productos de organización que la empresa ha lanzado con motivo de su centenario: desde fundas para portátiles hasta bolsas isotérmicas y recipientes para el almuerzo fuera de casa. Todo, con los colores tintados con el coral, verde y azul oscuro que han acompañado a la marca desde 1918. ¿Pero de dónde salió Milan y quién fue su fundador?

La historia de las míticas gomas de borrar comienza en Palafrugell, en el Baix Empordà. En la década de 1910, Santiago Marcó entraba y salía día sí y día también de las industrias alcornoques de la zona. Comercializaba accesorios para fabricantes de tapones de corcho. El trabajo le hizo coincidir con Ralph Summers, un químico inglés que le reveló las fórmulas para producir pegamentos, tintas y gomas de borrar. Marcó vio oportunidades de negocio. En 1918, en la antigua calle del Sol de la población ampurdanesa, montó su primera fábrica de gomas de borrar. Dos años después se asoció con Milan, un mayorista barcelonés que, con sede en el Eixample Derecha, abastecía al país de artículos de papelería. El acuerdo preveía que Marcó se convertiría en el fabricante de las gomas, que se venderían bajo el nombre comercial de Milan. Fueron un éxito total. En 1930, de Palafrugell cada día salían camiones cargados de gomas en toda España.

De Palafrugell en el mundo

En 1940 Josep Marcó, el hijo del fundador, trasladó la producción de las gomas a una fábrica más moderna, ubicada en el mismo municipio. El objetivo del movimiento era incrementar la capacidad de fabricación para dar el salto al mercado internacional. En los años 50 las gomas Milan llegaron a las papelerías de Venezuela, Colombia y Chile. "Las utilicé en primaria, en bachillerato y en la universidad", rememora Carolina Luis-Bassa, venezolana y directora del máster de marketing de la UPF-Barcelona School of Management. "A mis hijos también los compré: aún recordamos con nostalgia el olor que dolían las gomas a principios de curso", confiesa. En 1956 las gomas también irrumpieron en los mercados belga, congoleño y turco.

En la década de los 60, cuando la tercera generación de Marcó entró en la empresa, la producción dio un paso adelante más: la maquinaria se automatizó, se abrió el mercado italiano y se estrenó la gama de gomas Nata, rodeadas por una característica celofán rojiza. A través de la participación en las ferias internacionales del sector, Milan se popularizó por toda Europa y América. "El primer punto fuerte de los productos Milan es la confianza que ha generado en los consumidores por su calidad y su durabilidad", analiza Luis-Bassa. Para la experta, valores como la lealtad y la nostalgia son dos de los palos sobre los que la compañía ha construido la marca. Sabiendo su capacidad para conectar emocionalmente con los consumidores, la compañía ha lanzado productos de merchandising como camisetas y gorras bajo el nombre 1918, para recordar su centenario.

Una marca diversificada

Esta colección especial del centenario no ha sorprendido a los consumidores habituales de la marca: desde hace 20 años, Milan vende otros productos. En 2003 se estrenó en el campo de los estuches; en 2005, en el de las calculadoras; en 2008, en el de las tijeras redondeadas; en 2009, en el de las máquinas de hacer punta; en 2010, en el de los bolígrafos; en 2011, en el de los lápices de colores... Hoy ofrecen un catálogo con más de 3.000 referencias de papelería. "Se ha diversificado de forma coherente, con productos de escritura, de dibujo y escolares", dice la experta. La estrategia les ha funcionado. "Vivimos en la era de la nostalgia: la escritura a mano vuelve a ser tendencia", concluye.

Las fechas clave
  • 1918

    Santiago Marcó cambia el negocio del corcho peal de las gomas de borrar

  • 1920

    Marcó se asocia con la distribuidora Milan, que le encarga fabricar sus gomas

  • 1940

    La segunda generación internacionaliza la empresa en Europa y en América

  • 1960

    Los nietos del fundador automatizan la producción y estrenan la gama Nata

  • 2003

    Empieza la diversificación con calculadoras, tijeras, bolígrafos, colores...

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