Industria

Los regalos de museos de todo el mundo se realizan en Barcelona

Ming Productions diseña muchas de las libretas y tazas que se encuentran en un millar de equipamientos culturales

El fundador y consejero delegado de Ming Productions, Benjamin Villa.
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BarcelonaMNAC, Picasso, Thyssen, Reina Sofía, Guggenheim, Tate, MoMa, Van Gogh, Munch… Todos estos museos tienen en común que los regalos que se venden se idean en Barcelona. Con una trayectoria de más de 30 años, Ming Productions es la empresa que diseña muchas de las libretas, imanes, peluches y tazas que se pueden encontrar en sus tiendas. Con fábricas en Badalona, ​​Montgat y Dallas (Estados Unidos), la compañía es el resultado de todas las ideas que puede llegar a tener Benjamín Villa, su consejero delegado y fundador.

Todo empezó con un encuentro en un bar con el nieto de Joan Miró, David Fernández Miró. Entre copas, salió la idea de hacer camisetas para venderlas en la Fundació Miró. En ese momento, los museos no se habían convertido ni en espacios tan populares como ahora ni tenían tan institucionalizadas cuestiones como la venta de recuerdos. Y los derechos de autor todavía no estaban muy regulados. Tal y como recuerda Villa, eran los bedeles los que podían vender algún souvenir, que no eran más que postales y diapositivas como las de antes.

Así nació Ming Productions, en manos de un estudiante que no se tomaba en serio los estudios de ciencias empresariales —aún le quedan asignaturas de primero—, pero que no dudaba de que tenía una vena artística. "El problema es que soy demasiado torpe", admite. Después de la Fundació Miró, vinieron el Museo Picasso, el Dalí y el Prado. Dos años después, España se le había quedado pequeña y se expandió hacia Francia y Reino Unido, y se hizo un hueco en el Louvre, el Pompidou y la Royal Academy of Arts. Actualmente, la empresa tiene presencia en un millar de museos de toda Europa, Estados Unidos, México, Japón, China o Australia. Sin olvidarse de los orígenes, ha preparado algún detalle para el 50 aniversario que celebra la Fundació Miró y también para la exposición que ha llevado hasta Tokio.

Pero no todo han sido camisetas con cuadros. La compañía catalana las acompañó de lápices y gomas de borrar.El grito de Munch, una bola de nieve de cristal con El hijo del hombre de Magritte o máscaras para dormir con los ojos de Frida Kahlo. "Hagamos un traje a medida", subraya un empresario que ha sabido adaptarse a las nuevas exigencias de calidad y sostenibilidad. Incluso, ha trabajado con el director de cine Pedro Almodóvar, y se ha encargado del merchandising de la película ¡Átame! Si tiene que elegir lo curioso que nunca ha hecho, no duda en escoger los recuerdos que ideó para el Museo del Sexo de Nueva York.

Para Villa, los recuerdos que diseña y fábrica, o "las chorraditas", como dice él, son "souvenirs de lujo". "Quienes compras en la Rambla, los puedes encontrar en cualquier ciudad del mundo. La diferencia está en las tiendas de los museos", defiende. Los tiempos han cambiado desde que empezó a venderlos. Ahora, ir a un museo es una parada obligatoria en cualquier viaje, tanto si a alguien le gusta mucho el arte como si no. "Y el visitante no puede llevarse ningún cuadro, pero sí una postal", remarca. Poco importa que no visite ningún museo en la ciudad de. tienda y no visitan las exposiciones

Para alguien que coge aviones para ver exposiciones donde esté y para quien las Pinturas negras de Goya son su Capilla Sixtina, es algo incómodo la muchedumbre de cabezas que se pueden concentrar hoy en día ante una obra —y el mar de móviles que se pelean por conseguir una instantánea borrosa de la pintura—, pero reconoce que las cosas ahora son así. Obviamente, las tiendas ya no quedan en manos de bedeles y se han convertido en una de las patas más importantes de los museos, también en lo que se refiere a los ingresos, aparte de los diferentes restaurantes y cafeterías que suelen tener.

Conseguir saber qué obras pueden convertirse en merchandising no es fácil y las oficinas de la empresa, junto al CaixaForum —donde también venden sus productos—, están llenas de libros de arte. Los trabajadores reconocen que hay artistas más sencillos que otros para plasmarlos en suvenires, pero prefieren no mencionarlos para no generar conflicto alguno. Eso sí, está claro que el arte conceptual es mucho más difícil de trasladar a una camiseta y también que hay pintores que pueden parecer muy asequibles, pero que tienen obras imposibles de realizar comerciales.

Ampliar las fábricas en Barcelona y EE.UU.

Una vez diseñado el recuerdo, es necesario producirlo. "Nos encargamos de todo, de principio a fin", señala Villa. En Montgat tiene una fábrica donde se hacen los productos de porcelana, mientras que en Badalona se crean las libretas, los imanes y los lápices. Más lejos, se encuentra la planta de Dallas, dedicada a dar servicio a los 400 museos que existen en Estados Unidos. También fabrican a través de terceros en países como Alemania, China, India y Corea del Sur. En un escenario de guerra arancelaria, Ming Productions prevé ampliar sus plantas en Barcelona y Dallas para no depender tanto de Asia, aunque reconoce que hay productos que solo se encuentran allí.

Con una plantilla de 80 trabajadores, la compañía facturó siete millones de euros en 2024 y espera crecer este ejercicio. Con la última crisis económica, empezó a aparecer más competencia y el paro mundial por el cóvido fue uno de los momentos más duros que vivió la empresa. Estuvieron a punto de cerrar.

La pandemia parece ahora muy lejana, pero la compañía está diversificando la cartera por si acaso. Con toda la experiencia acumulada en souvenirs artísticos, han detectado un nuevo nicho de mercado con mucho campo por recorrer: los regalos que hacen las empresas. Todo el mundo acumula bolígrafos que no funcionan o lápices de memoria que molestan. Es aquí donde la empresa barcelonesa quiere introducir productos personalizados que dejen un buen sabor de boca y, a ser posible, que sean bonitos.

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