Tres de cada cuatro inquilinos de Barcelona, sin opciones de comprar una vivienda

BarcelonaLa gran mayoría de inquilinos de Barcelona no pueden comprarse una vivienda en la ciudad porque no tienen la renta suficiente ni los ahorros. Concretamente, el 82,3% de los inquilinos no tiene el dinero necesario para pagar una entrada y el 72,7% no dispone de los ingresos mínimos para que la cuota hipotecaria no supere el 40% de su renta. Así, casi tres de cada cuatro inquilinos no tienen ninguna opción para comprar una propiedad.

Son datos del informe anual de 2024 publicado este jueves por el Observatorio Metropolitano de la Vivienda (OHB), que analiza la asequibilidad de la vivienda y las dificultades para acceder, dos variables diferentes para analizar los efectos que se derivan de "la tendencia a la separación" entre los ingresos medios de los hogares y el precio medio de la vivienda. El estudio concluye que pese a los esfuerzos redistributivos de la renta que se producen en otros ámbitos del estado del bienestar, los pagos relacionados con la vivienda "las contrarrestan y revierten de forma muy notable". Este mismo jueves, el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha situado a la vivienda como el principal problema de España, por delante del paro, la crisis económica y la política.

La vivienda eleva el riesgo de pobreza

En el ámbito de la asequibilidad, el informe detalla que el esfuerzo a la hora de pagar una vivienda en la Cataluña contemporánea tiene varios impactos. Por un lado, crea una situación de sobrecarga –es decir, obliga al hogar a destinar a la vivienda más del 40% de los ingresos–, que afecta al 38,7% de hogares inquilinos, y tiene especial impacto en adultos menores de 65 años y en los hogares monoparentales. Para el conjunto de inquilinos de Barcelona, ​​la tasa de sobrecarga asciende al 44,5%.

Por otro lado, el esfuerzo por pagar la vivienda también impacta en la pobreza: la tasa de riesgo de pobreza es del 25,5% después del pago en el conjunto del ámbito metropolitano, seis puntos por encima de la tasa de riesgo de pobreza convencional (antes de pagar la vivienda). En Barcelona, ​​esa tasa crece hasta el 29,8%, ocho puntos por encima de la convencional.

Estos dos impactos –la situación de sobrecarga y el riesgo de pobreza– provocan un aumento del riesgo de exclusión residencial, que afecta al 11,7% de la población catalana y al 16,9% de la de Barcelona. Si lo segmentamos por colectivos, los hogares inquilinos a precio de mercado (36,2%) y los hogares monoparentales (41,5%) son los más afectados.

Ingresos y ahorros, un doble problema

A la hora de evaluar la accesibilidad a la vivienda, el informe también recoge las dificultades de los catalanes de acuerdo con dos variables: la situación de sobrecarga –que se da cuando el esfuerzo por pagar la vivienda es superior al 40% de los ingresos– y la capacidad de ahorro.

En el caso del esfuerzo, el año pasado el 34,6% de los inquilinos catalanes que no tenían una vivienda en propiedad estarían excluidos de la posibilidad de acceder a una nueva vivienda de alquiler a precio medio en el mismo ámbito territorial. Un dato que asciende al 63,8% para los residentes en Barcelona. A la hora de acceder a una vivienda de compra, esta dificultad se agrava: es del 33,4% en Cataluña y del 72,7% en la ciudad de Barcelona.

Respecto a la capacidad de ahorro, las dificultades son incluso superiores: un 55,8% de los individuos residentes en hogares inquilinos en Cataluña que no son propietarios no tendrían la posibilidad de acceder a una vivienda de segunda mano. En la capital catalana, esta cifra asciende al 82,3%.