La invasión rusa destruirá casi la mitad de la economía ucraniana
Uno de cada cinco ucranianos vivirá con menos de 5,5 dólares al día
La economía de Ucrania quedará reducida este año a casi la mitad de lo que era antes de la invasión rusa. Según estimaciones del Banco Mundial, este 2022 el producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la actividad económica de un territorio) del país se desplomará un 45,1% en comparación con el 2021, un dato que no incluye la destrucción de infraestructuras.
En cuanto a Rusia, el organismo espera que las sanciones provoquen una contracción de su economía de un 11,2% en 2022. De hecho, el Banco Mundial también prevé recesiones en Bielorrusia, el principal aliado de Moscú y también afectado por sanciones, y en Moldavia, el país vecino de Ucrania, donde la región de Transnistria lleva décadas bajo ocupación rusa. Los dos estados verán una reducción de la actividad económica del 6,5% y el 0,4%, respectivamente.
Otros países que caerán en recesión son algunas de las antiguas repúblicas soviéticas asiáticas, como por ejemplo Tayikistán y Kirguistán, con vínculos comerciales y económicos muy estrechos con Rusia y que sufrirán de rebote el efecto de las sanciones impuestas por la OTAN y otros países occidentales contra Moscú.
El Banco Mundial ha publicado este lunes (todavía domingo en EE.UU.) un informe titulado Guerra en la región, en el cual actualiza las previsiones macroeconómicas de los países de Europa y Asia Central. El documento prevé una caída del PIB del conjunto de países del 4,1%, a pesar de estar focalizada en los estados en guerra y los países aliados del Kremlin, sobre todo los de Asia Central. Entre los estados de la Unión Europea se mantendrán los crecimientos positivos, pero a un ritmo inferior al previsto antes del estallido del conflicto.
El primero de los impactos sobre Ucrania es en el campo humanitario. "La guerra ha provocado una de las crisis de refugiados que han crecido más rápidamente desde la Segunda Guerra Mundial, con más de cuatro millones de personas, la mitad de ellas niños, que han huido de Ucrania en un mes". A estos hay que añadir unos 6,5 millones de desplazados internos, según indica el documento. Según el texto, un tercio de la población ucraniana "requiere asistencia humanitaria de emergencia". "La guerra en Ucrania se suma a las crecientes necesidades humanitarias globales de otras crisis, incluyendo las de Yemen, Afganistán, Somalia, Sudán del Sur y Birmania", concluye.
Como era de esperar, la catástrofe humanitaria tiene derivadas económicas directas: la proporción de la población de Ucrania que pasará a vivir bajo el umbral de la pobreza, que el Banco Mundial sitúa en 5,5 dólares por persona al día, saltará del 1,8% del año pasado al 19,8% en 2022. Aun así, si la guerra se alarga la cifra podría llegar al 30%. Además, un 59% de la población está en riesgo de caer en una situación de pobreza.
"La guerra ha destruido una cantidad crítica de infraestructuras productivas, incluyendo vías férreas, puentes, puertos y carreteras, cosa que hace imposible la actividad económica en grandes franjas de territorio", indica el estudio. Este hecho se ha vuelto más evidente en las últimas semanas del conflicto, cuando las tropas rusas empezaron a bombardear indiscriminadamente zonas de viviendas e industrias clave, una vez quedó claro que el impulso militar inicial les sería insuficiente para controlar Kiev o para forzar una caída del gobierno.
El Banco Mundial aprecia que el valor de las infraestructuras dañadas por el conflicto sube a 100.000 millones de dólares, citando fuentes publicadas por las Naciones Unidas. Esta cifra equivale a dos terceras partes del PIB ucraniano del 2019, antes de la invasión y de la pandemia.
"El comercio de bienes se ha estancado de golpe, puesto que las rutas de tránsito bloqueadas impiden el movimiento por tierra de bienes mientras que la pérdida de acceso al mar Negro ha cortado la mitad de las exportaciones de Ucrania y el 90% de su comercio de cereales", apunta el Banco Mundial. Ucrania y Rusia son dos de las primeras potencias mundiales en producción de grano, que en el caso ucraniano se exporta en gran parte a través de los puertos del sur, sobre todo el de Odessa, la tercera ciudad del país, actualmente afectada por el bloqueo naval impuesto por la marina rusa, que no deja entrar ni salir barcos. A esta incapacidad exportadora hay que sumar que "la temporada de plantación y cosecha han quedado interrumpidas" por culpa de los combates, explica el informe.
Además, la guerra también tendrá efectos negativos a largo plazo a través de la educación y la formación, puesto que las generaciones en edad escolar y los universitarios sufrirán fuertes disrupciones –o directamente cancelaciones– del calendario, que se añaden a las pérdidas acumuladas durante la pandemia.
Las sanciones castigan Rusia
La guerra también tiene un efecto negativo sobre la potencia agresora, a pesar de que muy inferior al que sufre Ucrania y por razones diferentes. El informe considera que las sanciones impuestas por Occidente harán más daño a la economía rusa que el esfuerzo de la guerra o las considerables pérdidas militares que Moscú está sufriendo sobre el terreno. "Las sanciones han deteriorado los considerables amortiguadores macroeconómicos de Rusia y han impactado en el comercio, las finanzas y la confianza", asegura el Banco Mundial. No obstante, de momento Europa aún no ha sancionado las empresas energéticas rusas, las principales exportadoras del país, por la gran dependencia del gas y el petróleo rusos que tienen países como Alemania.
A pesar de no afectar al sector energético, el impacto de las sanciones sobre la actividad económica no es en absoluto despreciable, según el organismo: "Se espera que la demanda interna esté deprimida, puesto que las pérdidas de trabajos y renta, la pobreza creciente, la inflación y las disrupciones en el abastecimiento reducirán el consumo", afirma el informe. Y añade: "La inversión continuará cayendo por la pérdida de inversión extranjera, escasez de provisiones, disrupciones del comercio, proyecciones económicas débiles, capacidad de crédito reducida y elevados tipos de interés".
En este sentido, el estudio apunta que el sector financiero ruso es "vulnerable" a shocks causados por las sanciones y posibles quiebras o pánicos bancarios provocados por la devaluación del rublo y la escasez de moneda extranjera. Además, el hecho de que los países occidentales hayan bloqueado la mitad de las reservas de dólares, euros y otras divisas que el estado ruso tiene en bancos extranjeros ha puesto presión sobre la deuda rusa, de forma que el Kremlin podría entrar en suspensión de pagos al no cumplir sus obligaciones con los acreedores internacionales.