Turismo

"En invierno somos más de 20.000 habitantes y durante el año, 1.850"

Pueblos como Naut Aran viven de cerca el difícil equilibrio entre turismo y vivienda de la Catalunya que más creció en el 2022

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BarcelonaEn el Valle de Boí existe una clara oportunidad de negocio: la gestión forestal de los bosques. Pero la capital de la Alta Ribagorça no puede atraer a ninguna empresa para que se ocupe de ella. "Todo el desarrollo que quieras hacer aquí para diversificar la economía es imposible", explica al ARA su alcaldesa, Sònia Bruguera.

El motivo es la falta de vivienda disponible para dar cabida a los trabajadores. El sector de la nieve también lo vive de cerca: hay viviendas para los esquiadores, pero los monitores de esquí tienen dificultades para encontrarlas. La Vall de Boí tiene 1.090 habitantes y 400 viviendas de uso turístico. Siete de cada diez casas son segundas residencias.

Es un caso concreto de la realidad que vive la Cataluña que más crece. Impulsadas por el turismo, la restauración, el comercio al por menor y el ocio, el Vall d'Aran, la Alta Ribagorça y la Cerdanya son las tres comarcas catalanas que más crecieron en el 2022. Lo hicieron gracias a la recuperación de este sector tras los estragos de la pandemia.

Relació entre les comarques que més creixen i les que tenen una proporció més alta d'habitatges d'ús turístic
Taxa de creixement anual del valor afegit brut (VAB) el 2022 i percentatge de segones residències sobre el total d’habitatge el 2021

Un equilibrio complicado

"Hay todo un debate en estas comarcas. Quienes tienen negocios allí se quejan de que cuando deben llevar trabajadores a vivir allí porque los necesitan, el gran problema es la vivienda: o los precios están por las nubes o están ocupados para otros usos, como segundas residencias o viviendas de uso turístico", explica al ARA el presidente de la comisión de economía catalana del Colegio de Economistas de Cataluña, Josep Reyner.

El municipio de Naut Aran es un otro caso paradigmático: "En invierno somos más de 20.000 personas y durante el año, 1.850. Aquí tenemos a Baqueira Beret", explica al ARA su alcalde, César Ruiz-Canela. Las viviendas de segunda residencia multiplican por cinco las de uso habitual, lo que lo convierte en el municipio con mayor proporción de viviendas no principales. "Nosotros tenemos más de 1.150 viviendas de uso turístico. Aquí vienen uno o dos meses por temporada, y alquilan la segunda residencia una semana a 10.000 o 15.000 euros y hacen el dinero para todo el año. El resto del año está cerrada", explica el alcalde.

La Generalitat se puso manos a la obra la semana pasada: 262 municipios de Cataluña tendrán que justificar en su planeamiento urbanístico si pueden dar cabida a las viviendas de uso turístico, con un máximo de 10 pisos por cada 100 habitantes. En Cataluña hay 47 municipios que superan este tope: entre ellos el Valle de Boí y Naut Aran, que de entrada tendrán que cerrar 300 y 1.000, respectivamente.

"Estamos llegando a los límites del modelo que hemos hecho los últimos 20 años, el de una economía fuertemente terciarizada que ha basado su crecimiento en unos determinados sectores con poco valor añadido, pero muy extensivos en mano de obra: ha permitido dar empleo y atraer a población de fuera", añade Reyner.

Una decisión política

Para el catedrático de economía de la UPF José García Montalvo, se trata de una decisión política que puede pasar por hacer de la construcción una cuestión menos restrictiva para que haya más casas. "Tienes que priorizar, la política económica es priorizar", añade, y recuerda que esto hace tiempo que pasa en Eivissa: las casas las ocupan los turistas o la gente que trabaja para ellos.

"Tenemos un solar en el que en el suyo día intentamos que hubiera algún promotor para hacer viviendas, pero aquí, como se necesitan elementos de aislamiento, no hay nadie que quiera hacer vivienda social porque los precios de construcción son mucho más caros.A menos de 1.500 euros el metro cuadrado es imposible construir. No hay ningún promotor que quiera hacer promoción", explica el alcalde de Naut Aran. El municipio ha remodelado ahora la antigua escuela para hacer viviendas sociales para la gente del pueblo.

Sobre el nuevo decreto de la Generalitat para poner freno a la proliferación de los pisos turísticos, los alcaldes del Vall de Boí y de Naut Aran ven con buenos ojos la iniciativa, pero están a la espera de cómo se empieza a aplicar, ya que uno de los problemas son los pisos turísticos ilegales: porque están en negro o porque no cumplen la regulación.

Forzados a marchar del territorio

Para Nathan Garcia, del Sindicato de Alquiladores de la Cerdanya, la tensión entre este modelo económico y la vivienda provoca que muchos habitantes de la comarca no puedan arraigar: "Son trabajos que no tienen continuidad, trabajas cinco o seis meses al año y tienes que buscarte la vida como puedas. Esto te impide vivir", explica al ARA. Después de toda una vida en la Cerdanya, se ha visto obligado a vivir en la Catalunya interior porque no puede pagarse una vivienda. "Conozco a mucha gente que ha tenido que marcharse", añade.

Esta tensión no es exclusiva del Pirineo. Entre las comarcas que más crecieron en 2022 se encuentran el Alt Empordà, el Baix Empordà y el Baix Penedès, con incrementos de su valor añadido bruto (VAB) –un indicador similar al producto interior bruto (PIB) con el que se mide el volumen de una economía – superiores al 7%. Asimismo, son de las comarcas que tienen una mayor proporción de segundas residencias sobre el total del parque de viviendas, por detrás del Vall d'Aran, la Cerdanya, el Pallars Sobirà y la Alta Ribagorça. De los 10 municipios con mayor proporción de pisos turísticos por habitante, ocho están en el Empordà.

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