"¿La luz la necesita cálida o fría?"
La tienda de iluminación Monsó y Benet, ahora inmersa en plena campaña de Navidad, vende cada vez más a particulares por el declive del sector
BarcelonaNo está tan lejos el tiempo en el que podremos iluminar grandes espacios sin necesidad de tener ni una sola toma de corriente eléctrica. De hecho, ya es bastante posible. Luces led con imanes o pegatinas incorporadas que se pueden ubicar fácilmente y que llevan batería recargable incorporada. Se venden muchísimos porque resuelven situaciones antes complicadas si no se disponía de enchufes o era necesario recurrir a los enfadadores alargadores. Es uno de los productos que en Monsó y Benet han multiplicado ventas. Nos lo cuenta Isabel Benet Monsó, el actual responsable junto a su marido Xavier y su primo Jordi. Representa a la tercera generación de este irreductible de la iluminación en Barcelona, que ocupa casi toda la superficie de una de las esquinas de Muntaner con Consell de Cent. La cuarta, Anna, la hija de Isabel y Xavier, también está implicada. Se encuentran inmersos en plena campaña de ventas de Navidad y los diez trabajadores de la empresa echan humo. ¿Cuál es el producto estrella de temporada? Uy, hay varios. Por lo general, todo el campo de las luces de Navidad. Desde las que se ponen en el árbol, en el pesebre o sobre el mueble de la entrada hasta las cortinas de luz que adornan escaparates, separan los espacios del restaurante o dan la bienvenida a la oficina.
Dan mucho servicio al gremio de la restauración, bares y restaurantes –"¡Ahora que hay tantos!"– para su iluminación e interiorismo, también decoradores inmersos en proyectos y, sobre todo, particulares para su domicilio o lugar de trabajo. Y también, claro, la clientela callejera, el cliente que necesita un interruptor nuevo, cambiar el cable o renovar la tuerca oxidada de una lámpara. Hasta hace unos años hacían venta al mayor, pero este segmento cada vez ha ido menguando más porque las tiendas de iluminación como Monsó y Benet son cada vez menos habituales. Han ido cerrando todas. También en ciudades y pueblos del país.
La venta por internet y las grandes superficies se lo comen todo. También los bazares. "La gran mayoría de nuestros clientes lo que quieren es un buen consejo, un asesoramiento profesional", destaca Isabel. "Ir a un bazar es fácil, pero será difícil que puedan satisfacerte determinadas inquietudes". Como por ejemplo, si quieres una iluminación para el dormitorio o para la sala de estar. Si tiene el tono y la intensidad justos para cuando, por ejemplo, tienes que maquillarte o cuando quieres leer un rato antes de ir a dormir. O por si necesitas levantarte de la cama a medianoche para ir al baño. "Viene mucha gente desesperada porque no saben dónde encontrar tal o cual pieza que necesitan". "Si no lo tienen en Monsó y Benet seguramente no lo encontrarás", es una sentencia habitual que encamina los pasos de lo desesperado hasta ese local centenario del corazón del Eixample.
Abrió a principios de los años diez del siglo pasado gracias al espíritu emprendedor de Amparo Monsó y Vicente Monsó, los abuelos de Isabel, que habían venido de Valencia con el oficio de fontanería bien aprendido. Se establecieron primero en la calle Mallorca y un tiempo después en el emplazamiento actual. Hay una deliciosa historia relacionada con los primeros años del negocio. Como además de ofrecer servicios en el terreno de la iluminación eran fontaneros, montaron un cuarto de baño en el escaparate. Por la noche corrían la cortina y aprovechaban para ducharse.
La segunda generación estaba formada por Montserrat Monsó y Joan Monsó, que continuaron con el negocio. De hecho, Montserrat, la madre de Isabel, todavía se dejaba ver por el negocio hasta poco antes de morir, este agosto, a los 98 años. Esta segunda generación vio claro que era necesario ampliar el negocio a la venta al mayor. Y crearon una línea propia de material eléctrico que les llevó a viajar por todo el Estado. Unos años de sacrificio que dieron frutos y tiempos de prosperidad. Hasta la fecha, en la que ya no sale a cuenta la fabricación propia debido a la gran competencia de la importación oriental. Por suerte, todavía se siguen necesitando enchufes, reguladores, tuercas, anillas, argollas, flexos, pantallas, regletas, apliques... Todavía hay viejas luces que heredas de los padres o de los abuelos y que te hace ilusión poner al día.
Las bombillas, claro, hoy son obligatoriamente de bajo consumo. También cuando toca ventiladores y cuando toca calefactores. Ahora es época de esos segundos. Y no escapan de la gran plaga del cliente que dice "¿puedo hacerle una foto y ya volveré?". Seguramente este cliente no volverá. Después de todo el asesoramiento que ha recibido en la tienda, comprará a Amazon lo que necesita. "Pronto no quedarán tiendas en los barrios", se lamenta Isabel. Pero en Monsó y Benet, de momento, la actividad no se detiene. "¿La luz la quiere cálida o fría, brillante o rojiza?".