La Cámara de Comercio cifra en unos 1.000 M€ el impacto de los aranceles en Cataluña
La guerra comercial restará unas tres décimas en el crecimiento del PIB catalán
BarcelonaLa Cámara de Comercio de Barcelona estima que la guerra comercial iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tendrá un impacto de unos 1.055 millones de euros sobre la economía catalana este año, lo que equivale a unas tres décimas del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide el tamaño de una economía) catalán.
A pesar de tratarse de un impacto importante, el hecho de que EEUU no sea uno de los mercados más grandes para las empresas exportadoras catalanas —el país norteamericano representó en 2024 aproximadamente un 4,3% de las exportaciones de bienes catalanas— hace que Cataluña pueda mantener cifras de crecimiento de la actividad económica muy superior a las de la Europea2.
En este sentido, el presidente de la Cámara, Josep Santacreu, resaltó este martes la "resiliencia notable" del tejido productivo catalán respecto a los incrementos arancelarios y recordó que esta nueva guerra comercial mundial "nos coge en un momento mejor que otras economías y que en otros momentos de nuestra historia". "La dinámica es muy buena", añadió.
De hecho, la Cámara auguró el pasado mes de febrero que la economía catalana crecería un 2,7%, un dato que habría revisado al alza, hasta el 3%, pero que a causa del impacto arancelario dejará sin cambios. De cara a 2026, el ente cameral espera un crecimiento del PIB catalán del 2,4%, que sin los aranceles habría sido del 2,6%. Estas cifras son destacadamente superiores a la media de la UE, donde la tasa de crecimiento estará en torno al 1% en 2025 según la mayoría de estimaciones, con cifras más bajas en el caso de las grandes economías del continente, como Alemania, Francia o Italia.
El director de servicio de estudios de la Cámara, Joan Ramon Rovira, ha destacado que, pese a los estudios que se puedan ir elaborando por parte de las instituciones económicas, "todo es posible", ya que existe un "enorme margen de incertidumbre" sobre la evolución de las tensiones comerciales entre EEUU y el resto del mundo. Habrá que ver, ha dicho, cómo evolucionará el tipo de cambio entre el euro y el dólar, el precio del petróleo y si las negociaciones entre Bruselas y Washington acabarán con una reducción o una nueva subida de las tarifas. Sin embargo, Rovira ha recordado que, pese a desacelerar el crecimiento global, "no se prevé" que la guerra comercial derive en una recesión mundial.
Rovira ha destacado que, aranceles al margen, todos los sectores de la economía crecen a un buen ritmo desde hace dos años y que la tendencia se mantendrá. Esta buena marcha se fundamenta en la creación de empleo y los incrementos salariales, que "sustentan el consumo de las familias". Asimismo, el economista ha destacado que ha habido "un importante crecimiento de la productividad del trabajo en los últimos tres años" que este año se moderará. Este crecimiento se debe a un aumento de "la inversión productiva", que se ha financiado gracias al recorte del coste del crédito por parte del Banco Central Europeo.
En este aspecto, Rovira ha destacado que las exportaciones catalanas han podido seguir creciendo en valor, pese a estar estancadas en volumen, lo que significa que se venden al extranjero productos de mayor valor añadido. Además, lo han hecho en un contexto en el que la mayoría de economías europeas (también el resto de España) han visto cómo se les caía o se les estancaba el comercio exterior.
Sin embargo, el punto negativo es que la guerra comercial ha afectado a la confianza empresarial, que se ha derrumbado a partir del segundo trimestre de este año por las tensiones arancelarias, y que puede afectar negativamente tanto a la contratación como a la inversión empresarial en un futuro inmediato.
Los sectores más afectados
De los 1.055 millones de euros de impacto estimados por la Cámara, unos 281 millones serán directos en exportaciones a EE.UU. perdidas, mientras que los 774 millones restantes son pérdidas por exportaciones secundarias (productos intermedios o de equipamiento que van a otros países y de allí se exportan a Estados Unidos).
Aunque, en general, la economía catalana podrá resistir sin demasiados obstáculos la guerra comercial, hay sectores donde el impacto sí será más importante. La exportación de productos químicos es la que sufrirá más en volumen, con una pérdida estimada de 85 millones de euros, seguida por los bienes de equipo (sin material de transporte) y la alimentación no preparada, con reducciones de 62 millones y 47 millones, respectivamente, según los cálculos de la Cámara asumiendo que los aranceles se mantendrán en el 10%. Los sectores con tarifas del 25%, como la automoción y el acero, también registrarán caídas de las exportaciones notables, pero inferiores en valor a las citadas.
Sin embargo, la automoción —uno de los motores exportadores de Cataluña— tiene una dependencia baja del mercado norteamericano. Por el contrario, la perfumería, el aceite de oliva y el sector vinícola sí tienen un mayor grado de dependencia de EEUU, ya que una mayor proporción de sus exportaciones se dirige a este país, algo que también ocurre con la química y la industria productora de maquinaria.