Rentas altas y extranjeros: ambas caras tras la debilidad del consumo
El Banco de España constata menos gasto de los hogares en bienes duraderos como electrodomésticos o automóviles
MADRIDEl consumo de los hogares seguirá siendo el principal motor de la economía española en el horizonte del medio y largo plazo. De hecho, lo ha sido ya en muchos ciclos económicos –es uno de los pilares fundamentales para un crecimiento robusto y sostenible–. A pesar de su recuperación desde que se salió de la pandemia de la cóvid-19, el comportamiento del consumo medio por hogar es más "modesto" de lo previsto, sobre todo durante la primera mitad del año, teniendo en cuenta el evolución de otras variables macroeconómicas, como son los niveles de empleo o cuya renta disponen las familias.
Así lo ha apuntado el Banco de España esta semana durante su presentación de unas nuevas proyecciones macroeconómicas. En su último informe, el organismo supervisor apunta que entre los factores que explicarían esta "debilidad" existe un impacto más adverso del previsto de la subida de los tipos de interés, así como un "efecto negativo" fruto de los "cambios que se están produciendo en la composición de los hogares españoles". Sin embargo, en particular el organismo señala que el comportamiento de las rentas altas y el gasto de la población extranjera son dos de las principales caras que ayudan a entender esta fotografía.
De entrada, debe tenerse en cuenta que justo después de la publicación del Banco de España, el Instituto Nacional de Estadística ha revisado al alza las variables de los últimos ejercicios y ha detectado que el consumo de los hogares ya habría recuperado los niveles prepandemia en 2023. En cambio, según las últimas proyecciones del organismo supervisor, si se observa por grupos de población por edad, el consumo medio por hogar continúa por debajo de los registros previos a la pandemia (año 2019) en todos los grupos. En el único caso en el que el Banco de España ha detectado que se han recuperado los niveles de consumo es en aquellos hogares en los que el cabeza de familia tiene 65 o más años. La renta de este colectivo ha crecido más que la media de la población fruto, sobre todo, de la revalorización de las pensiones. Al mismo tiempo, se trata de un grupo de población que suele gastar mucho más en bienes de primera necesidad y, por tanto, es más difícil que pueda evitar gran parte del gasto que hace.
Dos caras de una misma moneda
Más allá de ello, el Banco de España ha detectado que la actual debilidad del consumo es especialmente "pronunciada" entre aquellos hogares en los que el cabeza de familia es de nacionalidad extranjera y los hogares con rentas más altas. Sin embargo, los motivos que han conducido a ambos colectivos a gastar menos son diferentes.
Por lo que se refiere a la población extranjera, su consumo es todavía un 5% inferior al nivel prepandemia, según los datos del Banco de España. De entrada, este colectivo suele tener unos ingresos menores y en un momento de crisis de precios como el vivido en los últimos años se ve abocado a restringir el gasto básico. Sin embargo, el Banco de España también ha detectado que aunque es habitual que las remesas de un país crezcan cuando crece la población extranjera, como está ocurriendo en el Estado, también están creciendo las remesas (envíos de dinero a los países de origen) en términos per cápita: se ha pasado de 180 euros por persona en 2019, a 220 en 2023. "También pueden estar disponiendo de más ahorro [y gastando menos] que destinan a otros usos, como enviar remesas a los sus países", apuntaba Carlos Thomas, director general adjunto de economía e investigación del Banco de España.
En cuanto a los hogares con mayor renta, el Banco de España vincula la caída del consumo a un incremento del ahorro que se está utilizando para invertir en cuestiones como el sector inmobiliario. En este caso, hay que tener en cuenta que las rentas elevadas tienen mayor margen en cuanto a la restricción del gasto de bienes complementarios, como el ocio y la cultura o ciertos bienes duraderos. "En consonancia con esta dinámica, la evolución reciente del crédito al consumo ha sido menos expansiva en los hogares con mayores ingresos", destaca el propio Banco de España. El ente hace incluso una simulación entre el consumo medio por hogar con el que cerró el 2023 respecto al 2019, y el consumo medio por hogar si la evolución del gasto de las rentas altas hubiera sido mucho más positiva. En este segundo caso, la brecha entre 2023 y 2019 se habría quedado en un 1%, mientras que actualmente se sitúa en un 3%.
Cambio de hábitos
Otras razones que explican el grueso de la brecha entre el nivel de consumo medio por hogar que se registraba antes de la pandemia y la actual es la caída del gasto de las familias en bienes duraderos y semiduradores, tales como electrodomésticos, muebles y, sobre todo, automóviles. De hecho, según el análisis del Banco de España, el único gasto que se mantiene por encima de los niveles prepandemia es el vinculado a los bienes de primera necesidad, mucho menos prescindibles para las familias. "A diferencia del ocio, los alimentos no pueden sacarse de la ecuación".
En cualquier caso, en un contexto de crisis de precios y erosión de las rentas, existe una redistribución de la cesta de la compra. "Se ha visto con el aceite de oliva", recuerda el secretario general del Colegio de Economistas de Catalunya, Àngel Hermosilla, en el ARA. Asimismo, Hermosilla apunta que el consumo es una de las variables "más volátiles". "Los cambios [en el consumo] son constantes porque cambian las necesidades, la riqueza de la población... Pero lo que está claro es que va a seguir siendo una parte fundamental del PIB", concluye.