Laboral

Tres razones que explican por qué la brecha de género va más allá de los salarios

Una tríada de economistas expone cómo la desigualdad perjudica la participación laboral de las mujeres o su salud

Iniciativas que reducen la brecha de género laboral
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BarcelonaCuando hablamos de brecha de género —y de las desigualdades que separan a hombres y mujeres en el ámbito laboral— puede parecer que el único dato importante sea el 19,5% que ellos cobran más que ellas en Cataluña. Pero esta distancia y las consecuencias que comporta tienen un alcance mucho mayor; y así lo han reflejado este miércoles en un acto moderado por el periodista del ARA Antoni Bassas y organizado por la Fundación La Caixa la tríada de economías especializadas en cuestiones de género Lídia Farré, Libertad González y Judit Vall. Las tres académicas han expuesto distintos estudios y argumentos para entender que la brecha de género va mucho más allá de los salarios.

Tasa de empleo

Farré, que es científica titular en el Instituto de Análisis Económico (IAE-CSIC), ha recordado que hay otros muchos flancos donde hay discrepancias entre la situación de los hombres y la de las mujeres, empezando por la tasa de empleo. Mientras el 68% de las mujeres en edad de trabajar tienen un trabajo, este porcentaje es siete puntos superior en el caso de los hombres, con un 75%. "El 74% de los trabajos a tiempo parcial los ocupan mujeres y mayoritariamente [un 87%] son ​​ellos los que interrumpen su carrera profesional para hacerse cargo de los hijos", ha explicado Farré. La experta ha remarcado que existe "un cóctel de factores que hace que las desigualdades sigan persistiendo y que sean importantes en el día de hoy". Por ejemplo, ha mencionado que sólo el 39% de las posiciones directivas estén ocupadas por mujeres, versus el 61% de los hombres.

"La igualdad de género es mucho más que una cuestión de justicia social, también lo es de eficiencia económica y queremos enfatizar este aspecto", ha añadido Farré. La investigadora ha citado un reciente estudio realizado en Estados Unidos que demostraba que el cambio en la participación laboral de las mujeres entre 1960 y 2010 podía explicar entre el 20% y el 40% del crecimiento del PIB. "El hecho de que las mujeres aprovechen su talento para realizar ciertas profesiones a las que no tenían acceso ha contribuido a la evolución de la economía", ha dicho.

Salud

La profesora de Economía de la UB e investigadora del IEB, Judit Vall, ha incidido sobre otro efecto negativo que no suele tener demasiada visibilidad: la infrafinanciación y la falta de datos sobre todo lo relacionado con la salud de las mujeres. "Desde 2000 los efectos adversos de los medicamentos afectan a un 52% más a las mujeres; ya los serios o mortales, a un 36%", ha advertido. La académica ha criticado que haya un sesgo en la efectividad de los tratamientos que perjudica a las mujeres ya las barreras que sufren para obtener un diagnóstico real. Así pues, citó un estudio presentado en Dinamarca que señalaba un retraso de 2,5 años más en diagnóstico del cáncer en mujeres respecto a los hombres, y de 4,5 años más en el caso de la diabetes.

Vall ha recordado que estas desigualdades en el ámbito de la salud tienen un impacto económico, ya que estos episodios de enfermedad comienzan sobre todo durante la etapa laboral de las mujeres de entre 20 y 65 años. Según las últimas estimaciones citadas por el economista, si se eliminaran estas diferencias esto supondría un aumento del 1,7% del PIB mundial y la economía del planeta crecería en un billón de dólares hasta el 2040. "Las mujeres participarán más en el mercado laboral, dependerán menos de los sistemas de seguro público y podremos reducir su pobreza".

Rol en el hogar

La catedrática de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) Libertad González ha recordado que mientras las mujeres están por detrás en la estadística de participación laboral, siguen asumiendo más horas de trabajo no remunerado en el hogar que los hombres. "De media dedican once horas más a la semana que los hombres al cuidado de los hijos y otras cuatro horas en las tareas domésticas", avisó citando un estudio publicado con Farré con muestras de 4.000 familias con criaturas de todo el Estado. En este sentido, ha destacado que "la tasa de natalidad ha caído muchísimo" y ha pasado de 2,2 hijos por mujer en 1980 al 1,6 en 2022. González ha relacionado este bajón con la combinación de dos hechos: las mujeres trabajan más y los hombres no han aumentado demasiado su participación en los cuidados. La experta también ha indicado que una mayor igualdad de género en los hogares podría contribuir a incrementar la tasa de natalidad, lo que tendría beneficios "indudables" sobre el conjunto de la economía.

Muchas de estas diferencias, sin embargo, tienen que ver con roles sociales que todavía se perpetúan. "Propongo que al igual que hay cada vez más referentes de éxito profesional para las mujeres y se han roto ciertos estereotipos, deberíamos hacer lo mismo con los hombres y proporcionar referentes de cuidado a los chicos jóvenes que no tienen modelos a seguir, tal y como animamos más a las chicas a estudiar matemáticas", ha sugerido González.

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