Automoción

Nissan reabre el tabú sobre la industria militar en Catalunya

Los sindicatos lamentan que se haya descartado Tess Defence como candidata a sustituir la automovilística

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Un vehículo blindado como los que ha comenzado a construir Tess Defence

BarcelonaTess Defence. Seguramente su nombre no les suena de nada, pero es la empresa que esta semana ha enfrentado la Generalitat y los sindicatos en las negociaciones sobre el futuro de las tres plantas que Nissan deja en Catalunya. Tess Defence era una de las candidatas a instalarse en la fábrica de la Zona franca para dedicarse a hacer mantenimiento de vehículos militares. Y decimos era porque finalmente el viernes al mediodía la mesa de reindustrialización, que tiene que decidir quién ocupará el lugar de la automovilística japonesa, la descartó definitivamente de esta carrera.

Durante la semana el conseller de empresa, Roger Torrent, insistió en que Tess Defence no era una opción para Nissan. “Más allá de las connotaciones de carácter ético y de fondo, no se adecúa ni por circunstancias técnicas ni de tiempo a la mesa de reindustrialización”, aseguró.

Mientras tanto los sindicatos insistían que no se tenía de descartar ningún proyecto que dé lugares de trabajo. El secretario general de CCOO en Catalunya, Javier Pacheco, aseguraba que entendía “la incomodidad” de la Generalitat pero era claro: “No podemos plantearnos la alternativa de dejar 600 familias en la calle porque ponemos nuestra ética e ideología por encima del pan de estas personas”. Unas quejas que siguieron el viernes después de que la descartaran. “La administración ha retirado el proyecto antes de poder analizar las posibilidades y creemos que la decisión responde más a un tema político que industrial”, lamentaba el comité de empresa.

¿Quién hay detrás de Tess Defence? Es un consorcio con sede en Madrid y participado a partes iguales (un 25%) por la tecnológica semipública Indra; la vasca Sapa Placencia; Escribano Mechanical, que es un referente en mecanizado de alta precisión, y Santa Bárbara Sistema, filial española de General Dynamics European Land Systems. Se creó para producir los nuevos vehículos de combate sobre ruedas bautizados como VCR 8x8 Dragón.

De hecho, el consorcio se ha adjudicado el contrato más importante que ha habido nunca en la fabricación de este tipo de vehículos del ejército de tierra. Son 2.083 millones de euros para hacer 348 VCR 8x8 que se han empezado a fabricar esta misma semana en la planta de Santa Bárbara, ubicada en la localidad asturiana de Trubia. “Son más grandes y robustos que el que utilizan ahora”, explican fuentes del sector, que lo describen como un híbrido entre un camión y un tanque. “Su construcción responde a la oleada de ataques con minas muy económicas de terroristas insurgentes a países como Iraq o Afganistán”, explican las mismas fuentes. De hecho este tipo de ataques han provocado la muerte de muchos soldados porque los vehículos militares están preparados por los impactos de metralletas e incluso misiles, pero por debajo no tenían protección.

Ejércitos como lo de los Estados Unidos han tenido numerosas bajas con ataques de estas características. España también ha sufrido la muerte de algunos de sus efectivos como el sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado Niyireth Pineda Marín que en junio de 2011 fueron víctimas de la explosión de un artefacto cuando iban con un vehículo blindado al nordeste del Afganistán.

Un debate recurrente

El debate entre instalar una industria de este tipo y la creación de puestos de trabajo que puede generar es “endémico”, asegura la investigadora del Centro Delàs de Estudios por la Pau, Tica Font, que concreta que en Catalunya no hay ninguna empresa importante militar. “Sí que hay que trabajan haciendo componentes para este sector”, añade. 

De hecho Catalunya ha sido un territorio hostil para este tipo industria. La sociedad catalana, a diferencia de la española, ha mostrado su oposición a este sector en las últimas décadas. Y de hecho, el dictador Francisco Franco prohibió que se instalase ninguna fábrica armamentística en Catalunya porque tenía miedo de que la empresa acabara trabajando para opositores en el régimen.

Fuentes cercanas al consorcio, sin embargo, aseguran que los países maduros, como Noruega o Suecia, tienen una política de defensa, “y por eso hay que tener tecnología propia y una industria que la pueda hacer”. De hecho España es uno de los cuatro países de la UE más fuertes en este sentido junto con Italia, Francia y Alemania, en parte por herencia de Franco, que apostó por ello. Font, sin embargo matiza que es un sector con bajos sueldos. “La única diferencia con el resto de industrias es que la militar está considerada estratégica; esto quiere decir que si es deficitaria no cerraría y porque el Estado se haría cargo de su supervivencia”.

Las candidatas a Nissan

  • Hub de electromovilidad

Está encabezado por la empresa catalana QEV y es el favorito para ocupar gran parte de la planta de Nissan de la Zona franca después de la renuncia de la china Great Wall Motor. Además también se instalaría a la planta de Sant Andreu de la Barca.

  • Silence

El fabricante de motos eléctricas negocia su aterrizaje a la fábrica de Montcada y Reixac.

  • Empresas logísticas

Entre las que han presentado candidatura hay Mecalux, la australiana Goodman o el tándem formado por Merlin Properties y el Puerto de Barcelona.

  • Punch

Es belga y está especializada en componentes de la automoción y se había quedado en lista de espera.

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