Recetas para la Cataluña de 2044: lengua, productividad e innovación
La fundación FemCat repasa los principales retos de la economía catalana en su XIII Foro Empresarial
Barcelona¿Cómo será Cataluña en 20 años? Más aún, ¿cómo queremos que sea? Ésta es la pregunta inicial que ha planteado este martes el XIII Foro de la fundación empresarial FemCat, que ha acogido durante todo el día una serie de charlas en torno a la inmigración, la cohesión social, la economía productiva y la innovación en el Petit Palau de la Música Catalana. En la jornada se han dejado ver personalidades del mundo empresarial como Joan Font (Bonpreu), Jaume Guardiola (Círculo de Economía), Miquel Martí (Moventia), Xavier Fitó (Semillas Fitó), Jordi Casas (Foment del Treball), Josep Santacreu (Cámara de Comercio de Barcelona) y Gabriel Jené (Barcelona Oberta); y también del mundo político, como el expresidente Pere Aragonès, el expresidente José Montilla, el exconsejero de Empresa Roger Torrent, el diputado de Junts Joan Canadell y Anna Navarro, entre un largo etcétera.
Bajo el lema "Catalan legacias: proyectamos la Cataluña del 2044" y ante una sala llena hasta los topes, el presidente de FemCat, Oriol Guixà, ha alertado de que Catalunya sufre una "bajada de productividad y de industrialización" que coincide con la "poca adaptación de la financiación a su realidad empresarial" , mientras que un sistema energético "caro y deficiente", la baja implantación de la FP dual y "la inexistencia de sedes de instituciones internacionales clave" marcan el presente del país y condicionan el futuro.
En un momento en que el debate gira en torno a los retos de la Cataluña de los 8 millones de habitantes –un crecimiento poblacional marcado principalmente por la integración masiva de inmigrantes– y la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos, durante la jornada también se ha puesto sobre la mesa la importancia de que Europa "se emancipe" de EEUU. Salvador Illa, quien ha remarcado la necesidad de que Europa "tenga voz propia, clara y diáfana en el mundo", y ha lamentado tener que estar pendiente de unas elecciones en las que no participa.
Cataluña tiene la tendencia a reflejarse en el exterior. Buscar qué hacen otros países y tratar de absorber sus aprendizajes es una de las fortalezas de la adaptabilidad catalana, pero también una amenaza para la preservación de la cultura. En una de las mesas redondas de la jornada, el consejero delegado de Ficosa en Norteamérica, Joan Cañellas, ha apuntado que el propio EEUU es una sociedad "abierta al cambio, donde todavía existe el ascensor social y la meritocracia" y donde la tecnología está "integrada en la sociedad". Recordó que en Estados Unidos hay un paro del 4% y el absentismo es del 5%, y en términos de productividad, existe un gran enfoque a "la automatización a través de la tecnología", todo ello ligado a una "administración ágil que es un factor de ayuda, y como empresa te sientes acompañado", aseguró, mientras entre el público se oían susurros que lamentaban que "aquí, esto no es así". "[Ficosa] Montamos una fábrica industrial desde 0 en un año en EEUU, esto sería impensable en Catalunya", ha afirmado. "Lo que podría aprender Catalunya de EE.UU. es que la clave es enfocarse en las personas: dar motivación para trabajar, a través de salario y flexibilidad", ha añadido.
Por otra parte, sin embargo, la profesora de investigación Icrea y física afiliada a la Universidad de Innsbruck, Gemma de las Cuevas, ha puesto de relieve que hay que entender la innovación "como un motor para crear soluciones, que llevarán a nuevos problemas, y buscar nuevas soluciones; sin lograr nunca una clausura". "Estamos al principio del infinito", aseveró, y aseguró que éste es "un mensaje de esperanza".
"Yo pensaba que la universalidad de la ciencia era la única que valía, y que debía liberarme de la casualidad (donde has nacido, qué idioma hablas...), pero me he dado cuenta de que no, que la ciencia parte del sitio y que somos un conjunto de cosas locales", ha descrito. "Podemos aprender cosas de fuera, pero querer ser como otro es una equivocación; es un pequeño gran milagro que como cultura hayamos sobrevivido hasta la fecha y es algo que no podemos dejar en manos de los gobiernos: depende de nosotros", ha apuntado De las Cuevas.
Inmigración y cohesión social
Los cambios demográficos que vivimos como sociedad avanzan a marchas forzadas, lo que también tensa la economía y un replanteamiento de modelo se hace evidente. En este sentido, la cohesión social y la necesidad de "involucrar y hacer participar a todos los miembros de la sociedad en el mundo laboral" son uno de los retos principales, que según los expertos pasa, en gran parte, por la cultura y la lengua . El director del Centro de Estudios Demográficos, Albert Esteve, ha expuesto con datos que "sólo una tercera parte de la población empadronada en Cataluña tiene los dos progenitores nacidos en Cataluña; el resto son o inmigrantes, o con padres nacidos fuera, o de el resto de España". Sin embargo, en cuanto al grado de conocimiento de la lengua catalana, "la conclusión es que no importa demasiado el origen de los padres en cuanto al conocimiento de la lengua", aseguró.
"Somos uno de los estados del mundo que están recibiendo más inmigración cada día, y la lengua puede ser una herramienta para cohesionar a estas personas. En un país con mucha inmigración, trabajar con los hijos de esta inmigración es clave", ha asegurado Esteve. "Tenemos una oportunidad de oro que toda esta hornada que viene se implique y sienta que forma parte de una misma comunidad, y está con la lengua".
La receta para que la Cataluña del 2044 cumpla todas las expectativas de productividad, cohesión social e innovación es ambiciosa, pero el reclamo es claro: poner énfasis en la cultura y la lengua, invertir en innovación y en transferencia de conocimiento, y "ponerse las pilas en productividad".