El 'socio institucional', la vía de las grandes empresas para entrar en la Cámara
La reducción de las sillas de plata en el pleno de la institución ha llevado al gobierno de Santacreu a buscar nuevas formas de integrar a las grandes compañías
BarcelonaDesde que Josep Santacreu fue investido como presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona en octubre de 2023, con un claro objetivo –entre otros– de "recuperar las relaciones con las grandes empresas" desde la institución, que ha habido un goteo constante de nuevas colaboraciones bajo la figura de 'socio institucional'. De hecho, desde que se recuperó esta figura en septiembre de 2024 –ya existía en la época de Miquel Valls, previamente a la llegada de la lista independentista Herramientas de País a la institución–, la primera empresa en adherirse a esta categoría fue Ibercaja, siendo la última Indra, en un acuerdo firmado hace apenas una semana, según comunicó la misma.
En total ya hay siete grandes empresas que son socios institucionales de la Cámara: Caja Ingenieros, Grant Thornton, Damm, Colonial, Wolters Kluwer, además de Ibercaja e Indra. Según explican desde la institución, "la figura del socio institucional busca acercar a la corporación a las empresas y hacerlas partícipes de las diferentes iniciativas que lidera". Fuentes de la institución explican que, en realidad, "las grandes empresas siempre han estado representadas en la Cámara, más allá de las mal llamadas sillas de plata, y esta figura se ha recuperado para dar cabida a la necesidad de que algunas grandes empresas reclamaban para sentirse más cerca de la institución".
De hecho, una de las críticas que a menudo se hacía en la anterior legislatura, liderada primero por Joan Canadell y después por Mònica Roca, era que las grandes empresas "no se sentían suficientemente representadas" en la Cámara. "El hecho de que se dejaran de realizar algunos grandes actos, como los Dinars Cambra -míticos en las épocas pre-Herramientas de País-, o la decisión de rebajar de 14 a 2 las sillas de pago dentro del pleno, alimentaban este discurso", explica un socio de la institución. El hecho es que durante el anterior mandato se dejaron de realizar algunos de estos actos, pero también coincidió con la pandemia de coronavirus, por lo que "se priorizó realizar acciones para ayudar a las pequeñas y medianas empresas", lo que redujo el margen de actuación.
Sea como fuere, el gobierno de Santacreu ha encontrado en la figura de socio institucional una manera para volver a tener vínculos con las grandes corporaciones. Estos acuerdos de colaboración son "a medida, en función de lo que quiere cada empresa", por lo que no existe un importe monetario fijo por ser socio institucional, sino que va en función de lo que se pida. Los proyectos que se realizan conjuntamente "son de todo tipo"; con Indra, por ejemplo, se hacen unos desayunos de tenedor una vez al mes en pequeño comité con gente muy relevante para analizar cuestiones de actualidad, e Indra lo patrocina.
El acuerdo para entrar a ser socio institucional se cierra con presidencia y dirección, por lo que no es una figura que requiera la aprobación del pleno de la Cámara. "Es algo muy orgánico, las empresas de forma natural se ponen en contacto con la Cámara y proponen algún proyecto", explican desde la institución. "Algunas lo que quieren es formar parte de las comisiones de trabajo, para realizar estudios o análisis o para participar de lobbies de presión", entre otros ejemplos.
El retorno de las sillas de plata
Desde la Cámara aseguran que la figura de socio institucional es independiente de las sillas de plata, aunque ésta era la principal vía de colaboración y proximidad con las grandes empresas. A modo de recordatorio, las sillas de plata o sillas de pago son las vocalías del pleno de la Cámara que ocupan las empresas de mayor aportación económica –y, por tanto, no se eligen en las urnas–, con un mínimo de entrada de 75.000 euros al año. La existencia de estas vocalías era una de las principales críticas de Herramientas de País, que finalmente consiguieron, en uno de los últimos plenos de su mandato, reducirlas de 14 a sólo 2, que actualmente ocupan el RACC y Criteria Caixa.
La ley española de Cámaras de Comercio establece que un mínimo de vocalías de cada cámara deben estar ocupadas por estas sillas de plata, donde el mínimo para Barcelona es de dos y el máximo es de 14. El pleno anterior consiguió reducirlas al mínimo, lo que fue un gran golpe para el establishment y uno de los grandes enfrentamientos entre Herramientas y sus rivales, y es conocido que el actual gobierno de Santacreu querría recuperarlas. La ampliación a más de 2 no puede efectuarse hasta el próximo mandato, a pesar de que debería aprobarse antes de terminar el actual. "No se ha decidido qué cantidad de sillas de plata quiere reinstaurarse, pero se debe decidir y votar antes de que acabe la legislatura, en alguno de los últimos plenos", aseguran desde la institución. Mientras, la Cámara irá ampliando la base de los socios institucionales para mantener el vínculo con la gran empresa.