De la siderurgia a las baterías: así es Sagunto, la gran candidata a acoger la planta de Volkswagen

Su ubicación, las buenas comunicaciones, la disponibilidad de suelo industrial y la mano de obra cualificada favorecen su elección

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Vista general de los terrenos de Sagunto donde está previsto que Volkswagen instale la planta de baterías eléctricas.

SaguntDe ser uno de los núcleos siderometalúrgicos más destacados de España durante el siglo pasado a convertirse en un polo de atracción de servicios, industria y logística gracias a su ubicación estratégica. Esta es la metamorfosis protagonizada por la ciudad valenciana de Sagunto, que es hoy por hoy la principal candidata a acoger la codiciada fábrica de baterías de Volkswagen.

El emblema de esta transformación es Parc Sagunt, un enorme polígono industrial propiedad de la Generalitat Valenciana y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) con 3 millones de metros cuadrados ya urbanizados, y que prepara su ampliación en 5,6 millones de metros cuadrados más. Entras los compradores de las parcelas de la primera fase, la mayoría todavía por ocupar, a pesar de que ya vendidas, encontramos instalaciones de compañías como Mercadona -que ha inaugurado ahí el que será uno de sus grandes centros logísticos-, la ilicitana Tempe, proveedora de calzado y complementos de Zara y participada en un 50% por Inditex, y otras empresas menos conocidas como Crown Holdings -que produce latas metálicas de bebidas y alimentos- o Zuvamesa -zumos.

El atractivo del polígono, "el más grande de Europa" según sus promotores, está en su conexión directa con el puerto de Sagunto, su ubicación junto a la autopista AP-7, la autovía A-7, el corredor mediterráneo -que atraviesa la ciudad- y a la línea ferroviaria Sagunto-Teruel-Zaragoza, así como su proximidad a la A-3 -15 minutos.

"Ojalá venga Volkswagen, necesitamos este tipo de industria que crea muchos puestos de trabajo. Yo les enviaré mi currículum", avanza, entusiasmado, David Díaz, un vecino del Puerto de Sagunto -el núcleo industrial de la ciudad- durante un descanso en la puerta de Zumavesa, donde trabaja. No es tan optimista Luis, el encargado de la compañía que urbaniza los terrenos que acogerán la ampliación de las instalaciones del grupo logístico riojano Arnedo. "Irá a Badajoz [la otra gran candidata] porque allí están las minas", añade convencido.

La convulsión de los 80

Para seguir recogiendo opiniones nos trasladamos a las calles del Puerto de Sagunto, donde en 1907 nacía con capital vasco la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo. Lo hacía en una playa entonces deshabitada. Ahora tiene 47.686 habitantes de los 70.399 que tiene el conjunto de la ciudad, tantos que algunos vecinos reclaman su segregación. Los residentes se muestran orgullosos de la que fue la única ciudad-fábrica de la costa mediterránea peninsular, un núcleo industrial que preside la estilosa ciudad jardín donde se alojaban los directivos de la empresa. Más conocidas fueron las históricas movilizaciones que protagonizaron los 4.700 trabajadores de la compañía y sus familias para intentar evitar el desmantelamiento de las fundiciones. En abril de 1984, sin embargo, el ejecutivo de Felipe González ponía fin al proyecto.

Después del cierre, la reactivación de la economía de la ciudad se fio al impulso del sector servicios y a una industria menos pesada. Para lograr el primer objetivo contaban con el patrimonio arqueológico de la ciudad, que encabeza su emblemático teatro romano y que completan numerosos restos íberos, romanos y medievales. Incluso, tenían la fama del general Anníbal Barca, que dirigió el ataque a Sagunto que desencadenó la segunda guerra Púnica (de 218 aC a 201 aC) entre Roma y Cartago. Para el segundo, contaban con los terrenos del actual Parc Sagunt, adquiridos por el gobierno franquista para edificar una gran siderurgia moderna, un proyecto que nunca se puso en marcha. Con aquellas parcelas, las dos administraciones crearon un gran polígono que durante años no sedujo a casi nadie. Todo cambió en 2016 "cuando la Sepi entendió que había que bajar el precio del suelo", explica Salvador Navarro, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana.

Muy cerca del icónico Horno Alto número 2, una instalación de 64 metros de estatura en las entrañas de la cual se transformaba el mineral en metal de hierro y que se ha conservado para que el tiempo no borre el pasado siderometalúrgico de la ciudad, encontramos casualmente a Josep Manuel Tarazona, concejal de Educación, Transparencia, SAIC y Servicios Generales de Sagunto, que se muestra esperanzado sobre la decisión de Volskwagen. "Tenemos todos los elementos necesarios para ser el lugar elegido. Tenemos suelo industrial suficiente, buenísimas comunicaciones, mano de obra cualificada, el apoyo del Consell [que lleva más de tres años trabajando para conseguir la instalación de una fábrica de baterías en el País Valenciano] y, además, el Estado tiene una deuda con Sagunto después de la dramática reconversión". Y añade: "Y no solo queremos la planta de Volkswagen, también la que impulsa la Generalitat Valenciana [en un consorcio liderado por la compañía de energía solar Power Electronics donde también participan la automovilística Ford y la energética Iberdrola, entre otros]".

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