Openchip, la apuesta catalana por la soberanía tecnológica, premio Ignasi Pujol

La compañía de chips, galardonada con el premio Ignasi Pujol del ARA, tiene como misión poner las bases para dejar de depender de la tecnología extranjera

Openchip, la apuesta catalana por la soberanía tecnológica
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BarcelonaLa historia de Openchip, que este jueves por la noche ha recibido el premio Ignasi Pujol del diario ARA, dedicado a destacar una iniciativa empresarial, comenzó durante la pandemia de la cóvido, un momento en el que también se fraguó en el imaginario popular un nuevo diccionario relleno de palabras como chipsysemiconductores. La escasez de componentes de microelectrónica, como estos chips, pasó a ser de repente un problema mundial y local. La sociedad aprendió entonces que estos componentes eran imprescindibles para sacar adelante la economía y empezaron a sonar las alarmas.

A Openchip se les ha bautizado a menudo comola Nvidia catalana(y europea), pese a que a sus responsables no les acaba de agradar esta definición, pero el objetivo de la compañía es, principalmente, alcanzar la soberanía tecnológica en Europa. El galardón les ha sido concedido "por su visión estratégica, desarrollando chips de muy alto rendimiento basados ​​en RISC-V por inteligencia artificial y supercomputación contribuyendo a la soberanía digital europea desde Cataluña".

Fue después de la pandemia y ante la evidencia de la necesidad de chips locales, cuando el Barcelona Supercomputing Center (BSC) y GTD, el grupo de software crítico de tecnología, presentaron conjuntamente el proyecto de Openchip. "La idea era hacer algo para evitar que esto volviera a ocurrir en el futuro", explican desde la empresa. "Nuestra misión es aportar soberanía europea en tecnología, y ver si podemos dar soluciones alternativas a tecnologías que ahora vienen de fuera de compañías como Nvidia, que están haciendo productos muy buenos, pero siempre existe esta dependencia de tecnología extranjera", explica su consejero delegado, Francesc Guim, en el ARA.

"Nuestra idea es hacer sistemas tecnológicos verticalmente integrados –hacer toda la estructura tecnológica necesaria que va a un centro de datos– y mirar que si quieres correr tus aplicaciones de inteligencia artificial en un centro de datos, nosotros te podamos dar una solución vertical que sea europea", detalla Guim. El proyecto ha pasado a ser prioritario en el país y, de hecho, Openchip es la cuarta organización catalana que más fondos Next Generation ha recibido, un total de 111 millones de euros, por detrás de Adamo, el Ayuntamiento de Barcelona y el BSC. En enero del 2024 fue cuando entró el dinero y, con ellos, gente formada y talento de todo el mundo, como el propio Francesc Guim. Actualmente, ya tienen más de 300 trabajadores de 30 países distintos.

La importancia de los chips

"Llegará un momento en el que todos los componentes cotidianos que utilizamos llevarán chips y, por ejemplo, en temas de investigación, temas médicos, temas de infraestructura crítica, temas de ciberseguridad, ya existe una dependencia muy importante con los chips, que son los que procesan todos los datos", explica Guim. "En el momento en que tú dependes ya no de ti mismo sino de terceros para poder abastecer a todos estos productos que son críticos para Europa, aquí tienes un problema. Es como si dependiéramos 100% de Estados Unidos para tener leche; entonces ¿qué pasa si ellos deciden cortar o lícitamente buscar otros objetivos para su leche?", asevera el consejero delegado.

"Es por eso que es necesario tener tu autonomía de tecnología y de chips porque básicamente es como la comida, está en todas partes, y más allá de los centros de datos, se necesitan por temas médicos o de infraestructura crítica; son lo que hace que el sistema funcione". Durante la pandemia ya empezó a verse, "fue un buen aprendizaje que ahora mismo también se amplifica por el momento geopolítico que vivimos, lo que evidencia que lo que se está haciendo a nivel europeo sea muy, muy importante", dice Guim.

Uno de los problemas de esta tecnología avanzada es su alto coste de producción. Con los fondos recibidos, la compañía ha podido crecer en talento cualificado, pero ponen de manifiesto que solo imprimir un chip ya cuesta 40 millones de euros. "Y esto es sólo imprimir", señala Guim. "Este es también uno de los retos que tiene Europa: si quiere ser soberana en semiconductores debe tener claro que en otros sectores 100 millones son muchos, pero en éste con 100 millones tienes un año de vida", asevera. Openchip empezó como un proyecto muy específico de realizar chips y software, pero ha ido creciendo no sólo internamente sino sobre todo con las sinergias con otras empresas europeas. El objetivo, pues, está claro: "Más que ser la Nvidia de Europa, yo lo que digo es que Europa debe hacer la Nvidia de Europa; si podemos definir una Nvidia europea, deberá ser un conjunto de compañías europeas que sumamos fuerzas", explican.

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