La opa del BBVA en el Sabadell: de fusión perpetua a fisión temporal
En el mundo de la física una fisión nuclear es la reacción en la que el núcleo de un átomo pesado, al capturar un neutrón incidente, se divide en dos o más núcleos de átomos más ligeros. El núcleo que captura el neutrón incidente se vuelve inestable y, como consecuencia, se produce su escisión en fragmentos más ligeros, dando lugar a una situación de mayor estabilidad. El objetivo del BBVA al lanzar la opa sobre el Banc Sabadell en mayo del pasado año no era mantener dos partes separadas, ni siquiera temporalmente. En lugar de una fisión perseguía una fusión, aumentar el peso del negocio en zonas más estables y con mayor seguridad jurídica, como España y, si no se cierra la posible venta, Reino Unido a través de TSB, aportadas por el Sabadell gracias a su integración. Una iniciativa perpetua que modifica totalmente el panorama bancario.
Pero el gobierno español, que ha dado por cerrado el proceso de análisis de la operación, lo complica al imponer al menos tres años de personalidades jurídicas, patrimonios y gestión independientes, que pueden llegar a los cinco años. La pelota está ahora en el tejado del BBVA. Aunque podría mantener su objetivo de diversificar negocios, se le complicarían otras metas, como la obtención de ahorros por la integración de ambos bancos.
Si el Sabadell ha reaccionado afianzando su intención de seguir en solitario y reclamando más información al banco de origen vasco para que sus accionistas decidan, el BBVA debe pensarlo seguramente más y evaluar las consecuencias de las condiciones impuestas. A diferencia de las de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), son cuestiones que atienden al interés general, desde la protección de los trabajadores hasta la cohesión territorial. Estas variables parecen mucho más cercanas a los intereses no sólo de las pymes sino de los clientes en general, ante el riesgo de reforzar un oligopolio bancario, especialmente en Cataluña pero también en la Comunidad Valenciana, Baleares y Asturias.
Foment del Treball ha sido de los primeros en reaccionar. La patronal catalana considera la opa "amortizada" porque, a su juicio, pierde todo el interés para los accionistas. Al final son ellos quienes deben decidir si les interesa formar parte de un banco con un modelo muy distinto al arraigo en el territorio del Sabadell, y mucho más global y con intereses en México y Turquía. Y, además, a un precio inferior a su valor, consideran a la entidad catalana.
El hecho es que la operación choca con el rechazo de los gobiernos catalán y español, de la mayoría de partidos y del mundo económico catalán, de Fomento a Pimec, de Cecot al Círculo de Economía, los sindicatos, las cámaras de comercio, Fira de Barcelona, el RACC, FemCat, el Colegio de Economistas y Barcelona Global. Sea por convencimiento o como defensa contra la opa, el Sabadell regresó hace unos meses su sede social a la ciudad que le vio nacer hace más de cien años, y Catalunya necesita entidades y empresas fuertes. Por eso la satisfacción del presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Solo con un ecosistema empresarial y financiero sólido y otras medidas por ser más que una potencia turística, además de económica, Catalunya conseguirá el liderazgo que persigue.