Un estado sin democracia, un presidente equiparado a capo de la mafia o una España que vive en una pretendida dictadura. Esta es la dialéctica peligrosa en la que se ha instalado el PP, que confía en que acabe derribando a Pedro Sánchez y catapulte el partido en la Moncloa. Se trata de llevar al límite los ataques al gobierno español ("Sánchez y los suyos") y proclamarse, de inmediato, como la solución para que la "decencia" vuelva a gobernar España. Así lo prometía este domingo el líder popular, Alberto Núñez Feijóo, durante la manifestación en Madrid, que ha vuelto a ser un ejemplo de que todo vale (insultos, acusaciones, insinuaciones...) para derribar a un adversario a.
A la hora de los discursos, han devuelto las dos caras de un partido que necesita (así se lo dicen las encuestas, se ve) a los exabruptos de Díaz Ayuso para retener el voto que le puede arrebatar Vox A pesar del explícito lema de la manifestación –"Mafia" aparcar las palabras más gruesas y vender centralidad, pero sin perder el tono beligerante que ya es marca del partido: "Señor Sánchez, rindase a la democracia. Convoque elecciones ya", le ha exigido por enésimo golpe desde el micrófono.
Con la carta de la moción de censura anulada por falta de apoyos que hagan viable descabalgar a Sánchez y con unos indicadores económicos que, hoy por hoy, no le dan munición para atacar al gobierno español, ¿qué le queda al gobierno español? crispación. Si en las anteriores convocatorias fue la ley de amnistía el motivo para llamar a la movilización, la de este domingo se aferra a la supuesta guerra sucia del caso Leire ya las dudas de hasta qué punto Ferraz estaba al corriente de ello. marcar distancias con los socialistas. No deja de ser curioso oír acusaciones de "corrupción" y "cloacas" teniendo en primera fila al expresidente Mariano Rajoy, tumbado por una moción de censura tras la condena por el caso Gürtel y que tenía al gobierno, comandante Interior, el ministro Fernández D.
Escondiendo las banderas del partido y pidiendo a los manifestantes (muchos venidos en bus de toda España) exhibir la bandera española, el PP busca entrar, de paso, en el cuerpo a cuerpo con Vox para erigirse en los aniquiladores del sanchismo De eso sabe como Díaz Ayuso diferentes", la presidenta madrileña ha mantenido el tono de desprecio que ya hizo explícito el viernes en la Conferencia de Presidentes: "España no es plurinacional. No somos extranjeros en nuestra casa. Los que han expulsado al español por fabricar nuevas identidades son los que sobran". Sánchez "democráticamente", Ayuso se despachaba insinuando que España es hoy, en realidad, "una dictadura" y haciendo una comparación con Venezuela, donde "hay urnas, pero no democracia". palabras que suenan más bien vacías y que se ven desmentidas por los hechos.