Empresas con propósito

Viñedos con esencia para proteger un paisaje emocional

Una bodega familiar seduce con vinos elaborados en la Terra Alta de la forma más natural y respetuosa posible

Herència Altés busca una conexión constante con su entorno.
23/12/2025
5 min

Batea / GandesaLa Terra Alta esconde un proyecto pequeño con un propósito gigante. Herència Altés es una bodega familiar dedicada al cultivo del viñedo y la elaboración de vinos frescos y elegantes. El proyecto trabaja con las variedades autóctonas, enfatizando con las garnachas y resaltando la garnacha blanca. Elabora los vinos de la forma más natural y respetuosa posible y siempre buscando la máxima honestidad y elegancia varietal. Núria Altés y Rafael De Haan son los protagonistas de una historia que daría para el guión de una película. "Yo soy de Batea y mi familia ha sido viticultora durante muchas generaciones. La Terra Alta es una zona puramente agrícola donde el viñedo juega un papel muy importante. Mi pareja es inglesa y vino aquí porque su madre es española. Su pasión por los vinos auténticos le llevó a descubrir la Terra Alta, donde encontró un proyecto de vida".

"Después de hacer vinos con marcas propias, tuvimos la necesidad de poner en marcha un proyecto propio. El mundo del vino es un mundo con mucha alma, con mucha fuerza emocional. Le propuse a mi padre hacer vino en vez de vender la uva a la cooperativa. En el año 2013 construimos una bodega pequeñita en Batea, que nos prometió para definirnos. diferentes técnicas de vinificación y, en paralelo, compramos tres fincas buscando la ancestralidad de estos viñedos", dice. El propósito estaba muy bien definido. "Queríamos preservar viñas viejas que estaban dispuestas como las entendían nuestros antepasados, con márgenes de piedra seca. Buscábamos que el bosque fuera una extensión de los viñedos. La clave de nuestra manera de entender el territorio es la sostenibilidad. Todos los viñedos son de secano, que es la forma tradicional de la viticultura en la Terra Alta.

Herència Altés cuenta con 50 hectáreas de viñedo, todas trabajadas de forma ecológica.

Herència Altés apuesta por la agricultura ecológica y por una forma de trabajar que sea sostenible y respetuosa con el medio ambiente, que promueva una rica biodiversidad. "El año en 2016 nos dimos cuenta de que estábamos creciendo y que necesitábamos un espacio más grande. Decidimos construir una bodega en el viñedo buscando conexión con la naturaleza. Lo tenemos en el término de Gandesa, con vistas a las montañas de Els Ports. Buscábamos buenas vistas, disposición de viñedos de garnacha blanca plantas como el poblado ibérico del Coll del Moro, que tiene la bodega más antigua de Cataluña. Además, tenemos un asentamiento romano sobre nuestros viñedos que han localizado ahora hace poco y un lugar de memoria histórica de la Batalla del Ebro.

Altés conoce muy bien la viticultura. “Nuestros vinos son ecológicos. Llevamos más de diez años apostando por la viticultura ecológica, pero además creamos un proyecto medioambiental que rodea la bodega. No conectamos a la red eléctrica y funcionamos con energía solar porque no queríamos negociar con las empresas eléctricas. crear un medio ambiente robusto", analiza.

Rafael de Haan y Núria Altés.

Herencia Altés también cuida la fauna animal. "Hacemos muchas acciones. Tenemos cajas nido de murciélagos y pájaros y también una caja nido donde hacemos hacking, es decir, cogemos animales de una reserva, los alimentamos y cuando son adultos los dejamos en libertad. Tenemos una balsa de agua que hicimos para que los animales puedan beber en épocas de verano de mucho calor. Documentamos todos los animales vertebrados que nos visitan y realizamos un inventario. Somos partícipes también del Catalan Butterfly Scheme, que es un sistema de monitoreo de mariposas", explica.

Su implicación en el medio ambiente que les rodea está muy integrada en el proyecto. "Lo último que hemos hecho es hacernos de una asociación que se llama International Wineries for Climate Action (IWCA). El objetivo es reducir la huella de carbono siguiendo las directrices de la ONU para el 2050. Nos hace una auditoría bianual donde nos calcula un hueco de vidrio hasta el hueco de carbono. Desde el coche. científico y muy riguroso. Esto te permite adquirir compromisos para rebajar la huella. Nosotros, por ejemplo, hemos reducido el peso de la botella", reconoce Altés.

La cultura es la tercera pata de un proyecto que programa conciertos. "Nosotros no somos sólo una bodega sino que hacemos muchas actividades en pro de la flora, la fauna y la cultura. Apostamos muy fuerte por el enoturismo. El vino últimamente tiene muchos inputs negativos porque tiene muchos detractores que lo asocian al alcoholismo. Yo pienso que es un error. El vino debe formar parte de nuestras tablas." El vino , acompaña opina.

Una forma de vivir

Las acciones que promueve Herencia Altés van muy ligadas a la forma de vivir de Núria y Rafa. "Para nosotros es una manera de vivir. Es una manera de pensar que si cada uno de nosotros ponemos un granito de arena haremos pequeños cambios en el planeta. No tenemos la solución definitiva porque no tenemos la fuerza para que esto sea una realidad. Yo soy muy defensora del paisaje porque nosotros somos un producto de paisaje y tenemos muchas amenazas abiertas. La Terra Alta genera un porcentaje de un consumidor muy de energía, un 25% de energía renovable. Siguen llegando aludes de proyectos para explotar el territorio y creo que es injusto para una zona a la que le ha costado mucho aparecer en el mapa. Antes no éramos conocidos y ahora la gente viene a la Terra Alta.

¿Qué dificultades comporta competir con otros vinos que se producen de forma más industrial? "Nosotros no lo vemos como una dificultad sino como un valor añadido muy grande. Cuando la gente viene a vernos, descubre el paisaje idílico y abre una botella de vino, flipa. Es un producto lleno de valor. La gente cada vez se está formando más en vinos. Le gusta participar en catas, visitar las bodegas y pisar el territorio. Cuanto más conocen. la exigencia. Antes se quedaban en uno me gusta o no me gusta, pero ahora es algo más profundo", reconoce.

Pese a crecer año a año, el proyecto sigue luchando contra mil y una adversidades. "Los viñedos viejos requieren mucha mano de obra porque los procesos son muy manuales y artesanales. El proyecto cuesta mucho salir adelante y este año, con una caída del mercado, ha sido un año complicado. En Catalunya sí estamos notando una crecida, pero la exportación está sufriendo mucho. La inestabilidad geopolítica también hace que el consumo caiga para que la consumo caiga para que la gente caiga". Su razón de ser va inevitablemente ligada al patrimonio cultural y natural. "La Terra Alta es una zona que vive un momento dulce en el mundo del vino, pero seguimos perdiendo habitantes y eso nos preocupa porque estamos perdiendo hectáreas de campesinado. Si no revertimos el problema de la ruralidad y empezamos a crecer, tendremos un problema de futuro importante", alerta.

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