Bienestar

¿Cómo puedo saber si el aire de mi casa está contaminado?

El cansancio o el dolor de cabeza son síntomas que pueden estar relacionados con la calidad del aire interior (QAI), que se puede mejorar con una buena ventilación y otros hábitos sencillos

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Una mujer ventilando una habitación en una imagen de recurso.

BarcelonaSegún la Organización Mundial de la Salud (OMS), pasamos en torno a un 90% del día dentro de espacios cerrados. En casa, en el trabajo o en otros locales de ocio como gimnasios o restaurantes. Un porcentaje que se ha incrementado a raíz del aumento del teletrabajo en los últimos años. Si pasamos en interiores la mayor parte de nuestro tiempo, ¿deberíamos preocuparnos más por el aire que respiramos? “Hay poco conocimiento de cómo la calidad del aire de casa afecta a la salud”, asegura la bióloga Elisabet Silvestre, experta en bioconstrucción y autora de Vivir sin tóxicos. Cómo ganar bienestar y salud en tu vida cotidiana (RBA). “Se tiene la percepción de la contaminación del aire exterior, de la calle y no tanto de los espacios interiores. El cansancio, la fatiga, el dolor de cabeza, la falta de concentración, el picor en los ojos, la garganta, las mucosas o la piel, así como problemas respiratorios y cardiovasculares o reacciones alérgicas, son síntomas que pueden estar relacionados con la calidad del aire interior (QAI), tanto en casa como en la oficina o en la escuela”, puntualiza Silvestre.

Según varios estudios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), los niveles de contaminación en casa suelen ser superiores a los de la calle, con un aire entre 2 y 5 veces más contaminado que el del exterior. La explicación la encontramos en que la composición del aire interior tiene como base el exterior –ya contaminado de base– con otras substancias. “En el aire contaminado intervienen los materiales y productos que traemos a casa. Desde materiales de construcción como pinturas, barnices, colas; de interiorismo y decoración como tapicerías o moquetas, hasta los productos que utilizamos para el mantenimiento de la casa como detergentes o ambientadores y los de higiene personal y cosméticos como perfumes, geles o lacas”, añade Silvestre. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las causas de contaminación del aire interior varían entre zonas y países.

La importancia de ventilar

Así pues, ¿cómo saber si el aire que respiramos dentro de casa puede ser perjudicial para nosotros? Silvestre asegura que el CO₂ es un buen indicador de la calidad del aire y que en casa o en el trabajo se puede tener un medidor. “Cuando marca cantidades en torno a los 700 ppm, ya indica que es necesario renovar el aire. Habría que evitar superar los 800-1000 ppm”, añade. Para Silvestre, hay dos hábitos que deberían adquirirse cada día para mejorar la calidad del aire y no superar estos niveles. El primero consiste en ventilar las estancias todos los días para dejar salir a los contaminantes. Por norma general, se recomienda ventilar entre 15 y 20 minutos con las puertas y ventanas abiertas para que corra el aire a primera hora de la mañana o al anochecer. Para las personas que viven en ciudades, es imprescindible hacerlo en las horas de menor tráfico.

El segundo hábito que Silvestre aconseja adquirir es el de obtener productos y materiales más naturales y con menos compuestos que, a la larga, acaban ensuciando el aire. Tal y como explica la científica ambiental Eva Liljeström en el libro Una casa (casi) libre de tóxicos, se trataría de evitar utilizar ambientadores y productos en formato aerosol, escoger tejidos de fibras naturales cuando se renueven las sábanas o los trapos de cocina o cuando toque cambiar un mueble, priorizar los que no sean lacados o esmaltados. Otras medidas para mejorar la calidad del aire en un interior serían utilizar zapatillas dentro de casa o si se dispone de sistemas de aire acondicionado o bomba de calor, limpiar periódicamente los filtros. Además de reducir los objetos decorativos que acumulan polvo. De hecho, el polvo doméstico está compuesto de partículas diversas formadas por células muertas de la piel y el pelo de los habitantes de un espacio, de polen, de fibras de tejidos, restos de productos de limpieza, microplásticos... "Puedes tener tu casa frotísima y superordenada, pero el polvo es cosa de cada día", asegura Liljeström, que cuenta con una serie de utensilios prohibidos a la hora de quitar el polvo y no contaminar más el aire de casa.

Entre los instrumentos que la científica ambiental recomienda dejar de utilizar para limpiar se encuentra el penacho o la escoba. "En vez del penacho es mucho mejor pasar un paño de algodón húmedo para que el polvo se quede enganchado o, si ya lo tienes, una bayeta de microfibra", recomienda esta científica ambiental. En cuanto a la escoba, considera que "invertir en un buen aspirador es ganar en calidad de vida y evitar problemas", añade. Según Liljeström, los mejores modelos son aquellos que tienen una buena potencia de succión, con un depósito que pueda limpiarse con facilidad y que incluya accesorios para poder limpiar con profundidad colchones y alfombras.

Ocho claves para mejorar la calidad del aire de casa

  • Ventilar todos los días. Si hay más personas que habitan el espacio, habrá que hacerlo con mayor frecuencia. Disponer de un medidor de CO₂ ayuda a saber cuándo es necesario ventilar, ya que cuando mide unos 700 ppm, es necesario abrir ventanas.
  • Evitar tender la ropa dentro de casa. De esta forma se evita que se genere humedad y mohos.
  • Limpiar con productos naturales. El mantenimiento regular de la casa se puede realizar con productos que no incorporen sustancias que “ensucien” el aire, como hacen muchos compuestos orgánicos volátiles. Por eso es recomendable evitar los productos en formato aerosol y perfumados.
  • Quitar el polvo con un paño húmedo. De esta manera se evita “esparcirla” con penachos, ya que en el polvo se depositan partículas, ácaros y sustancias orgánicas nocivas.
  • No fumar en casa. El humo del tabaco incluye muchos contaminantes y tampoco es recomendable hacerlo con la ventana abierta o en el balcón.
  • Escoger cosméticos y productos de higiene más naturales. Evitar los que vendan en formato spray, con perfumes, parabenos…
  • Priorizar los materiales naturales. Evitar los plásticos y sintéticos en pinturas, muebles, juguetes, tejidos…
  • Rodearse de vegetación. Ayuda a reducir los niveles de contaminación del aire.
¿Son eficaces los purificadores de aire?

La mayoría de los purificadores de aire tienen un mecanismo básico similar: un ventilador absorbe el aire de la habitación donde se encuentran y lo hace pasar por los filtros, de modo que el aire salga limpio. Existen varios tipos de purificadores de aire en el mercado según la tecnología que utilizan para eliminar los contaminantes. Según Isabel Silvestre, su efectividad "depende del modelo, de los filtros o del porcentaje de retención de partículas. Habría que considerar las dimensiones de la estancia para valorar la efectividad también", dice la experta, que asegura que los que tienen filtros HEPA (del inglés High Efficiency Particulate Air) son una opción en casos que se requiere garantizar una buena QAI, puesto que atrapan las partículas muy pequeñas. También filtran formaldehído, y otros volátiles.

Eva Liljeström empezó a utilizar purificadores de aire en casa debido a los episodios de contaminación en Madrid en los que no era recomendable ventilar y asegura que son "un imprescindible" sobre todo si convives con personas con asma o alergia. "Recomiendo aquellos que indican la buena o mala calidad del aire, con programa automático para detectar sustancias en el ambiente y que te muestran cuándo debes cambiar los filtros y con programa nocturno para que no hagan demasiado ruido. Puedes encontrarlos hasta y todo con humidificador. No son baratos, pero son una buena inversión", asegura.

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