Arbustos en peligro

Las especies invasoras, la recolección con finalidades comerciales y la presión humana amenazan algunas especies emblemáticas

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La recolección del boj acebo se tuvo que regular para protegerlo

Barcelona"Pasear por estos bosques produce una gran tristeza, lo ves todo poco espeso y lleno de ramas muertas". Son palabras de Emili Bassols, biólogo del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. "Lo más grave es que no vemos ninguna solución", lamenta. Bassols se refiere a los estragos que está provocando una oruga invasora que se alimenta de las hojas del boj, un arbusto muy abundante en el Pirineo y en el sotobosque de robledos y hayedos de todo el país. El problema empezó en 2014, cuando un día de julio llegó al parque un frasco de cristal con hojas de boj mordisqueadas y un par de crisálidas recogidas en Besalú. "Salieron unas mariposas que no conocía, de forma que contacté con la Sociedad Catalana de Lepidopterologia", explica. Una vez hecha la identificación, se descubrió que se trataba de la especie Cydalina perspectalis, una oruga que da lugar a una mariposa nocturna y que llegó al suroeste de Alemania en 2007 en un cargamento de plantas ornamentales procedente de China. Desde entonces se ha extendido por el continente gracias a su voracidad con el boj.

Desde aquella primera identificación, en Catalunya se han instalado más de veinte estaciones para seguir la expansión de esta especie invasora y se han hecho muestreos en más de mil lugares del país. La mariposa del boj, tal como se conoce popularmente, ya se ha detectado en veinte comarcas, desde el Penedès y el Garraf hasta el Alt Empordà, pasando por el Bages, el Solsonès y Osona. Además de ser muy abundante en la mitad nordeste del país, también se ha encontrado en el Tarragonès y en el Montsià. "Los bojes ornamentales que forman parte de parques o jardines se pueden tratar y proteger, pero en el medio natural es imposible parar la expansión de esta mariposa", dice Bassols. "Todo lo que hacemos es para entender el alcance y conocer el comportamiento tanto de la oruga como de la mariposa, no para combatirla", reconoce con impotencia.

Plan detalle de una mariposa del boj en el Parc Natural dels Ports

Uno de los factores que ha facilitado la expansión de esta especie es que, al parecer, no tiene depredadores. "A veces hemos visto carboneros que picotean alguna, pero no sabemos si repiten", apunta Bassols. El boj es un arbusto que da cobertura al sotobosque, de forma que mantiene la humedad y también sirve de refugio para muchos animales. Una de sus particularidades es que en las hojas tiene una concentración importante de unas sustancias tóxicas llamadas alcaloides. Como estas sustancias pueden provocar cólicos y, en grandes dosis, trastornos respiratorios y nerviosos, el boj no es una planta apetitosa para los herbívoros. Las orugas invasoras, en cambio, se hinchan. Como se alimentan fundamentalmente de las hojas de boj, a pesar de que también mordisquean la corteza, es probable que también tengan altas concentraciones de alcaloides y que, por lo tanto, no sean atractivas para ningún depredador.

Los lugares que arrasan estas orugas dejan de ofrecer protección a los animales que se refugiaban ahí, y constituyen un medio más soleado que pueden colonizar otras plantas. "Esta oruga está produciendo un cambio en la composición de las especies del sotobosque que todavía no conocemos del todo", explica Bassols. Además de este impacto en uno de los arbustos más abundantes de Catalunya, las mariposas se acumulan en grandes cantidades y por las noches se concentran alrededor de fuentes de luz. No se trata de cuatro insectos que revolotean borde una farola, sino de millones de individuos que ya han causado molestias importantes en cascos urbanos como Ripoll.

Cosecharlos para venderlos

El boj no es el único arbusto amenazado del país. En el caso del lentisco, por ejemplo, confluyen una serie de problemas que no tienen nada que ver con especies invasoras, sino con dinámicas sociales. Como este arbusto tiene unas hojas resistentes y hace unos frutos rojos muy vistosos, se cosecha y se utiliza para dar cuerpo a ramos de flores y coronas funerarias. "El lentisclo da humedad y estabilidad al suelo, y es un arbusto de desarrollo lento, de forma que cuando se corta, la zona cuesta mucho de regenerar", explica David Carrera, técnico de la Red de Parques de la Diputación de Barcelona. Por esta razón la recolección con finalidades comerciales está regulada. A pesar de esto, a menudo se decomisan cargamentos de centenares de kilos de lentisclo. Esta recolección ilegal muchas veces se hace en fincas privadas por parte de migrantes sin papeles que buscan una oportunidad para salir adelante y que asumen todos los riesgos legales porque no tienen otro remedio. Una vez cosechado, el lentisclo se vende a grandes distribuidores que lo hacen llegar a las floristerías o lo exportan a otras partes de Europa.

El palmito, una pequeña palmera de crecimiento lento, y el acebo, un arbusto que tiene unas hojas gruesas, brillantes y puntiagudas, también han sufrido la explotación humana. Las hojas de palmito se usaban para hacer cestos, sillas, escobas y abanicos, muy especialmente en las Terres de l'Ebre. Esta presión hizo que se regulara la recolección en 1984 y, desde entonces, el uso de esta palmera ha ido de baja. El acebo, en cambio, se utiliza sobre todo en decoraciones navideñas. Igual que pasó con el palmito, se tuvo que regular la recolección de este arbusto navideño, pero no hubo suficiente y se tuvo que proteger. Actualmente está prohibido cosecharlo y todas las tiendas que lo venden tienen que demostrar que lo han obtenido de alguna zona fuera de Catalunya donde se pueda coger o de donde proviene de cultivos. A pesar de esta prohibición, se han dado casos de personas que atravesaban la frontera para cosechar acebo de la Albera y llevárselo a Francia.

Un ejemplar de palmito

Afectados por la presión humana

En Catalunya también hay arbustos que, a pesar de no tener valor comercial, también están amenazados. Es el caso del jaguarzo blanco, una especie que da una flor amarilla brillante y que es característica de las dunas litorales. La urbanización, el vertido de residuos y el alta frecuentación de las playas lo han puesto en peligro hasta el punto que se considera una especie vulnerable. Esta estepa era muy abundante en los deltas de Tordera y del Llobregat, pero la presión humana lo ha expulsado de estos hábitats y ahora sobrevive en lugares más montañosos como el Montnegre y el Garraf. Con este arbusto ha pasado una cosa parecida a lo que pasó con los osos y los lobos. Hoy todo el mundo piensa que son animales de montaña, pero en realidad antes vivían en todo el país y fue la presión humana la que hizo que solo quedaran ejemplares en las zonas montañosas más inaccesibles.

Otro ejemplo de un arbusto que también se encuentra en un estado vulnerable es el Salix tarraconensis, un sauce que crece en las rendijas de terrenos pedregosos. Este arbusto solo vive en las montañas de Prades, el macizo de los Ports y las montañas de Tivissa-Vandellòs. Es una especie en clara regresión, sobre todo por la proximidad de algunas poblaciones a carreteras y la construcción de pistas forestales y torres de líneas eléctricas. Por su condición endémica y amenazada, se podría considerar el lince ibérico del mundo vegetal.

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