"Un cliente del hotel me llamó y me dijo «¿Por qué llueve? Quiero que deje de llover»"

BarcelonaIdalija Nacaite es de Lituania y pisó Barcelona por primera vez cuando era una estudiante de turismo gracias al programa Erasmus. "Barcelona era y sigue siendo un punto ejemplar en lo que se refiere al turismo porque hay de todo: mar, montaña, una ciudad muy metropolitana", explica. Desde hace más de 10 años trabaja como conserje en el Hotel El Palace, un trabajo con el que soñaba cuando se instaló definitivamente en la ciudad. "Yo vivía en Arc de Triomf y cada día pasaba con el bus por delante de El Palace y me caía la baba. Soñaba con trabajar y un día entré y dejé mi currículum. Cuando me hicieron la entrevista de trabajo se quedaron sorprendidos porque lo sabía todo, del hotel", recuerda.

El año pasado, Nacaite fue candidata al título de mejor conserje joven que otorga la asociación Llaves de Oro de España, una entidad que agrupa a los profesionales de los hoteles de cinco estrellas y más. "Un conserje es los ojos, las orejas y las manos del hotel. Nuestra esencia está por todas partes. Cuando estoy hablando con un cliente, ya veo quién entra por la puerta y puedo deducir de dónde viene y qué querrá. Nosotros nunca podemos decir «no» y esto es muy difícil porque a veces no podemos conseguir determinadas cosas para cuando ellos quieren", reflexiona. ¿Y cómo se solucionan estas situaciones? "Sonríes y dices «lo que usted quiera»", responde Nacaite, que remarca que una característica clave de un buen conserje es saber moverse por la ciudad.

En su posición de conserje se ha encontrado todo tipo de peticiones, desde vuelos en globo hasta barcos, conseguir la firma de Ricardo Darín cuando estaba en el Teatro Coliseum o comprar una máquina de pilates durante un día festivo. También encontrar en plena madrugada un grupo musical que pueda realizar una actuación en la terraza del hotel para que un cliente sorprenda a su mujer con un gesto romántico. Nacaite asegura que un buen conserje puede conseguirlo todo. Este don también puede ser un arma de doble filo y dar lugar a momentos surrealistas. "Organizamos una estancia en Port Aventura para un cliente y su familia. Fueron y, de repente, me llaman: «¿Por qué llueve? Quiero que no llueva», me dijeron. En ese momento, aunque tú no puedes controlar el tiempo, debes ser muy rápido en responder porque el cliente ya está disgustado", recuerda.

En el Hotel El Palace, según la temporada, una suite puede llegar a costar entre 4.000 y 5.000 euros la noche. La conserje asegura que muchas veces los clientes que realizan este tipo de gasto son especialmente discretos. "A veces piensas que será alguien famoso y cuando entran en el hotel van con su mochila y zapatillas. Después haces una búsqueda en Google y quizás resulta que es el CEO de General Motors, que puede ser más potente que un famoso. En realidad, disfrutas más atendiendo a una persona así", asegura.

Aunque Barcelona sigue siendo un destino turístico muy deseado, Nacaite asegura que en los últimos tiempos ha detectado cambios, sobre todo en cuanto al tipo de turista que reciben en el hotel. "Ahora mismo, el contexto social y político global afecta mucho. Este año es un poco extraño en cuanto al viajero de lujo, aunque la ocupación sigue siendo alta. Los americanos ahora no vienen tanto por todo lo que está pasando con Trump: los viajeros de Estados Unidos invierten mucho en bolsa, que ahora mismo vive muchos altibajos. Se esperan hasta el último minuto. Se esperan hasta el último minuto. cambios para el día siguiente, porque puede viajar en vuelos privados", concluye.