Dime cómo eres y te diré qué aplicación para ligar te conviene

Más allá de Tinder, hay aplis de citas para todo tipo de gente y con multitud de filtros para acertar el objetivo

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Imagen de archivo del móvil de un usuario de una aplicación para ligar

FigueresSeguramente no ligarás con el mismo tipo de gente en la fiesta mayor alternativa de tu pueblo que si vas a una discoteca donde los cubates valen diez euros y no hay ratafia. Ni tampoco si vas a un concierto de Manel y Mishima o a uno de P.A.W.N. Gang y Baya Baye, si estudias en una universidad privada o en una pública, si vas al Salón del Manga o al del Automóvil, si eres corredor de bolsa o educador social, o si trabajas en la redacción de un diario de izquierdas o de uno de derechas. Y, claro, pasa lo mismo con las aplicaciones para ligar. No es lo mismo bajarse Tinder, Bumble, Luxy o Frikiradar.

"Hay aplicaciones para todo tipo de gente, y más o menos ya sabes qué te encontrarás en cada una, es como el ambiente de un bar o una discoteca", explica Hasan –nombre ficticio–, que ha sido usuario de unas cuantas. De hecho, muchas aplis ya nacen con el objetivo de concentrar a un público concreto. Uno de los ejemplos más claros es el de Inner Circle, que popularmente se conoce como "el Tinder para pijos". A pesar de que ha recibido muchas críticas, en diferentes reportajes y entrevistas los directivos de la aplicación no se esconden y subrayan que son los más selectivos a la hora de determinar qué personas se pueden crear un perfil: analizan el currículum profesional, el estilo de vida, las amistades y los intereses. Incluso existe la opción de darse de alta relacionando la cuenta de la aplicación con la de LinkedIn. Lo que no detallan es qué tipo de trabajadores no consideran dignos de formar parte de su club. Simplemente dicen que descartan a los aburridos y que apuestan por gente ambiciosa y ocupada que de vez en cuando también busca desbravarse. Celebran fiestas de lujo en todo el mundo y acumulan miles de descargas. 

MillionaireMatch o Luxy también son conocidas por querer atraer a personas de un alto poder socioeconómico y tener un funcionamiento similar.

Más allá del dinero, hay aplis que optan por especializaciones de todo tipo: Frikiradar, por ejemplo, se fundó para los "amantes del manga, el anime y los videojuegos a los que les cuesta encontrar pareja con los mismos gustos"; Tastebuds calcula los niveles de compatibilidad según el género de música y grupos preferidos; Quedemonline o GentComTu tienen como lengua franca el catalán y van dirigidas sobre todo a personas de los Països Catalans, y Awake Dating pone en contacto a gente variada del mundo conspiracionista, desde terraplanistas hasta negacionistas, pasando por amantes de El show de Truman que se creen Jim Carrey en la vida real o seguidores de la teoría de los reptilianos.

También hay aplicaciones para conectar a personas de una misma comunidad religiosa: para los cristianos, QuimicaCristiana o Christian Dating; para los musulmanes, Muzzmatch o Salams, y para los judíos, JDate o Jswipe. Y todo lo que el amor no pueda juntar lo puede hacer el odio a través de Hater: el portal que une a personas de todas partes el mundo que dicen odiar lo mismo. "El problema de estas aplicaciones más minoritarias es que hay muy poca gente a tu alrededor y no encuentras a nadie. Hacen gracia, pero en general también son bastante inútiles", dice Hasan.

Por otro lado, hay aplicaciones que no nacen con el objetivo de atraer a un público en concreto, pero al final son los usuarios los que acaban determinando qué tipo de gente se puede encontrar en ellas. "Si el negocio funciona, ya les va bien, porque así la aplicación también aprovecha para venderlo como una especialización que facilita el trabajo de encontrar a la persona adecuada", dice el psicólogo y sexólogo Ignasi Puig Rodas al ARA. També apunta que, paradójicamente, los portales de citas crean expectativas de éxito altas para que te inscribas pero, a la vez, "quieren que fracases o no lo alargues mucho con ninguna persona para que vuelvas cuanto antes mejor a la aplicación a buscar a más gente".

Orientación y gustos sexuales

También hay aplicaciones más enfocadas a orientaciones sexuales concretas. Una de las aplis que acumulan más descargas es Grinder, que tiene un funcionamiento similar al de Tinder y es gratuita, pero con la diferencia de que sobre todo lo utilizan gays. También hay portales que se conocen por ser principalmente, por ejemplo, para lesbianas, como Wapa, Scissr, Lesbosfera o Her, en los que directamente los hombres no se pueden crear ninguna cuenta. "En el mundo gay hay más promiscuidad y, en general, cuesta más que una mujer y una mujer o un hombre y una mujer hagan match y acaben en la cama que que lo hagan dos hombres", dice la sexóloga Eva Moreno.

Las personas que mantienen relaciones abiertas o tienen gustos sexuales concretos tampoco tienen que sufrir. Hay aplis para dar y para vender. "Una de las más famosas para parejas liberales es Okcupid y, para los que quieren ser infieles, Ashley Madison o Gleeden", explica Puig Rodas. Además, dentro de otras aplicaciones más conocidas se puede filtrar teniendo en cuenta qué tipo de relación y de sexo se busca.

Las mujeres como mercancía

Uno de los problemas principales con los que se encuentran la mayoría de aplicaciones es la falta de mujeres. A pesar de que Tinder, por ejemplo, se niega a dar estos datos, en 2018 la compañía francesa de tecnología de publicidad móvil Ogury publicó un estudio independiente que apuntaba que nueve de cada diez usuarios de la apli son hombres. "Es en este contexto que las mujeres se acaban convirtiendo en mercancía, tal como pasa en muchas discotecas. Quieren que se vea que hay mujeres y a veces incluso las dejan entrar gratis para que hagan de reclamo para los hombres, que son los que se gastarán más dinero", critica Puig Rodas.

Muchas mujeres también acaban dejando Tinder porque se sienten acaparadas. "En general ellos ponen muchos 'me gusta' y, después, si haces match, acabas viendo que realmente no le gustabas, sino que simplemente te lo había puesto para probar suerte. Acabas hablando con muchos chicos para nada", explica Berta, que prefiere no decir su apellido. Por este motivo se hizo Bumble, en el que solo pueden enviar el primer mensaje las chicas. "Me fue bien. Encontré a un chico con el que congeniábamos bastante y nos vimos unas cuantas veces, pero la cosa se enfrió. También perdía mucho tiempo", recuerda Berta. Además, destaca que una de las cosas que le gustan más de Bumble es que normalmente los perfiles dan mucha más información. Entre otras cosas, la apli pide, por ejemplo, la tendencia política de los inscritos o si son fumadores.

Desde el otro lado, Hasan explica que también dejó Tinder porque se sentía "frustrado". Explica que le contestaban poco, que las conversaciones siempre eran las mismas e igual de vacías y que a menudo no había un interés real. A veces también lo dejaban plantado. "El problema de estas aplicaciones es que los encuentros sexuales se han banalizado mucho y las relaciones se vuelven muy egoístas y frías. Nos da igual hacerle daño al otro porque no hay emociones implicadas", dice la sexóloga Moreno.

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