"Hay dos actitudes ante la vida: o cambias el mundo o cambias tú"

Pepe García es el autor de un manual sobre la serenidad, una guía para gestionar emociones

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Pepe García, autor de 'Manual para la serenidad'

Manual para la serenidad (Plataforma Editorial) se presenta como un manual de "estoicismo práctico para ayudarnos a gestionar emociones difíciles". El autor, Pepe García, le escribió "por necesidad personal": "Porque buscaba herramientas que me ayudaran y las encontré en los estoicos. Y quise compartirlo con los lectores con un libro que toca un aspecto del que nadie habla cuando explican los estoicos: las emociones”.

En un mundo como el nuestro, dominado por la prisa, donde las imágenes son reeles a los que prestamos atención durante cuatro segundos, donde los mensajes de audio se pasan a velocidad aumentada para que duren menos, parece que el estoicismo es una filosofía que nos queda lejos, muy lejos. Pero Pepe García no lo ve así. “Los estoicos siguen siendo relevantes porque en realidad tenemos los mismos problemas que tenían ellos, lo que hace que sus consejos sean tan aplicables hoy como hace más de dos mil años. Y sobre todo por un factor fundamental: es evidente que vivimos un tiempo difícil y el estoicismo nació justamente para superar las adversidades”.

Las emociones como alerta

En realidad, cuando leemos los estoicos nos damos cuenta de que no están tan lejos, sus ideas no nos resultan tan ajenas como pueda parecer de entrada. El motivo es, para García, que su filosofía dejó una impronta muy clara en el cristianismo. Pero esto no significa que seguir sus consejos nos resulte fácil. “La gestión de las emociones es complicada –dice García– y durante siglos Occidente ha sido esclavo de la idea de Platón, que consideraba que somos seres racionales que tienen emociones, cuando sería más exacto considerar que somos seres emocionales con elementos racionales. Por sí mismas, las emociones no son buenas ni malas, no son más que informaciones que te envía el cerebro para alertarte de que algo no va bien y debes actuar”.

Aquí es donde las cosas se complican. ¿Cómo actuar? “A grandes rasgos, hay dos actitudes ante la vida: o cambias el mundo o cambias tú. Esto sirve para todo, desde situaciones complicadas como la guerra o el hambre hasta problemas con tus jefes o una retención de tráfico. Es más fácil cambiar una alpargata que cambiar el mundo”. El secreto está, dice, al reducir la velocidad. “Vivimos en un mundo a toda velocidad y lo que necesitamos es recuperar la calma para reflexionar. La lentitud ayuda. Es importante hacer pausas. Nos decimos a nosotros mismos que no tenemos tiempo, pero luego resulta que tenemos mucho que mirar el móvil”.

En su manual, Pepe repasa el campo de minas que son nuestras emociones, recursos evolutivos que nos permiten sobrevivir, pero que sin controles ni filtros pueden convertirse en un problema. Emociones como la ansiedad, una plaga de nuestro tiempo que se traduce en que España sea el estado del mundo en el que se consumen más ansiolíticos. ¿Cómo es posible? “Resulta complicado averiguar las causas concretas –explica–, pero hay hechos innegables que ayudan a entender por qué el consumo de fármacos se ha disparado desde la pandemia de la covid. Hechos materiales, como un coste de la vida que no se corresponde con los salarios que cobramos. Y hechos no tan materiales, como siendo el país con más luz solar de Europa estemos donde se vive más horas con luz artificial. Todos estos desajustes generan ansiedad”.

La pregunta es, evidentemente, qué podemos hacer, cómo evitarlo. Y la solución no siempre implica entrar en una farmacia, sino también recuperar el equilibrio que proporciona cuidarse con hábitos más o menos sencillos –“comer bien, hacer ejercicio, leer”– y otros que no lo son tanto, pero que tienen una importancia crucial: "Practicar el arte de la calma y, sobre todo, intentar estar satisfechos con lo que tenemos".

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