"La infancia es la base de la casa que construiremos después"
Hablamos con la psicoterapeuta Elisenda Pascual Martí sobre su nuevo libro 'Amor de piel adentro'
BarcelonaSe dice que la persona que eres hoy, con tu carácter, tu forma de relacionarte y ver el mundo está condicionada por aquel niño que un día fuiste y por cómo aprendió a vivir y defenderse de lo que iba viviendo. Está bajo todas aquellas corazas que se ha ido construyendo, que todavía existe ese niño. ¿Y si nos atrevemos a reconectar con ellos y aprendemos a vivir y aceptarnos tal y como somos?
Con esta premisa se ha publicado el libro Amor de piel adentro (Diana, 2024) de la psicóloga Elisenda Pascual Martí. En sus páginas la autora reivindica la importancia de revisar a nuestros patrones para afrontar la vida con una mirada que esté en consonancia con nuestro niño interior.
"Desde la psicología evolutiva sabemos que la infancia es la base de la casa que vamos a construir después; del carácter y las decisiones que tomamos en la vida", explica Pascual. Por tanto, volver a hablar con este niño interno y darle protagonismo, viendo qué le pasó y mirarlo con buenos ojos hace que "se relaje y pueda empezar a escoger diferente", continúa.
Durante la infancia, los niños suelen adoptar ciertos mecanismos para adaptarse a su entorno: "Algunos pueden optar por luchar y enfadarse por llamar la atención; otros, en cambio, quizás descubren que lo más efectivo es huir y evitar el contacto; comprenden que complacer a todo el mundo les permite obtener más atención", explica la psicóloga, que asegura que cada persona tiene alguna de estas tendencias.
"Hay personas que tienen tendencia al enfado constante, otras que tienen dificultades porque son más vulnerables o que, ante un conflicto, huyen o se bloquean", continúa. La clave es saber cuál es tu tendencia para poder trabajarlo y cambiar estos patrones, que salen de una herida que hay que observar con cuidado. "No podemos cambiar nuestra historia, pero si le damos otro mensaje a nuestro niño interior, quizás esta historia deja de secuestrarte constantemente en tu etapa adulta y puedes leer tu vida y reaccionar desde un sitio diferente", dice Pascual.
Cambiar el pensamiento
Eso sí, la psicóloga aconseja que, para entrar en una herida, siempre debe ir acompañado. "La herida ha hecho que tú te comportaras y te contaras la vida de una manera durante mucho tiempo, y, de repente, entrar a mirar lo que te marcó y condicionar tanto, da miedo", dice Pascual, que recomienda buscar acompañamiento terapéutico para que te haga sentir lo suficientemente seguro para poder entrar, experimentar y descubrir quién eres.
Y una vez entras en esta herida y la trabajas, hay que hacer un duelo. Es el duelo de despedir a un patrón que te ha acompañado gran parte de la vida, o el duelo de darte cuenta de que ciertas personas o relaciones familiares que creías que eran de una manera, son tóxicas o no te van bien . "Es un duelo en mayúsculas, pero lo importante es comprender por qué nos ha servido aquello en la vida", matiza Pascual. "Es honrar el hecho de que hayas tenido un tipo de vinculación o de comportamiento durante un tiempo porque eso quizás te ha ayudado a no sentir un dolor oa no ver algo que te dolía mucho", continúa.
Muchas personas crecen pensando que no merecen amor, porque en algún momento alguien no les dio lo que necesitaban. Cuando estas personas, en la edad adulta y en un proceso psicoterapéutico o en una situación de despertar, se dan cuenta de que han vivido con los muelles del pan y que, ahora sí, quieren la barra de pan entera, todo empieza a cambiar. "Hay una parte interna que se libera, porque dejamos de buscar fuera lo que sentimos que podemos darnos dentro; y también buscamos fuera unos vínculos mucho más saludables y unas relaciones mucho más completas y equilibradas", dice la psicóloga.
En el libro Pascual recomienda una serie de ejercicios para conectar con este niño interior que quiere ser curado. Uno de ellos es buscar una fotografía de cuando éramos pequeños y darle un sitio especial a casa para verla cada día. "Se trata de poder hablarle a esa parte nuestra que fuimos y poder hacerla presente, honrándola con mensajes bonitos", dice la autora, que considera que, si lo hacemos a diario, al final el cerebro funcionará como un aliado nuestro. "Es recordarte que tú fuiste alguien que merecía un muy buen trato", especifica.
Finalmente, la psicóloga defiende vivir con gratitud como forma de vida. "En la vida nos pasan cosas que a veces no nos gustan, pero seguramente también nos pasan muchas que sí. Se trata de que el cerebro genere el hábito de dirigir la mirada hacia lo que suma, que nos hace crecer y que nos mujer paz", concluye.