Ejercicio físico

"Cuando termino la clase soy otra": el ejercicio estrella del gimnasio que no pasa de moda

El ciclismo de sala es una actividad que lleva muchos años practicándose en nuestro país, pero se mantiene como una de las que tienen más demanda

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Un grupo de mujeres durante una clase de ciclismo de sala en un gimnasio

BarcelonaAhora que la vuelta a la rutina ha hecho que mucha gente se anime a apuntarse a un gimnasio, es probable que encuentren que siempre hay una sala de la que sale música a toda pastilla que hace intuir que ahí dentro hay algún ejercicio que se hace siguiendo ritmo de lo bueno. Si los cristales o las cortinas de la sala son un poco translúcidos, seguro que vislumbraremos un montón de ciclistas colocados en forma de semicírculo, pedaleando, ahora sentados, ahora de pie y, muy seguramente, sufriendo y disfrutando del momento en partes iguales.

En una de estas clases de ciclismo indoor no es fácil encontrar bicicletas libres. Por norma general, es una de las sesiones estrella de los gimnasios y, “aunque llegó aquí hace unos veinte años y parecía que iba a ser una moda pasajera, hoy todavía sigue muy activo". "Incluso se han creado centros que sólo realizan esta actividad”, explica Jaume Palau, gerente del centro Fitness Vic, uno de los establecimientos que apostaron por esta actividad desde sus inicios.

El ciclismo indoor, también llamado de forma normativa ciclismo de sala, es una actividad grupal en la que los usuarios están sobre la bicicleta y pedalean y se mueven al ritmo de la música y de las indicaciones del instructor. Predomina el trabajo cardiovascular, pero según la intensidad también existe una gran implicación de diferentes grupos musculares.

Existen diferentes razones para que esta actividad tenga tanto éxito todavía hoy en día. Albert Bargalló, de la Sala Ambicio de Gurb e instructor de ciclismo de sala desde hace más de dos décadas, destaca “que el ciclismo de sala aúna motivación, diversión y esfuerzo físico en 45 minutos que pasan volando y que te proporcionan la satisfacción de haber hecho un buen entrenamiento”.

También cabe destacar la gran versatilidad de estas sesiones en cuanto al perfil de practicantes. “En una misma clase tienen cabida muchos perfiles distintos, incluso personas con patologías, con sobrepeso o deportistas que se están recuperando de lesiones. Lo importante es que cada persona tenga muy claro con qué objetivo hace la práctica”, afirma Jaume, que ve pasar a personas de todo tipo por sus instalaciones.

Diferentes tipos de usuarios

Una de las claves de esta versatilidad es que cada usuario puede graduarse la intensidad con la que llevar a cabo la clase, así como que el estado físico no es un impedimento para disfrutar de la actividad.

“En una misma clase me puedo encontrar usuarios que vienen a hacer salud, a escuchar música ya pasarlo bien en una actividad grupal; deportistas que necesitan mantener la forma física después de sufrir una lesión, o usuarios que no tienen tiempo para entrenarse fuera y utilizan las sesiones para mejorar su rendimiento”, explica Albert.

Y, por otra parte, la bicicleta es un deporte muy respetuoso con las articulaciones, por lo que, al tratarse de un deporte sin impacto, también ayuda a albergar un mayor número de practicantes de forma segura y saludable , siempre que "el instructor enseñe a cada cliente la manera correcta de regular la bicicleta y cómo se deben hacer los movimientos y adaptar las intensidades", puntualiza Jaume.

Uno de los rasgos que también valoran mucho los usuarios es que se trate de una actividad en grupo que “ayuda en la socialización". "Se crean afinidades e incluso nacen nuevas amistades”, afirma Jaume.

Victoria León, que ha incorporado esta práctica a su rutina semanal hace relativamente poco tiempo, asegura que lo que más me gusta de las clases de ciclismo en sala es "la intensidad del entrenamiento". "En poco rato sudas, cremas calorías, tonificas músculos, y todo esto combinado con buena música. Y una de las mejores cosas es que no lo hago sola, sino que disfruto de la actividad en grupo, independientemente del nivel deportivo de cada persona ", añade.

También es cierto que, sobre todo en nuestra zona geográfica, y teniendo en cuenta los horarios laborales de la población general, durante buena parte del año se nos hace complicado poder disfrutar de luz natural exterior al anochecer para practicar actividad física. Y, de la misma manera, la meteorología tanto en invierno como en verano, en algunos lugares, es dura y no invita a realizar actividad en el medio natural. Y éste es uno de los otros puntos a favor del ciclismo de sala, ya que se puede practicar a cualquier hora del día y en cualquier momento del año. De hecho, uno de los motivos que llevaron a Victoria a probar esta modalidad deportiva fue que durante la semana no podía salir a entrenarse en bicicleta de carretera, sobre todo en invierno, porque oscurece enseguida y le faltaban horas . "Poder dar un par de clases de ciclismo en sala durante la semana me permite, al menos, no perder la forma, mejorar la fuerza y ​​la resistencia muscular", explica. Y si seguimos hablando de las bondades de esta práctica deportiva, no podemos dejar de lado una parte más psicológica y emocional porque, tal y como nos explica Victoria, mentalmente, le proporciona un espacio para desconectar de las preocupaciones diarias y concentrarse en el momento presente, lo que le ayuda a reducir el estrés ya aumentar su bienestar emocional. "Además, el sentido del éxito y superación personal que experimento en cada clase hace que aumente mi confianza tanto dentro como fuera del gimnasio, y entonces soy capaz de transmitir mi energía positiva a mi entorno, sea familiar o personal", explica.

¿Cuál es el secreto de una buena clase?

Sesiones de ciclismo de sala se hacen en todo momento y en muchos centros, pero no todos con el mismo éxito. "Para mí, una de las cosas más importantes es el instructor", explica Victoria, que continúa: "Un buen entrenador hará que la clase sea divertida y provechosa".

Lo que no sabemos los usuarios cuando nos sentamos en una bicicleta de ciclismo en sala y nos dejamos llevar es que detrás de cada canción, de cada cambio de ritmo, de cada movimiento, hay mucho rato de preparación por parte de la persona que encabeza la clase.

Para Albert, hay tres puntos clave a la hora de diseñar buenas sesiones, que peguen y que hagan que la gente salga con la adrenalina por las nubes y, a pesar del cansancio y el sudor, tengan ganas que repetir: “En primer lugar, dedicar muchos ratos a la investigación musical, variar estilos durante las sesiones para englobar los gustos de la mayoría de la gente; en segundo lugar, llevar una coherencia en los objetivos de entrenamiento de las sesiones, y, finalmente, motivar a los asistentes y darles un buen feedback”.

Con los años se han ido introduciendo también nuevas tendencias dentro de la misma modalidad, como juegos de luces de colores que se encienden y apagan en función de la música y de la intensidad de cada momento o pantallas donde cada usuario puede ver con qué potencia está pedaleando –los vatios, en vocabulario ciclista– o en qué pulsaciones está trabajando. “Estas nuevas tendencias permiten unificar aún mejor diferentes perfiles de usuarios en una misma sesión, desde lo que viene a bailar y hacer salud hasta lo que viene a mejorar su rendimiento”, explica Albert, que añade: “Yo nunca he estado demasiado partidario de los juegos de luces, pero entiendo que en un momento dado del esfuerzo ayudan a conseguir un plus de motivación para lograr el reto de la clase”. Y si le pedimos a Victoria que nos resuma qué es para ella una sesión de ciclismo en sala nos responde sin dudar: “La sensación de haberlo dado todo y no pensar en otra cosa. Me desconecta, me reactiva y me reanima. Salgo llena de energía. Ya puedo haber tenido un día complicado que, cuando acabo la clase, soy otra, y siempre acabo diciendo "Lo necesitaba"”.

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