Cómo nos conocimos

“Conocí a mi mujer en misa”

Tomàs Molina, meteorólogo

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Maria Antònia y Tomàs Molina, en la piscina.

Tomàs Molina conoció a su mujer, Maria Antònia, en misa. Sin embargo, su primer encuentro no fue muy acertado. “Le caí muy mal, porque ella llevaba unas medias rojas, un jersey de lana rojo y una bufanda roja y yo le dije: «Te ha costado combinarlo, ¿eh?»” En algún momento, Maria Antònia debió de perdonarle el comentario, ya que a la salida de la misa de once empezaron a acercarse el uno al otro.

A veces, sus conversaciones eran algo surrealistas.

T: ¿Tomamos algo?

MA: No tengo sed.

T: Mujer, no se trata de tener sed, se trata de charlar.

Entonces iban a tomar algo y Maria Antònia se pedía una botella de agua. "Se la bebía de un trago, toda al principio, y yo procuraba alargar mi coca-cola".

Molina explica que ambos eran –y son– bastante cuadriculados. “Ella era una chica muy formal que estudiaba mucho, todo lo hacía bien, ya se veía venir que sería médica. Yo estudiaba físicas y me preocupaba pensar cómo sería estar casado con una médica triunfadora, mientras yo seguramente era profesor. Mi amiga Carmen Ruiz me dijo: «Eres un burro» y se me pasó.

Molina se declaró un 24 de diciembre a la salida de la misa del gallo. Le había comprado un collar de oro con una pulsera a juego y fueron a tomar algo, aunque ella no tenía sed.

MA: ¿Por qué me das esto?

T: Te hago un regalo de Navidad porque me gustas.

Fueron novios toda la carrera y en 1991 se casaron.

“Siempre hemos sido muy planificadores. Decidimos cuándo nos casaríamos, cuándo tendríamos hijos –bueno, lo decidía ella– y cuándo compraríamos una casa. No soy demasiado romántico. Lo primero que hice fue abrirme una cuenta de ahorro. Soy muy estable, conmigo nunca lo pasarás muy bien pero tampoco lo pasarás mal. Soy aburrido pero práctico”.

Su amor por Maria Antònia, Molina lo compara con la fe. “A veces me preguntan: «¿Cómo un científico como tú cree en Dios?», y yo hago un símil con mi mujer. La fe es un sentimiento que nada tiene que ver con la razón ni tiene explicación. Si me preguntaras si mi mujer es la más simpática o la más guapa del mundo, no podría decirte que sí, pero, en cambio, hará 40 años que estamos juntos y yo vuelvo a casa contento cada día. Ahora esto no se lleva demasiado, pero nosotros tenemos un compromiso uno con otro”, dice Molina, y concluye: “Yo digo que quiero morirme antes que ella y ella dice que quiere morirse antes que yo”.

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