La heredera del trono holandés celebra su 18º aniversario en contra de las recomendaciones sanitarias del país

Amalia habría invitado a 21 personas como mínimo a una fiesta en la que, según recomienda el ejecutivo, solo habría podido haber cuatro

Amàlia al extremo  izquierda, junto al resto de la familia real holandesa
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BarcelonaLa princesa Amalia, heredera al trono de los Países Bajos, celebró su decimoctavo aniversario con una fiesta al aire libre con al menos 21 personas, a pesar de que las restricciones dictadas por el gobierno neerlandés limitan a un máximo de cuatro los invitados a una casa por día debido a las altas cifras de contagios. En una carta al Parlamento, el primer ministro, Mark Rutte, ha tenido que admitir que Amalia invitó a 21 personas a su fiesta de aniversario, pero aseguró que todos estaban vacunados y “mantuvieron una distancia adecuada”.

La joven princesa, que cumplió la mayoría de edad el 7 de diciembre, celebró la fiesta en el jardín del palacio Huis ten Bosch, en La Haya, donde reside con sus padres y su hermana pequeña, Ariadna, puesto que la mediana, Alexia, estudia en el extranjero. “Amalia cumplió 18 años la semana pasada, un momento importante en su vida. El sábado se organizó una fiesta de última hora en los terrenos detrás del palacio”, subrayó el jefe del gobierno, que informó que en el palacio había varias fiestas organizadas para celebrar el aniversario, pero que se cancelaron por las cifras de contagios en los Países Bajos. Rutte aseguró que se pidió a todos los asistentes que se hicieran una prueba de coronavirus antes de ir a la fiesta, por lo cual la familia real “estaba convencida de que, al celebrar la fiesta al aire libre con todas las precauciones tomadas, lo había organizado de manera responsable”. Pero, añade, el monarca Guillem Alexandre le comunicó en retrospectiva que “pensándolo bien, no fue una buena idea”, y Rutte consideró esta respuesta “una reacción sensata”.

No es la primera vez durante la pandemia que la familia real de los Países Bajos se ve implicada en una polémica por infringir las restricciones aplicadas para frenar los contagios. El año pasado, los reyes Guillermo y Máxima se tuvieron que disculpar dos veces: la primera en agosto, por fotografiarse con el propietario de un restaurante en Grecia sin mantener la distancia social; y la segunda en octubre, cuando toda la familia viajó a la casa de vacaciones en Grecia en plenas restricciones a los viajes no esenciales en los Países Bajos.

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