Barcelona“Permitiremos a las mujeres trabajar y estudiar. Las mujeres serán muy activas en la sociedad, pero en el marco del islam”. Esto es lo que dijo el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, el 17 de agosto del 2021 en su primera comparecencia pública en Kabul cuando hacía sólo dos días que los radicales habían llegado al poder. Cientos de periodistas siguieron su intervención y sus palabras dieron la vuelta al mundo. Afganistán era entonces el foco de atención de todos los medios de comunicación.
Dos años después, la mitad de las mujeres que tenían un trabajo remunerado en Afganistán lo han perdido, según datos del Banco Mundial. Los talibanes las han expulsado de la mayoría de los trabajos calificados. Las chicas no pueden acceder a la educación secundaria ni ir a la universidad, a pesar de que el Corán no dice en ningún sitio que la formación esté prohibida para las mujeres. Los talibanes también han aprobado otras normas que les restringen la libertad y los movimientos. Por ejemplo, las mujeres tienen prohibido hacer deporte, conducir, ir a los parques públicos y salir a la calle sin taparse la cara. Sólo pueden mostrar sus ojos. Su situación es tan asfixiante que el relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos humanos en Afganistán la calificó de “apartheid de género” en su último informe, el pasado julio.
Sin embargo, Afganistán ya no es el centro de atención de los medios de comunicación más allá del 15 de agosto, cuando se conmemoró la llegada de los talibanes al poder. Los radicales ya no reciben a los periodistas extranjeros con los brazos abiertos como hacían antes –ahora los consideran observadores incómodos–, y hacen la vida imposible a los locales. En los dos últimos años han detenido a 64 periodistas.
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Afganistán se ha convertido en un estado policial donde los castigos físicos son habituales. Los talibanes apedrean o azotan con varas y látigos a los acusados de cometer “delitos morales”, como beber alcohol, mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio o robar. También apalean a activistas de derechos humanos, periodista, artistas… Cualquiera que cuestione su régimen.
“El futuro de Afganistán sigue siendo una cuestión clave para la Unión Europea. La UE mantiene el firme compromiso de apoyar al pueblo afgano; continuaremos asistiéndolo según sus necesidades y apoyando a los afganos en riesgo”, decía un comunicado de la Unión Europea el 1 de septiembre de 2021, un día después de que todas las tropas internacionales se marcharan definitivamente. Posteriormente, la UE ha invertido en ayuda humanitaria y ha difundido otros comunicados de condena de las restricciones de los talibanes. Afganistán, al igual que nunca lo hizo durante los veinte años de presencia internacional en el país, a lo largo de los cuales Estados Unidos siempre llevó la batuta. Lo que la Unión Europea sí puede hacer, y está en sus manos, es dar una salida digna a los miles de refugiados, la mayoría afganos, que siguen esperando protección internacional en Lesbos y otras islas griegas. ¿O quizás quieren devolverlos al Afganistán de los talibanes?
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En julio la Defensora del Pueblo Europeo pidió explicaciones a la Comisión Europea sobre la situación en los centros de refugiados en estas islas después de que varias asociaciones de defensa de los derechos humanos denunciaran las pésimas condiciones de vida. Actualmente hay tres centros y está prevista la construcción de otros dos. Todos financiados por la Unión Europea.
Una revuelta contra los talibanes
Las voces que dicen que la población afgana debería resolver sus problemas por sí misma no tienen ni idea del contexto ni de la historia de Afganistán. Durante las últimas dos décadas Estados Unidos y el resto de países de la OTAN –incluida España– fomentaron la cultura de la impunidad en Afganistán, aliándose y catapultando al poder a señores de la guerra que habían cometido todo tipo de atrocidades. Esto dio alas a la corrupción y fomentó que se construyera un estado sobre pies de barro.
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A estas alturas, más de dos tercios de la población afgana subsiste de la ayuda humanitaria, la mitad no sabe ni leer ni escribir, no tiene electricidad y solo el 23% tiene acceso a internet. ¿Así pretendemos que lideren una revolución contra unos radicales islámicos que, además, se han quedado con todas las armas y vehículos que la comunidad internacional proporcionó a las fuerzas armadas y ahora son más poderosos que nunca?
Ningún país occidental parece dispuesto a dar pasos para liberar a la población afgana del yugo talibán mientras los fundamentalistas no nos generen problemas en nuestra casa. Prueba de ello es que, después de dos años de la desbandada internacional de Afganistán, ningún gobierno occidental –con la excepción de Japón– ha reabierto su embajada en Kabul. Ojalá me equivoque, pero me temo que, desgraciadamente, seguiremos teniendo talibanes para rato.
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Restricciones contra las mujeres
7 de septiembre de 2021
El ministerio de la Mujer es sustituido por el ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio.
8 de septiembre de 2021
Los talibanes prohíben a las mujeres practicar deporte.
18 de septiembre de 2021
Las chicas son excluidas de la educación secundaria.
23 de diciembre de 2021
Las mujeres no pueden viajar a más de 72 kilómetros de distancia si no van acompañadas de un hombre de su familia.
27 de marzo de 2022
Las mujeres no pueden entrar en los parques públicos.
3 de mayo de 2022
Los talibanes prohíben a las mujeres conducir.
7 de mayo de 2022
Las mujeres deben taparse la cara cuando salen a la calle, a excepción de los ojos.
21 de mayo de 2022
Las presentadoras de televisión deben taparse la cara con una mascarilla.
29 de mayo de 2022
Las mujeres no pueden utilizar el transporte público en Kandahar si no van acompañadas.
23 de agosto de 2022
Las funcionarias son despedidas.
20 de diciembre de 2022
Las mujeres están excluidas de la universidad.
24 de diciembre de 2022
Se prohíbe a las mujeres trabajar para las ONG.
4 de abril de 2023
Se prohíbe a las mujeres trabajar para Naciones Unidas.
4 de julio de 2023
Se decreta el cierre de todas las peluquerías y centros de estética para mujeres.