Guerra en Sudán

Los drones suicidas llevan a la guerra de Sudán a una dimensión peligrosa

El ejército y paramilitares habían utilizado aviones no tripulados, pero ahora el uso contra infraestructuras civiles se ha disparado

Un tanque del ejército sudanés en Omdurman, Sudán, el 7 de abril de 2024.
20/08/2025
3 min

El CairoA mediados de marzo, mientras el principal grupo paramilitar de Sudán se derrumbaba en las últimas posiciones que habían podido retener en la capital, Jartum, su líder, Mohamed Hamdan Dagalo, declaraba que no claudicarían y que expandirían el conflicto. Días más tarde, su hermano Abdelrahim Dagalo, que actúa cada vez más como el comandante de hecho del grupo, lanzaba un aviso similar y amenazaba con extender la guerra al norte y este del país, zonas que hasta entonces habían quedado relativamente aisladas.

En un primer momento, las proclamas de los Dagalo fueron interpretadas como una especie de delirio propio de alguien que no quiere aceptar un descalabro en sus filas. Pero a principios de mayo, y de forma casi diaria durante una semana, las Fuerzas de Apoyo Rápido empezaron a atacar por primera vez a Puerto Sudán, la capital provisional del ejército, en el extremo noreste del país. El secreto: drones, la mayoría de ellos suicidas, dirigidos contra el aeropuerto, una base militar naval y una aérea, grandes depósitos de combustible, almacenes de munición, una central eléctrica y un hotel.

La batería de ataques de los paramilitares, que cogió desprevenido al ejército, marcó un nuevo giro de guión en el transcurso de la guerra por la importancia del blanco escogido. Cuando estalló el conflictoEn abril de 2023, el ejército y la junta militar que gobierna las zonas bajo su control se trasladaron a esta ciudad del mar Rojo, muy alejada del frente. Puerto Sudán es, además, la ciudad portuaria más grande de Sudán y dispone de aeropuerto, así que es el principal punto de entrada en el país de ayuda humanitaria, cargamentos militares y delegaciones diplomáticas.

El ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido habían utilizado drones desde el principio de la guerra. Pero en los últimos meses su uso, sobre todo por parte de los paramilitares, ha aumentado mucho, lo que está redefiniendo rápidamente los contornos del conflicto. En su arsenal, los paramilitares cuentan con drones chinos, que se cree que han recibido de los Emiratos Árabes Unidos, su gran aliado, con capacidad suficiente para cruzar incluso un país tan extenso como Sudán.

Inicialmente, además, la mayoría de ataques con drones se concentraban en las líneas del frente o zonas próximas, pero últimamente los paramilitares los están dirigiendo cada vez con mayor frecuencia contra objetivos civiles. Este año las Fuerzas de Apoyo Rápido han hecho ya decenas de ataques con drones, y muchos han golpeado aeropuertos, centrales eléctricas y la toma de Merowe, en el norte, que genera en torno a la mitad de la electricidad del país, lo que ha causado largos apagones.

El declive de los paramilitares aumenta los ataques con drones

El incremento de estos ataques de los paramilitares comenzó después de que hubieran sufrido importantes reveses en el frente desde septiembre y hubieran perdido el control de todo el centro de Sudán. La junta militar, además, había empezado a elaborar planes de reconstrucción, también a nivel institucional, en las zonas bajo su control, incluido con la elección de un nuevo primer ministro a mediados de mayo, por primera vez desde principios del 2022. Sin embargo, las Fuerzas de Apoyo Rápido están intentando torpedear este esfuerzo de retorno a la normalidad.

Desde un punto de vista militar, los drones permiten a los paramilitares ralentizar y dificultar el avance del ejército hacia el sur y, sobre todo, el oeste del país, en la región de Darfur, donde se encuentra su bastión. Con estos ataques, además, pueden estorbar las líneas de suministro rivales y están forzando al ejército a redirigir recursos a defenderse en vez de pasar al ataque. Actualmente, los frentes de guerra se han desplazado a la vasta región de Kordofán, al sur, y al estado de Darfur Nord.

Aunque suelen recibir menos atención, el ejército también ha intensificado en los últimos meses los ataques aéreos en zonas controladas por los paramilitares. En su caso, cuentan con fuerza aérea y drones turcos, iraníes y de fabricación local. Muchos de sus ataques se han dirigido contra el aeropuerto de Nyala, la capital de Darfur Sur, uno de los principales puntos de entrada de la ayuda militar que reciben las Fuerzas de Apoyo Rápido. Pero el ejército está golpeando igualmente a blancos civiles en un aparente intento de complicar que los paramilitares y grupos aliados formen un gobierno paralelo.

En medio de este intercambio de golpes, la guerra de drones amenaza con internacionalizar más el conflicto. Por un lado, la junta militar ha responsabilizado a Emiratos Árabes Unidos de los ataques a Puerto Sudán y ha roto relaciones con Abu Dabi, que lo niega todo a pesar de las evidencias que apuntan hacia ellos. Asimismo, oficiales del ejército se han mostrado cada vez más beligerantes con algunos vecinos como Chad y el este de Libia para permitir el envío de ayuda a los paramilitares. Y algunos de ellos, entre furiosos y envalentonados, ya han abierto la puerta a atacarles directamente.

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