África

¿Quién es el rey Mswati III, el último monarca absoluto de África que ha sido protagonista en Sevilla?

El rey del pequeño estado de Eswatini, antes Swazilandia, vive una vida de lujos muy alejada de la de sus 1,3 millones de súbditos

Foto del reo Mswati III de Eswatini, la antigua Swazilandia, y su novena esposa, en Sevilla con los reyes de España durante la cumbre de la ONU sobre cooperación internacional para el desarrollo.
ARA
03/07/2025
3 min

BarcelonaEntre los 60 jefes de estado y gobierno que se han reunido en Sevilla esta semana en la cumbre de la ONU sobre cooperación internacional, había uno que ha captado especialmente la atención por el trato distinguido y lujoso de su comitiva: el rey Mswati III de Eswatini, el último monarca absolutista de África. Es el gobernante de lo que hasta 2018 se conocía como Swazilandia, un pequeño país que ocupa la mitad de la superficie de Cataluña, enclavado entre Mozambique y Sudáfrica. Hace siete años, el monarca se hizo el regalo de sus 50 años, los mismos de la Swazilandia independiente, rebautizando el nombre del país para volver a la denominación anterior al colonialismo: eSwatini, que significa 'la tierra de los swazis', la etnia mayoritaria del país. "Nos confundían con Suiza en el extranjero", justificó entonces Mswati, una equivocación que tiene sentido en inglés (Swaziland/Switzerland). a punto de derribar esta monarquía retrógrada con una revuelta popular prodemocrática. Y es que el monarca que estos días se paseaba por Sevilla y se alojaba en el hotel más lujoso de la ciudad, acompañado de una de sus esposas (que no ha sido de visitar los centros comerciales y tiendas de ropa), vive en una realidad muy distinta a la de sus 1,3 millones de súbditos: cobra un sueldo anual de 50 millones de dólares de 1,90 dólares al día. Las protestas por pedir democracia se han ido repitiendo en los últimos años, en un país que en el 2024 tenía un paro general del 35,4% y el juvenil subía al 48,7%. Mswati III también controla el poder económico, con inversiones en las grandes empresas del país.

Mswati III, que en 1986 se convirtió en el rey más joven del mundo, es el hombre que todo lo controla en su país, a pesar de que la Constitución consagra la división de poderes y admite a los partidos políticos, pero en la práctica encaja en un retrato de señor feudal. Concentra el poder ejecutivo, legislativo y judicial para castigar a la más mínima crítica. Amnistía Internacional denunciaba en su último informe, de 2024, las "ejecuciones extrajudiciales" de defensores de los derechos humanos en el país, "la represión política generalizada, especialmente la detención y la reclusión arbitrarias, ejercida contra periodistas y otras voces críticas con el gobierno".

16 esposas y 35 hijos

Pero lo que más ha llamado la atención de los medios españoles han sido las peticiones extravagantes del monarca, como la de poner el logo de su casa real en todas las toallas del hotel que utilizaran o tener una gran fotografía suya, además de su poligamia. Mswati III ha viajado a Sevilla con su novena esposa, pero tiene 16 en total, con las que ha tenido 35 hijos. Se mantiene todavía lejos del balance de su padre, que tuvo más de 200 hijos y 70 esposas, pero Mswati III ha seguido la tradición familiar de la poligamia, una práctica que se defiende por la "unidad de los clanes". Eswatini se rige en cuestiones civiles por la ley tradicional, que permite sólo a los hombres ir sumando esposas.

La modernidad del monarca es que ya no elige nuevas esposas en el Umhlanga (la Danza del Juncos), en la que se glorifica la virginidad y fertilidad -siempre de las mujeres, por supuesto-. Tradicionalmente, el monarca swazi aprovechaba este festival para ampliar el harén. Ahora la celebración es básicamente un reclamo turístico, pero sigue siendo una forma de perpetuar el machismo con la exhibición de los cuerpos desnudos de chicas y niñas.

La vida sentimental del rey es digna de los playboys del papel couché, con denuncias incluidas del rapto de una chica y una esposa a la fuga. Dueño y señor del país, Forbes calcula que tiene una fortuna de más de 500 millones de dólares, que le permiten llevar una vida de lujo desenfrenado con coches, aviones, casas y viajes. Además, tiene amigos generosos, como el que le regaló 32 BMW. Y, si no le basta, la ley obliga a la población a cederle vacas, un auténtico tesoro en un país de economía rural y de subsistencia.

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