Alemania frena la desescalada para combatir la nueva "pandemia" de la variante británica

El aumento de contagios obliga a cerrar el comercio y la restauración y a un confinamiento estricto durante la Semana Santa

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Angela Merkel, durante la rueda de prensa de esta madrugada.

SabadellAlemania está golpeada por "una nueva pandemia", en la que la variante británica del covid-19 es predominante, ha dicho esta madrugada Angela Merkel después de reunirse durante 11 horas con los presidentes de los lands y acordar un estricto cierre durante Semana Santa para frenar la propagación. La cancillera ha dicho que el país se encuentra en "una situación muy grave" y ha anunciado la limitación de las reuniones a cinco adultos de dos burbujas entre el 1 y el 5 de abril. Los alemanes se quedaron sin Navidad y se quedarán también sin Semana Santa. Bares, restaurantes y actividades de ocio y culturales continuarán parados al menos hasta el 18 de abril. Solo se abrirán los comercios esenciales y se recomienda teletrabajar hasta esta fecha.

Merkel también ha apoyado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en su amenaza de bloquear las exportaciones de vacunas de AstraZeneca que se producen en las fábricas de los Países Bajos para garantizar el suministro al que la farmacéutica anglosueca se había comprometido con Bruselas. "Tenemos un problema con AstraZeneca. Y decidiremos con responsabilidad", ha añadido.

Así Alemania pone el "freno de emergencia" y para el plan de desescalada que se había empezado a aplicar a principios de este mes, ante la evidencia de que el número de contagios de covid-19 en el país no solo ha dejado de bajar, sino que ya hace semanas que sube, y de hecho los últimos días se ha disparado

Indicadors al alza

Lothar Wieler, presidente del Robert Koch Institut (el organismo que hace el seguimiento oficial de la pandemia en Alemania), ya había avisado el 11 de marzo de que "había indicios muy claros" de que el país se encaminaba a una tercera oleada, y los datos de los últimos días apuntan en la misma dirección. Según las cifras oficiales difundidas por el instituto que Wieler preside, este lunes Alemania ha registrado 7.709 nuevos contagios de covid-19, pero la media de la última semana se sitúa en 13.000 infecciones. Esto representa un incremento del 30% en una semana, puesto que el pasado lunes el número de casos nuevos era de 10.000 de media en los siete días anteriores. El 14 de febrero, este indicador logró el nivel más bajo desde octubre, con 7.153 contagios, y desde entonces la cifra no ha dejado de subir. Con todo, todavía está muy lejos de los más de 25.000 casos diarios que se llegaron a registrar justo antes de Navidad. Las defunciones, en cambio, mantienen una clara tendencia a la baja: en la última semana se han registrado, de media, 185 cada día, cuando hace un mes había más de 400.

El gobierno federal y los regionales pactaron en febrero que las medidas de contención se podrían empezar a relajar en aquellas regiones y distritos en los que la incidencia acumulada se situara por debajo de los 35 casos semanales por cada 100.000 habitantes, a pesar de que posteriormente se elevó el listón hasta los 50 casos. Hoy por hoy, ninguno de los 16 lands está por debajo de este valor, y solo una cuarentena de los más de 400 distritos no lo sobrepasan. En el conjunto del país, la incidencia acumulada es de 107 casos por 100.000 habitantes en una semana, 24 puntos más que el pasado lunes. El 14 de febrero se logró el nivel más bajo desde el otoño, con 57 casos. ç

Mientras tanto, la campaña de vacunación sigue avanzando muy lentamente: según los últimos datos disponibles, correspondientes al viernes, de los 27 países de la Unión Europea, Alemania es el 7º con un porcentaje más bajo de población vacunada, un 12,5%. Un 3,9% ya han recibido las dos dosis.

Comercios cerrados desde Navidad

Alemania superó la primera oleada, la primavera pasada, con un número relativamente bajo de contagios y, especialmente, de muertes por covid-19 (hasta mayo se habían acumulado 6.700, cuando España, por ejemplo, ya se acercaba a los 25.000), a pesar de que no se llegó a pedir el confinamiento domiciliario. Pero en otoño la situación cambió radicalmente: Merkel intentó avanzarse a la segunda oleada imponiendo nuevas restricciones, pero esto no impidió que en noviembre se tuvieran que cerrar la restauración y los establecimientos culturales, y que antes de Navidad se ordenara un confinamiento total y el cierre de escuelas y del comercio no esencial.

Con el cambio de año la situación empezó a mejorar claramente y a finales de febrero se empezaron a relajar algunas medidas, empezando por la apertura de escuelas y peluquerías. Hace tres semanas se diseñó un plan de desescalada territorializado y en cinco etapas, vinculadas al hecho de que la incidencia acumulada se mantuviera por debajo de los 50 casos semanales por 100.000 habitantes. Pero el documento preveía también que las restricciones se pudieran volver a endurecer en caso de que el número de contagios se situara, durante tres días seguidos, por encima de los 100 semanales por cada 100.000 habitantes. Este "freno de emergencia" es el que ahora se ha activado.

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