Si Ronald Reagan levantara la cabeza

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Estados Unidos se quedará sin fondos para enviar armas y asistencia militar a Ucrania antes de Año Nuevo. Ni los llamamientos de su presidente, Joe Biden, a aumentar la ayuda ni la visita de su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, en Washington han servido para evitarlo. Los republicanos siguen bloqueando una ley de emergencia de 110.500 millones de dólares para mantener el apoyo a Ucrania, que también incluye fondos para Israel, Taiwán y la frontera de EEUU con México, hasta que los demócratas acepten sus demandas de cambios radicales en el sistema migratorio.

Desde el final de las guerras de Irak y Afganistán, las bases republicanas se han vuelto cada vez más aislacionistas. La elección en 2016 de su actual líder, Donald Trump, también aislacionista, culminó ese viraje, que se consagró en la agenda del partido durante su presidencia. Lejos queda ahora la visión de uno de los líderes más populares y queridos entre los republicanos, Ronald Reagan, en política exterior. Reagan creía que la seguridad y prosperidad de los estadounidenses aumentaban con la expansión de la “libertad” en todo el mundo –aunque utilizó medios discutibles y contrarios a lo que abogaba, ya que no dudó en apoyar dictaduras para frenar el comunismo y combatir la URSS durante la Guerra Fría.

Con Trump, una mayoría de los republicanos ha pasado página a la política internacional e intervencionista de Reagan, que él mismo resumía como “paz a través de la fuerza”, y ha hecho suyo el lema “América primero”, utilizado por un grupo de conservadores aislacionistas de la década de 1930 que se oponían a la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Según varias encuestas recientes, un 51% de los votantes republicanos abrazan el aislacionismo y un 62% afirman que Estados Unidos está haciendo demasiado para ayudar a los ucranianos.

Si bien el desgaste de las últimas guerras ha aumentado el sentimiento aislacionista entre los estadounidenses, no sólo los republicanos, durante la última década los políticos de ambos partidos han seguido apoyando diversas intervenciones militares. Pero esto ha empezado a cambiar en el lado republicana con la elección de más congresistas trumpistas, como Marjorie Taylor Greene o JD Vance. De hecho la ultraderecha del Partido Republicano, llamada "Republicanos MAGA" ha conseguido imponerse en el debate ucraniano. Muchos de sus miembros, como el expresidente, no consideran a Rusia una amenaza, y desde el inicio del conflicto se han posicionado en contra de las ayudas militares de EEUU a Ucrania. Los halcones del partido, como el senador Mitch McConnell, acabaron cediendo ante unos votantes cada vez menos preocupados por lo que ocurre en Ucrania, y se apuntaron al bloqueo de las nuevas ayudas militares para conseguir medidas antiinmigratorias draconianas que satisfacen las bases más conservadoras.

En los últimos días Biden se ha mostrado dispuesto a apoyar restricciones fronterizas similares a las que utilizó Trump y que fueron muy criticadas por progresistas y defensores de los derechos humanos. Este posible cambio va más allá de obtener mayor asistencia militar para Ucrania y es consecuencia de la crisis en la frontera con México, uno de los grandes lastres de Biden para su reelección. Los niveles récord de detenciones de inmigrantes en la frontera sur han puesto a prueba los recursos federales y locales, siendo una de las principales razones de su baja popularidad.

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