Bangladesh

¿Quién es Muhammad Yunus, el "banquero de los pobres" que debe enderezar Bangladesh?

El premio Nobel de la Paz ha tomado posesión del cargo después de que la ex primera ministra huyera del país a raíz de las protestas

BarcelonaNelson Mandela, Barack Obama, Mijaíl Gorbachov... son muchos los jefes de estado que han recibido el premio Nobel de la Paz por su acción de gobierno. Es menos habitual, en cambio, que alguien reciba primero esta distinción y después su pueblo le premie otorgándole el gobierno del país. Éste es el caso del pionero de las microfinanzas Muhammad Yunus, que este jueves tomó posesión como primer ministro del gobierno interino de Bangladesh. Yunus toma la dirección de un ejecutivo que tiene el reto de estabilizar la nación del sur de Asia después de un mes de protestas reprimidas con violencia que han terminado con la dimisión y la fuga de la ex primera ministra, Sheikh Hasina.

Hasta no hace mucho considerado una amenaza por el poder vigente, Yunus ha pasado a ser uno de los hombres más influyentes del país, después de que los manifestantes amenazaran con no abandonar las calles si no se ponía al frente del ejecutivo interino. La decisión fue tomada en una reunión entre el presidente de Bangladesh, Mohamed Shahabuddin, altos comandantes militares y líderes del grupo promotor de las protestas, Estudiantes contra la Discriminación.

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Impulsor de los microcréditos

Conocido como "el banquero de los pobres", Muhammad Yunus (Chittagram, 1940) se doctoró en economía en la universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos. En los 70 regresó a Bangladesh e ideó un programa de microcréditos bancarios para que personas con pocos ingresos –que normalmente son rechazadas por los bancos– pudieran emprender pequeños negocios y progresar económicamente. Tal y como explica en su autobiografía El banquero de los pobres, Yunus empezó prestando el equivalente a unos veinte euros a mujeres campesinas de zonas rurales, a las que ningún banco quería dejar dinero, para liberarlas del control de los prestamistas locales. Tras comprobar que le devolvían los préstamos sin retrasos, Yunus concibió el banco de desarrollo comunitario Grameen. Iniciado como proyecto de investigación, y más adelante consolidado como entidad financiera, esta iniciativa le valió en 2006 ser galardonado con el premio Nobel de la Paz. Actualmente, el programa cuenta con 10,6 millones de beneficiarios –mujeres, en su gran mayoría– y ha ayudado a salir de la pobreza a millones de personas.

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El banco Grameen dio a Yunus popularidad a escala nacional e internacional, pero el economista se mantuvo lejos del poder hasta el 2007, cuando hizo una breve incursión a la política creando un partido que se presentaba como una alternativa a un sistema corrupto. En ese momento, Bangladesh tenía un gobierno provisional dominado por el ejército. Pero la tentativa no fue vista con buenos ojos por algunas poderosas figuras como Sheikh Hasina.

Perseguido por el gobierno

Cuando Hasina asumió la dirección del país tras ganar las elecciones del 2008, emprendió represalias contra los opositores políticos, entre ellos Muhammad Yunus. Hasina criticó al Nobel en varias ocasiones refiriéndose a él como "sanguijuela de los pobres" y acusándole de convertir a los campesinos empobrecidos en sus "conejillos de indias". Además, impulsó represalias judiciales en su contra. A raíz de un documental sobre el proyecto de microcréditos emitido en el 2010 en una televisión noruega, Hasina denunció a Yunus de transferir un donativo entre dos entidades suyas en 1996. Aunque el economista revirtió el movimiento y las entidades noruegas negaron ninguna indicio de corrupción, la presión judicial contra Yunus no aflojó.

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Según el medio de Bangladesh New AgeEn septiembre de 2023 Yunus se enfrentaba a 174 procesos judiciales, entre los que había acusaciones de corrupción. Varias organizaciones por los derechos humanos han calificado estos procedimientos de intimidación y de represalia política. Por último, en enero de este año, un tribunal de Bangladesh le condenó a seis meses de cárcel por violar leyes laborales. La decisión recibió las críticas de la ONU y de líderes mundiales como Barack Obama, que acusaron a la entonces primera ministra Hasina de no hacer nada por impedir la condena de lo que era su rival político.