El secuestro del tren en Pakistán termina en un baño de sangre
El ejército mata a todos los guerrilleros independentistas de Baluchistán durante la operación de liberación de los rehenes
LondresEl ejército paquistaní ha liberado este miércoles a casi 350 personas de un tren de pasajeros secuestrado el martes por militantes independentistas de la provincia de Baluchistán, en el suroeste del país, según un portavoz de las fuerzas armadas. Durante el asalto, 33 rebeldes del llamado Ejército de Liberación del Baluchistán (BLA en sus siglas en inglés) han resultado muertos, si bien algunas fuentes, como la CNN, asegura que han sido 35, mientras que la agencia Associated Press indica que han sido 50 las mismas. de rescate en el Jaffer Express.
Alrededor de 450 pasajeros viajaban en el convoy que hacía la ruta desde la capital de Baluchistán, Quetta, hasta Peshawar, en el norte del país, cuando los militantes abrieron "un fuego intenso" mientras el tren atravesaba por un túnel al inicio del trayecto. En el momento del secuestro los guerrilleros amenazaron con ejecutar a los rehenes, 214 segundos aseguraron, si en el plazo de 48 horas el gobierno no accedía a intercambiarlos por prisioneros del BLA. Pese a que el ejército paquistaní ha terminado imponiéndose a sangre y fuego, el asalto al tren por parte del BLA demuestra, una vez más, que la insurgencia en la provincia cada vez tiene más efectivos y lleva a cabo operaciones de gran repercusión. El martes cerca de ochenta personas, en su mayoría mujeres y niños, fueron puestas en libertad por los propios asaltantes.
Baluchistán es la mayor provincia de Pakistán y también la menos poblada. Limita al oeste con Irán, al norte con Afganistán, al este con las provincias paquistaníes de Khyber Pakhtunkhwa y de Punjab, y al sur con el mar Arábigo. Su capital es Quetta. Región árida y montañosa, Baluchistán es un territorio rico en recursos naturales como gas, carbón y minerales. También es un área estratégica debido al puerto de Gwadar, en el mar Arábigo, clave para el desarrollo del corredor económico China-Pakistán. Considerado la alegría de la corona de la estrategia de infraestructuras Belt and Road de Pekín a Pakistán, Gwadar a menudo sufre atentados contra vehículos que transportan a trabajadores chinos, y causan numerosas víctimas mortales.
Los separatistas luchan desde principios de los años 2000 para obtener más autonomía —o incluso la independencia— respecto a Islamabad. Sin embargo, reivindican que una mayor parte de los muchos recursos naturales de la provincia se queden y beneficien a la región. Con los años, el BLA ha ido ganando fuerza, hasta el punto de que algunos analistas comparan hoy a este grupo con los talibanes paquistaníes, por el nivel de amenaza que supone para el país. De los 21,7 millones de personas que viven en Baluchistán, la gran mayoría son del grupo étnico baluchi, que vive profundamente marginado y empobrecido, y está cada vez más enajenado del gobierno federal por décadas de políticas consideradas muy discriminatorias.
Una pesadilla de seguridad
El BLA ha atacado regularmente a las fuerzas de seguridad paquistaníes y en el pasado también ha atacado a civiles, incluidos trabajadores chinos implicados en proyectos multimillonarios del corredor económico China-Pakistán. Además, ha llevado a cabo ataques fuera de Baluchistán, incluyendo Karachi, la mayor ciudad de Pakistán. Aunque el gobierno asegura que ha reducido significativamente la violencia, los ataques a Baluchistán no han disminuido. En la provincia también operan grupos militantes islámicos.
Aparte de la histórica rivalidad con India, Pakistán también mantiene una relación tensa con Irán, lo que contribuye a la inseguridad en Baluchistán. Ambos países comparten una frontera de 900 kilómetros que se encuentra en gran parte sin control, lo que permite la libre circulación de contrabandistas y grupos insurgentes. Ambos gobiernos se acusan mutuamente de ampararlos o tolerarlos. La iniciativa del corredor con Pekín ha inyectado miles de millones de dólares en Pakistán, pero al mismo tiempo ha atizado el malestar de la minoría baluchi, que acusa a Islamabad de explotar los recursos de su país mientras desatiende a las comunidades locales.
"La insurgencia ha evolucionado tanto en la estrategia como en la escala de sus acciones", ha comentado a la CNN Abdul Basit, investigador senior asociado a la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur. "En lugar de revisar sus políticas contraproducentes, [Islamabad] está insistiendo, lo que da como resultado fracasos recurrentes de seguridad e inteligencia", decía Basit.
De hecho, el BLA ha sido responsable de los ataques más mortíferos en Pakistán durante el último año. Un atentado suicida del BLA en una estación de tren de Quetta mató a más de dos docenas de personas en noviembre del 2024. A raíz del ataque del martes el primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, prometió "seguir luchando contra el monstruo del terrorismo hasta que sea completamente erradicado del país". En un comunicado, declaró que "el hecho de que los terroristas atacaran pasajeros inocentes durante el pacífico y bendito mes de Ramadán es una prueba clara de que no tienen ningún vínculo con la religión del Islam, Pakistán ni Baluchistán".
"El ataque ha captado la atención global y preocupará a China, que tiene inversiones en la provincia, más que ningún otro estado", afirmaba Basit en las mismas declaraciones a la CNN. "Se requiere un gran reajuste del paradigma de seguridad existente en Baluchistán". El ejército de Pakistán cree que el BLA tiene contacto con grupos armados de Afganistán. Pero los talibanes lo niegan.