Biden se irá de Afganistán el día 31 si los talibanes cooperan

El G-7 pide a los islamistas respeto por los derechos humanos y la UE cuadruplica la ayuda humanitaria a Afganistán

Laia Ros / Albert Castellví
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Soldats escoltando un grupo de personas a punto de ser evacuadas al aeropuerto de Kabul.

BruselasLa misión norteamericana en Afganistán se acabará el 31 de agosto. El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, comunicó ayer a los líderes del G-7, durante una reunión telemática, que no tiene intención de aplazar el plazo pactado con los talibanes para la retirada de tropas, a pesar de que él mismo había abierto la puerta a hacerlo y que sus aliados (especialmente el Reino Unido, Alemania y Francia) se lo habían pedido, para poder completar el largo y complejo proceso de evacuación de ciudadanos occidentales y también de afganos en riesgo de ser perseguidos por los talibanes, sobre todo los que colaboraron con las fuerzas extranjeras durante los 20 años de guerra.

Pero finalmente Biden ha cedido ante el últimátum que le había planteado el lunes el grupo islamista, que había avisado de que mantener a las tropas en el país más allá del día 31 supondría una “clara violación” de los acuerdos entre las dos partes y conllevaría “una reacción” por parte de los talibanes. Eso sí, hizo un matiz: en una comparecencia sin preguntas que se había anunciado para las seis de la tarde (hora catalana) pero que empezó con cinco horas de retraso, Biden remarcó que el cumplimiento de este plazo estará condicionado al hecho de que “los talibanes continúen cooperando y permitiendo el acceso al aeropuerto y sin provocar distorsiones en el operativo” de evacuación. Y avisó de que había pedido al Pentágono y al departamento de Estado que tengan listos planes de contingencia por si hay que adaptar el calendario.

Según Biden, desde que el 14 de agosto empezaron las tareas de evacuación, los EE.UU. ya han ayudado a huir de Afganistán a más de 70.000 personas, 21.000 de las cuales solo ayer. Por eso cree que el ritmo actual permitirá terminar el trabajo antes de que se acabe el plazo. Además, argumentó que “cada día de operaciones representa un riesgo añadido para las tropas”, puesto que hay un riesgo “real” de atentados terroristas por parte del ISIS-K, la rama afgana del Estado Islámico.

La “unidad del G-7”

En su intervención, Biden remarcó en todo momento que los miembros del G-7 habían estado de acuerdo en este posicionamiento. De la cumbre salió una declaración conjunta en la que los líderes mundiales avisan de que los talibanes serán “juzgados por sus acciones” y piden que el futuro gobierno afgano cumpla las obligaciones internacionales y evite la presencia terrorista en el país. “La OTAN [el secretario general de la cual, Jens Stoltenberg, estaba presente en la cumbre] seguirá luchando contra el terrorismo donde sea”, dice el documento. También exige a los talibanes que protejan los derechos de todos los afganos (especialmente los de las mujeres y las minorías), cumplan con el estado de derecho, permitan el acceso de ayuda humanitaria e impidan el tráfico de drogas y de personas. Así mismo, el G-7 pide la formación de un gobierno inclusivo.

A la salida de la reunión, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, explicó en rueda de prensa que había trasladado a Biden “la necesidad de asegurar el aeropuerto [de Kabul], durante el tiempo que sea necesario, para completar las evacuaciones”. También manifestó que había la necesidad de garantizar “un acceso justo y equitativo al aeródromo”, independientemente de la nacionalidad de los evacuados, y que habrá que mantener vías seguras para las personas que quieran marcharse del país después del día 31. Así mismo, reclamó que se permita la llegada de ayuda humanitaria. “Acabar con la presencia militar no es el final de nuestra implicación para mantener el estado de derecho, los derechos humanos y la democracia en el mundo”, remarcó.

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, explicó que la UE ha conseguido evacuar “a casi todo el personal”, unas 400 personas. Por la mañana, Von der Leyen había anunciado en Twitter que la Unión aumentará el presupuesto dedicado a la ayuda humanitaria a los afganos, que pasará de los poco más de 50 millones de euros actuales a 200 millones. Esta partida iría destinada a las organizaciones humanitarias que trabajan sobre el terreno tanto en Afganistán como en los países vecinos. Von der Leyen puso especial énfasis en las mujeres y las niñas, a las que considera uno de los grupos más vulnerables. “Hay 3,7 millones de desplazados internos en Afganistán, y el 80% son mujeres o niñas”, señaló. “Las mujeres que quieran marcharse del país tendrían que recibir toda la ayuda que podamos darles”, añadió.

Reunió con el jefe de la CIA

Por otro lado, ayer se supo que el director de la CIA, William Burns, se reunió en secreto en Kabul con Abdul Ghani Baradar, cofundador y jefe político de los talibanes. Se trata del encuentro de más alto nivel hasta ahora entre el gobierno de los Estados Unidos y la milicia islamista. El contenido de la reunión no ha trascendido, pero probablemente tuvo un peso relevante la cuestión de los plazos para la evacuación.

Los talibanes prohíben marcharse a los afganos

Un portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, ha dicho este martes en rueda de prensa que los ciudadanos afganos, a diferencia de los extranjeros, "no tienen permiso" para ir al aeropuerto de Kabul, porque, según ha dicho, la multitud que desde hace días se amontona alrededor del aeropuerto no para de crecer y esto genera situaciones de peligro. Según Mujahid, los talibanes "no están a favor" de permitir que los afganos puedan salir del país, y por eso los ha instado a quedarse en casa y ha pedido a los Estados Unidos que no los animen a huir. "Id hacia casa, volved al trabajo, volved a hacer vida normal. No hay peligro, estad tranquilos", ha dicho el portavoz talibán a sus conciudadanos.

A pesar de estas palabras, la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, ha afirmado este martes que ha recibido informaciones creíbles sobre violaciones de derechos humanos en Afganistán, como por ejemplo ejecuciones sumarias de civiles y de miembros del ejército o el reclutamiento de niños soldado.

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