Reino Unido

Más de cien mil personas exhiben el odio y la ira de la extrema derecha en el centro de Londres

Ultras se han enfrentado con la policía en una protesta que ha desbordado las previsiones

Un momento de las cargas policiales contra los manifestantes ultras, esta tarde en Londres.
13/09/2025
4 min

LondresElon Musk y Éric Zemmour, algunos de los nombres más conocidos de la extrema derecha internacional, se han sumado este sábado a la extrema derecha británica que representa, desde las afueras del sistema parlamentario, al conocido agitador fascista Tommy Robinson, en una manifestación que ha reunido a más de 110.000 personas en el centro de Londres. Con los lemas "Por la libertad de expresión" y "United the Kingdom", la protesta ha demonizado todo lo que no es blanco, anglosajón y de religión cristiana. Los manifestantes han utilizado la libertad de expresión para cantar "Recuperamos nuestro país", "Echémoslos fuera" y "Detenga las pateras", por ejemplo. La convocatoria puede calificarse de histórica, por su magnitud, y marca un punto culminante de una serie de protestas que han habido durante el verano con los migrantes y los solicitantes de asilo como objetivos de ira y frustración. En resumen, una prueba de fuerza ultra muy inquietante.

La marcha ha arrancado poco después de las 11 de la mañana, cerca de la estación de Waterloo. La meta era la avenida de Whitehall, donde se concentra el grueso de la administración británica, y por donde se accede a Downing Street, la residencia oficial del primer ministro. El escenario estaba unos metros más abajo, en dirección a la plaza del Parlament. Y desde el escenario, los oradores –Musk por videoconferencia– han empapado el espantajo del fin de la civilización occidental.

La Policía Metropolitana de Londres (Met) se ha visto desbordada por la gran asistencia. La previsión era de 40.000 asistentes. Cuando muchos de los participantes quisieron abandonar la ruta establecida por los agentes de Scotland Yard, los ultraderechistas comenzaron a tener actitudes de una "violencia inaceptable", según la Met. Los agentes han recibido patadas, puñetazos, proyectiles y bengalas, y éste se han vuelto, cargando con dureza. Incluso un caballo policial ha recibido el impacto de una botella de cristal. Hasta última hora de esta noche se habían detenido a nueve personas, aunque la propia policía ya ha advertido que identificará a muchas más a partir de las imágenes grabadas.

Los incidentes eran previsibles, como en cualquier convocatoria de Robinson. Lo que ha sorprendido es la dimensión de la convocatoria y el desfile de estrellas invitadas, del todo envalentonadas. Éric Zemmour, excandidato a la presidencia francesa y propagador de la teoría del gran sustitución, ha advertido al público –en francés y traducido–: "Nuestros pueblos están en peligro". La traducción no se sentía nada bien por la megafonía, pero los fieles llamaban igualmente llenos de entusiasmo.

Tampoco han faltado representantes de la extrema derecha nórdica. Morten Messerschmidt, del Partido Popular Danés, ha asegurado: "Querer calles seguras y fronteras seguras no nos hace criminales, nos hace patriotas". Petr Bystron, diputado en el Bundestag de la AfD, ha afirmado que su lucha y la de los británicos es la misma: proteger a hermanas e hijas de "violadores migrantes". La misma retórica reciclada que circula por todo el continente ha resonado esta tarde en Whitehall, amenazando a las democracias liberales, exhaustas por razones complejas y que quizá tienen una primera raíz en enormes desigualdades económicas.

El recuerdo inevitable a Charlie Kirk

El plato fuerte ha llegado por videollamada: Elon Musk. El magnate de Tesla y X, convertido en oráculo de la derecha global, apareció en las pantallas para decir que "hay una belleza al ser británico que es destruida por una erosión masiva y descontrolada provocada por la inmigración". Musk, que en otros foros suele hablar de colonias en Marte, ha resucitado la imagen de las hordas que llegan en pateras, un mensaje que, desde dentro de los Comunes, ya repite el también ultra Nigel Farage, líder del Partido Reformista. Todo ello, envuelto en su diagnosis sobre niños británicos "violados en masa" por culpa de un gobierno cobarde.

Una persona con la cara y la ropa manchadas de sangre enfrentándose con agentes de policía durante la manifestación Unite the Kingdom, encabezada por Tommy Robinson, en el centro de Londres.

El magnate, como era previsible, se ha referido al asesinato del ultraconservador estadounidense Charlie Kirk. Y lo ha hecho en los mismos términos que su examigo, Donald Trump, intentando señalar a la izquierda. "Hay tanta violencia en la izquierda, con nuestro amigo Charlie Kirk asesinado a sangre fría esta semana y la gente de la izquierda celebrándolo abiertamente. La izquierda es el partido del asesinato y de la celebración del asesinato", expresó Musk.

La polemista y provocadora extremista inglesa Katie Hopkins ha resumido el movimiento tras la protesta: "Si no quieres amar nuestra bandera, puedes joder el campo". En otras palabras, nacionalismo tronado que Hopkins practica tan bien y que gusta mucho a Robinson.

El organizador de la convocatoria, el mencionado Robinson, no podía quedar atrás. Desde el escenario ha proclamado que los políticos ahora "repiten" lo que ellos dicen "desde hace 15 años", una referencia a Farage –que ya lo decía también hace quince años–, pero también a los conservadores y laboristas, todos contaminados por una xenofobia que se enciende como la pólvora. Reclamó a la multitud que se movilizara para resurgir "los 20 millones de británicos" que, a su juicio, esperan el momento para "recuperar el país" en un discurso que mezclaba delirios de grandeza con quejas de martirio.

Todo esto ha sucedido en Whitehall y, a pocos metros, en la misma avenida y separados por agentes de policía, los contramanifestantes deStand Up to Racism –unos 5.000– gritaban: "¿De quiénes son las calles? ¡Nuestras!" y "¡Refugiados, bienvenidos!". La diputada independiente Diane Abbott –exlaborista, expulsada del partido por no seguir las blandas consignas del primer ministro, Keir Starmer– ha acusado a Robinson ya sus aliados de ser "fuerzas profundamente antimujeres" que instrumentalizan el miedo a las agresiones sexuales mientras desprecian la igualdad y el feminismo. Abbott ha concluido que los fascistas "nunca caminan por las calles de Londres sin oposición". Pero lo cierto es que este sábado, la oposición al fascismo ha quedado tragada por un fascismo envalentonado, disfrazado de patriota con la Union Jack –la bandera británica– y la bandera inglesa como grandes símbolos excluyentes.

La manifestación de este sábado muestra una vez más la crisis de las democracias liberales, sitiadas por una ultraderecha violenta y que ha logrado capitalizar el debate. Lo peor aún no ha llegado. Porque si Tommy Robinson es el ariete desde extramuros del sistema, Nigel Farage lo es desde el interior de los Comunes. Y escenas como las que se han visto hoy en el centro de Londres sólo hacen que añadirle votos. Tiembla el bipartidismo británico tradicional y en Downing Street el primer ministro, Keir Stermer, no acierta.

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