Conflicto

Conversación "profunda" pero sin adelantos entre EE.UU. y Rusia

Washington duda de la promesa de Moscú de no tener ningún interés en atacar Ucrania

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Conversaciones sobre seguridad a la Misión de los Estados Unidos a Ginebra

WashingtonComo era de esperar, el primer encuentro del diálogo estratégico de seguridad entre Estados Unidos y Rusia no ha tenido ningún resultado. Lo habían advertido desde los dos bandos: el encuentro en Ginebra solo tenía que servir para poner sobre la mesa los asuntos que preocupan a Washington y Moscú, los temas que se tienen que debatir para rebajar la tensión en Ucrania. Y para dejar en evidencia que las posiciones de unos y otras están en una casilla de salida de momento inamovible y muy alejada.

Queda "mucho camino por recorrer", en palabras de Wendy Sherman, número dos del departamento de Estado y jefa de la delegación norteamericana, lo cual augura que, con el beneplácito de las partes, por delante hay un proceso enormemente largo, y que la tensión en la frontera ucraniana todavía se mantendrá durante un tiempo. Coincide su homólogo ruso, Sergei Riabkov: "Desafortunadamente, hay una gran disparidad en los principios de enfoque de este asunto. EE.UU. y Rusia, de alguna manera, tienen visiones opuestas sobre qué hay que hacer".

Las dos partes sabían que chocarían, porque las exigencias y amenazas de unos y otras son consabidas y públicas. Han sido ocho horas de encuentro que, de hecho, EE.UU. no han querido ni tildar de "negociación": simplemente un "debate" para entender mejor las prioridades del oponente, expresadas en un entorno que se ha descrito con adjetivos como cordial, profesional, protocolario, profundo y concreto; palabras habituales en estos escenarios y que, por lo tanto, pierden su significado.

La falta de resultados no es, para los rusos, una mala señal, porque no se esperaba otra cosa, como mínimo en este contacto inicial. "La situación no es un caso perdido", ha apuntado Riabkov, haciendo énfasis en el hecho de que la utilidad del encuentro era precisamente hablar de temas que siempre han existido y que, por primera vez, dejaban de estar entre bastidores y comunicados a través de medios de comunicación y declaraciones institucionales en vez de presentarse en una mesa de negociación, como se ha hecho ahora.

Movimientos militares "de entrenamiento"

El escenario no ha cambiado nada, tampoco en la confianza en el adversario. Rusia ha asegurado que no tiene ninguna intención de atacar Ucrania y "no hay ninguna razón para temer un tipo de escenario" de esta índole, una promesa que ya hace días que arrastran, que todos los movimientos militares, además de hacerse en territorio soberano ruso, solo tienen una misión de entrenamiento.

EE.UU. dudan de la verdadera voluntad diplomática de Moscú. "No es ninguna sorpresa oír que no tienen ninguna intención de invadir (Ucrania)" y que el despliegue de decenas de miles de soldados en la frontera no es ninguna amenaza, ha dicho Sherman, pero para la diplomática norteamericana "solo pueden demostrar que no tienen esta intención si desescalan y devuelven las tropas a los barracones". La otra opción es que expliquen al por menor en qué consisten los ejercicios que están haciendo en la frontera ucraniana y los objetivos por los cuales han decidido hacerlos ahora y a esta escala.

Las posiciones son firmes. Uno de los puntos más calientes es la prioridad rusa número uno, una "obligación" para poder seguir adelante: quiere garantías y evitar una expansión de la OTAN con la integración de nuevos miembros hacia el este de Europa, especialmente Ucrania, lo cual significaría que la alianza militar se acercaría a su frontera, un hecho que sentirían como una amenaza a su seguridad. Para EE.UU., es un punto de partida imposible e inaceptable, y, por lo tanto, no ha habido ningún adelanto.

"No confiamos en el otro bando. Necesitamos garantías sólidas, a prueba de bala y legalmente vinculantes; no garantías ni salvaguardas, garantías con palabras que expresen obligación, que 'nunca será un miembro de la OTAN', es un asunto de seguridad nacional", ha expresado Riabkov. Rápidamente, ha respondido Sherman: "No permitiremos que nadie cierre la política de puertas abiertas de la OTAN, que ha sido central en la alianza". "Un país no puede cambiar fronteras de otro a la fuerza, ni dictar condiciones de terceros países o prohibir alianzas", ha añadido. Y, según ha dicho, lo ha dejado muy claro, francamente y sin tapujos, en el encuentro.

Washington, de momento, solo está dispuesto a hablar sobre tratados de armas y aportar más transparencia a la presencia de tropas y los ejercicios conjuntos con fuerzas aliadas sobre territorio europeo, pero poco más. Nada que ver con la reorganización militar en Europa que exige Moscú, y que básicamente busca crear un clima favorable para recuperar influencia en una región que desearía volver a incorporar bajo su órbita, como en tiempo de la Unión Soviética.

Una cosa que EE.UU. no está dispuestos a permitir, especialmente con el recuerdo de lo que pasó el 2014 con la invasión de Crimea. "(Ahora) alimenta una guerra civil en la parte oriental (de Ucrania), y sus acciones actuales han creado una nueva crisis en Europa", ha resumido Sherman.

Ahora toca esperar. Sherman empieza una pequeña gira por Europa para informar a sus aliados de lo que se ha hablado en el encuentro: el miércoles informará a la OTAN en Bruselas y, un día después, hará lo mismo con los miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Viena.

Esta semana, EE.UU. espera sacar el intríngulis de si la Rusia de Vladímir Putin quiere realmente una solución diplomática; en caso de que no sea así, las consecuencias serán "masivas", según el secretario de Estado, Antony Blinken.

A finales de semana, diplomáticos de EE.UU. y Rusia volverán a hablar para ver cuál es el siguiente paso.

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