El covid y el Brexit aíslan al continente
Corresponsal en LondresBoris Johnson habló el sábado por la tarde y desató el caos. Un hecho bastante habitual en el premier, para decirlo con todas las letras. Caos y prisas tanto en Oxford Street como Regent Street, donde los londinenses se lanzaron a comprar los últimos regalos navideños como si no hubiera ni mañana ni tiendas online; caos en las grandes estaciones de tren -King’s Cross - St. Pancras, Euston o Paddington-, donde miles de prisioneros se amontonaron los unos sobre los otros para huir de la ciudad antes de que entrara en vigor el nuevo confinamiento, y caos, incluso, en las redes y chats de Whatsapp y Facebook, donde muchos catalanes, por hablar de los grupos en los que este cronista se fijó, empezaron a preguntarse los unos a los otros si ayer, hoy o mañana podrían volar hacia sus destinos. Una muestra de inquietud comprensible en general, pero quizás también de insensatez en la mayoría de casos. O de sordera ante las reiteradas advertencias de la Organización Mundial de la Salud y de todos los expertos al alcance por tierra, mar y Twitter, que hace tiempo que piden a la población que cuantos menos movimientos mejor.
No lo hacía Boris Johnson, sin embargo, que el mismo miércoles satanizaba al líder de la oposición laborista, Keir Starmer, porque había osado sugerir desde el Parlamento que quizás habría que cancelar la Navidad. En otras palabras, reducir a la mínima expresión el periodo de cinco días de gracia previsto inicialmente para celebrar las fiestas. Pero setenta y dos horas después, con la cabeza gacha, Johnson decía que no había tenido más remedio que hacerlo debido al ascenso imparable de la nueva cepa, información de que ya disponía desde el viernes de la semana pasada.
Hace cuatro años y medio, Johnson generó el caos con aquello de “Recuperemos el control”. Hace uno, remató el trabajo con “Terminemos el Brexit”. Y anteayer, comportándose no como el Churchill que quiere ser sino como el Mr Scrooge de Dickens, en el que se ha convertido para muchos en un santiamén. No habrá redención para Johnson. Pero ha habido premio. Ha conseguido lo que perseguía. El caos del Brexit, azuzado por el del covid, o al revés, por fin ha aislado al continente de las islas Británicas. La niebla en el canal de la Mancha. ¿Se acuerdan?