Mattarella acepta la dimisión de Draghi e Italia convocará elecciones
La derecha y el Movimiento 5 Estrellas abandonan al primer ministro y abocan al país a una nueva crisis
RomaFinalmente, el presidente italiano, Sergio Mattarella, ha aceptado la dimisión del primer ministro, Mario Draghi. Aun así, como es preceptivo, le ha pedido que permanezca en el cargo hasta unas cercanas e inciertas elecciones, que se celebrarán en otoño. Dos de los socios más importantes de la coalición que hizo llegar el expresidente del Banco Central Europeo al ejecutivo italiano, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga, no participaron el miércoles en una moción de confianza en el Senado a la cual el primer ministro se había sometido para verificar los apoyos con los que cuenta, después de que la semana pasada anunciara su dimisión, congelada hasta este miércoles por Mattarella. La crisis en el Gobierno italiano era inevitable.
De momento, Draghi y su Gobierno se mantendrán en funciones hasta que haya un nuevo ejecutivo salido de las urnas. Se espera que Mattarella convoque las elecciones esta tarde o mañana, pero en cualquier caso la primera fecha disponible sería el 2 de octubre, puesto que la ley italiana obliga a que pasen 60 días entre la convocatoria y las elecciones.
A primera hora de la mañana del miércoles, parecía que el desenlace del día sería otro. En un discurso en el Senado, donde se había presentado para exponer los motivos de su renuncia, Draghi había pedido a los partidos reconstruir la coalición de unidad nacional que ha presidido durante 17 meses para poder sacar adelante las reformas que el país necesita. El mandatario había lanzado una agenda de reformas urgentes. “Necesitamos un nuevo pacto de confianza, sincero y concreto, como el que nos ha permitido hasta ahora mejorar el país. ¿Los partidos y ustedes, los parlamentarios, están preparados para reconstruir este pacto? ¿Están preparados para confirmar el esfuerzo que hicieron los primeros meses y que después se desvaneció?”, ha preguntado Draghi.
En el discurso, de poco más de media hora, el primer ministro había reconocido que no podía obviar las muestras de apoyo –y de presión– recibidas en los últimos días. No solo una parte importante de la sociedad italiana le había pedido que no renunciara, también varios mandatarios de toda Europa, de Estados Unidos y líderes de instituciones internacionales. “Estamos aquí en esta sede hoy, en este punto del debate, porque y solo porque los italianos lo han pedido”, ha recalcado, y ha mencionado en concreto las manifestaciones de los alcaldes y de los médicos, “los héroes de la pandemia”. Pero finalmente, a pesar de su aparente voluntad de seguir, parece que su fin ha llegado.
No ha habido reproches directos, a pesar de que sí que ha lanzado algunos dardos contra dos de los socios de la coalición, la Liga y el Movimiento 5 Estrellas, estos últimos, responsables de abrir una crisis política por su rechazo a un decreto económico que consideraban insuficiente. "No votar la confianza de un gobierno del cual se forma parte es un gesto político claro, que tiene un significado evidente. No es posible ignorarlo", ha reconocido Draghi al explicar los motivos de su dimisión.
La tarde, clave
Ante la cámara alta, donde ha repasado los éxitos de su Gobierno, Draghi había reiterado que Italia necesita una mayoría parlamentaria fuerte y no “que se desvanezca ante medidas incómodas”, por lo cual ha invitado a los partidos de su coalición de unidad nacional, que incluye la mayoría de las fuerzas parlamentarias excepto a los ultraderechistas de Hermanos de Italia, a recomponer la alianza que preside desde febrero de 2021.
El primer ministro ha ofrecido a los senadores una salida a la crisis para evitar la convocatoria anticipada de elecciones en otoño, cuando el país tendrá que aprobar una complicada ley de presupuestos e implementar las reformas previstas para acceder a un nuevo tramo de los Fondos de Recuperación de la UE de los cuales el país es el mayor beneficiario. Pero los partidos políticos, inmersos ya en la campaña electoral, han optado por ignorarla.
El M5E, que hizo estallar esta crisis después de no votar la semana pasada un decreto económico con medidas contra la inflación que iba unido a una moción de confianza para acelerar los trámites parlamentarios, ha mantenido su pulso al primer ministro exigiendo respuestas concretas a sus demandas. Aun así, los grillini han defendido que su intención no era tumbar la coalición, sino cambiar la política económica del Gobierno.
El abandono de la derecha
El golpe de gracia ha llegado, aun así, por la derecha. La Liga de Matteo Salvini y Fuerza Italia de Silvio Berlusconi han reivindicado su rechazo a mantener el apoyo a un ejecutivo que incluya el M5E y han exigido en el primer ministro una renovación de los actuales ministros. Ni siquiera la intervención in extremis del presidente de la República, que ha intentado hacer de mediador durante todo el día manteniendo conversaciones telefónicas con Berlusconi y el propio Draghi, ha obtenido resultados.
La votación en un Senado casi desierto por las ausencias de grillini y conservadores ha acabado con 95 votos a favor del primer ministro y ha certificado el final del Gobierno Draghi, a pesar de que ninguna de las fuerzas ha querido asumir la responsabilidad de la derrota. Después de verificar la falta de apoyo de las principales formaciones de la coalición, el primer ministro ha abandonado el Senado antes de la conclusión de la votación y este jueves se reunirá en el Palacio del Quirinal con Mattarella, que en las próximas horas podría disolver las cámaras y convocar elecciones anticipadas a principios de octubre.
La más que probable renuncia del primer ministro abre un periodo de incertidumbre en Italia que inquieta la Unión Europea, donde Draghi se considera “una garantía” para la estabilidad del país transalpino y, de rebote, de Bruselas.