El resultado final del voto de confianza en el Senado se conocerá pasadas las 11 de la noche, y mañana el nuevo Gobierno se someterá al escrutinio en la Cámara de Diputados. Un mero trámite parlamentario, ya que el apoyo es prácticamente unánime, que permitirá zanjar el proceso de investidura del exbanquero.
Draghi propone un gobierno europeísta y ecologista para reconstruir Italia
Una amplia mayoría votará entre hoy y mañana la investidura del nuevo ejecutivo en el Senado y la Cámara de diputados
MilàMario Draghi se estrenó este miércoles en el Senado italiano con un largo discurso en el que explicó los desafíos a los que el país se enfrentará en los próximos meses y avanzó las bases del programa del nuevo Ejecutivo, el tercero desde que arrancó la actual legislatura en 2018, que él encabeza con el apoyo de la mayoría de los partidos del Parlamento. “Como los gobiernos inmediatamente después de la guerra, tenemos la responsabilidad de lanzar una nueva reconstrucción”, dijo ante los senadores, que escucharon sin interrupciones durante casi una hora al exbanquero. “Hoy la unidad no es una opción, es un deber”.
El ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) confirmó que no tiene intención de liderar un Gobierno de emergencia que se limite a gestionar la pandemia y los más de 200.000 millones de euros que Roma recibirá de la UE para hacer frente al desastre económico y social. Su gabinete, con 23 ministros, ocho de ellos técnicos ajenos a los partidos políticos, llevará a cabo las reformas económicas y estructurales que Italia necesita desde hace más de dos décadas, con el respeto al medio ambiente como eje transversal y la mirada puesta en Europa. Pero en un país que se acerca al umbral de las 100.000 muertes por covid, el principal reto será “luchar contra la pandemia” y salvar el mayor número de vidas posibles. “Una trinchera donde luchamos todos juntos, porque el virus es el enemigo de todos”, subrayó.
Agradecimientos a Conte
En su discurso, sólo interrumpido por la derecha cuando agradeció el trabajo de su predecesor durante la emergencia sanitaria, Draghi diseñó los principales retos de su Gobierno: crecimiento económico, jóvenes, ecología. “Se necesitan políticas económicas y monetarias expansivas”, dijo decretando el fin de la austeridad. Y citando al papa Francisco, aseguró que era necesario dejar a las generaciones futuras “un buen planeta, no sólo una buena moneda”.
'Súper Mario', como se le conoce Italia, apuntó sobre todo a las próximas generaciones como una de sus obsesiones y piedra angular de las políticas que deberá afrontar el nuevo Ejecutivo. “Una pregunta a la que debemos dar respuestas concretas y urgentes es cuánto decepcionamos a nuestros jóvenes al obligarlos a emigrar de un país que con demasiada frecuencia no puede evaluar el mérito. Una pregunta que debemos responder cuando aumentamos nuestra deuda pública. Cada euro malgastado hoy es un daño que hacemos a las siguientes generaciones, una sustracción de sus derechos”.
El exbanquero reconoció que nunca había vivido en su larga carrera profesional “un momento de responsabilidad y emoción tan intenso”. Pero no le tembló la voz al pedir el apoyo de los partidos a su proyecto, la única vía que encontró el presidente de la República, Sergio Mattarella, para desencallar la crisis provocada tras la pérdida de la mayoría parlamentaria del anterior Ejecutivo, liderado por Giuseppe Conte. “Apoyar este Gobierno significa compartir la irreversibilidad de la elección del euro, significa compartir la perspectiva de una UE cada vez más integrada”, dijo en alusión a euroescépticos y soberanistas. “Sin Italia no hay Europa, pero fuera de Europa hay menos Italia”.
Toda una declaración de intenciones, que sonó a tirón de orejas a la Liga, el segundo partido en el Parlamento. Matteo Salvini anunció casi desde el principio su apoyo “incondicional” a Draghi, enterrando, al menos de momento, su histórica batalla contra la moneda única. Pero de vez en cuando no olvida hacer un guiño a esa parte de su electorado crítico con la UE. “El Euro no es irreversible, sólo la muerte lo es”, dijo el líder liguista en una entrevista el día anterior.
Mario Draghi ha conseguido unir a los partidos de izquierda y de derecha en un único proyecto para evitar las elecciones anticipadas y gestionar la reconstrucción del país tras el coronavirus. Sólo los ultranacionalistas de Hermanos de Italia, liderados por Giorgia Meloni, permanecerán en la oposición. A ellos podrían unirse un puñado de diputados y senadores críticos del Movimiento Cinco Estrellas, el primer partido en el Parlamento, que rechazan compartir Ejecutivo con Silvio Berlusconi o Matteo Renzi, considerado el gran culpable de haber hecho naufragar la anterior coalición gubernamental. Lograr que el Gobierno más heterogéneo de los últimos años hable con una sola voz, la suya, no será fácil para Draghi. Evitar las batallas internas y cuchillos por la espalda, tampoco.
El primer desafío al que se enfrentará el premier será poner a todos de acuerdo en las medidas contra la pandemia. Todavía no han empezado a trabajar, pero Salvini ya se ha desmarcado criticando la decisión de no abrir las estaciones de esquí como estaba previsto. Los expertos aconsejan nuevas restricciones ante el avance de la variante británica, mientras los empresarios empiezan a sublevarse contra las prohibiciones. Y esto es solo el principio. En los próximos días, el ejecutivo tendrá que confirmar si amplía la prohibición de los despidos más allá del 31 de marzo, financiar los ERTE y aprobar nuevas ayudas para los sectores más afectados. Pero la prueba de fuego será elaborar el plan definitivo para acceder a los fondos de recuperación europeos, que serán gestionados por el ministerio de Economía. Un lugar clave que Draghi ha confiado a Daniele Franco, expresidente de la Banca de Italia.