Inundaciones en Alemania

Erftstadt, una ciudad fantasma después de las riadas

El municipio, al sur de Colonia, ha sido uno de los más afectados por las fuertes lluvias en el oeste de Alemania

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Imatge aérea de la inundación a la ciudad alemana de Erftstadt

Erftstadt (Alemania)El desplazamiento desde Düsseldorf hasta Erftstadt queda interrumpido: la autopista 61 a la altura d‘Erftstadt está cortada debido a las catastróficas inundaciones de este jueves, que han dejado al menos 120 muertos al oeste de Alemania y Bélgica, centenares de desaparecidos y destrozos millonarios. Los coches tienen que terminar el recorrido hasta esta ciudad de unos 50.000 habitantes por una carretera comarcal. Es un choque: apareces de repente en otra realidad. A ambos lados de la calle, sacos improvisados a base de bolsas de plástico llenas de arena protegen las puertas y ventanas de sótanos y bajos. El jueves el agua llegó a 3,43 metros en algunos barrios del municipio de la región del Rin Norte-Westfalia. 

La policía está presente sobre todo en el barrio de Blessem, el más afectado de Erftstadt, por donde pasa el río Erft. Tres casas y parte del castillo histórico se han hundido. Se ha confirmado la muerte de, como mínimo, una persona y centenares de vecinos siguen desaparecidos. Esta parte de la ciudad es fantasmagórica: a parte de policía y bomberos, prácticamente solo hay periodistas. La calle central es una acumulación de enseres y objetos que el agua ha arrastrado de dentro hacia fuera las casas. Una decena de coches han quedado abandonados, medio destrozados. La policía no sabe si los conductores salieron vivos o si murieron. Hay un fuerte olor de gasolina, que flota en los charcos de agua.

Erftstadt tiene un río pequeño, el Rotbach, y uno más grande, el Erft. La zona del centro es la menos afectada y es por donde pasan el Rotbach y un canal. "¿Dónde estamos? Tengo frío". Una mujer de 90 años está estirada en una litera a pocos metros del canal. Es una de las habitantes de la residencia de abuelos que se ha tenido que evacuar.

En la plaza central de Erftstadt se palpa la catástrofe. Hay una montaña de arena que una empresa local de construcción ha donado para hacer sacos. Un grupo de personas trabajan con palas para llenar las bolsas de plástico, otro las coloca en tractores de agricultores de los alrededores que van llegando regularmente a la ciudad y un tercer grupo se encarga del avituallamiento: café, pasteles y también se pelan patatas y zanahorias para preparar sopa. "Ayer me desperté y decidí ayudar, se creó un grupo de Facebook y así, desde los vecinos, hemos ido organizando esta red de ayuda", explica Jörg, de unos 60 años. “Ahora solo esperamos que el agua acabe de recular”. Algunas calles continúan inundadas con menos de un metro de agua y la gente las cruza en coche, chanclas, botas de agua o descalzos.

La matrícula del coche es berlinesa. Cuando saco la cámara para fotografiar el desastre, oigo: "Ya vienen los turistas de las inundaciones". Que le enseñe el carné de prensa no hace que este hombre con camiseta sucia de barro y botas de lluvia hasta la rodilla cambie de opinión: "Todos sois lo mismo". Desde el miércoles Erftstadt es uno de los epicentros mediáticos en Alemania por los daños que la tormenta Bernd ha causado. Desde el miércoles sus habitantes apenas duermen. "Nosotros estamos secos, por ahora no nos ha tocado", explica Sonja a su prima, que le acaba de llamar al móvil.

Los efectos de las inundaciones en el centro de Europa.

Bomberos, policía y personal técnico especializado en catástrofes (THW) organizan a la gente mayor en furgonetas y la trasladan a pueblos vecinos. Unas 400 personas tuvieron que abandonar sus casas hace un par de días y, si no contaban con familia cerca, han dormido en un pabellón de la zona. "Ha habido una gran oleada de solidaridad, y todo el mundo ofrece cama o comida o lo que haga falta", explica Manfred, vecino de Erftstadt. La ciudad de Colonia ha empezado a ofrecer hoteles para los sintecho. Desde el jueves los desplazan en autobuses especiales.

Miriam tiene 21 años y no puede parar de llorar. Es instructora de equitación y lleva una silla en las manos porque la policía le ha permitido volver a su granja, en Blessem, para ver cómo estaban los animales y para coger algunas pertenencias. “Hemos tenido suerte, porque casa nuestra está un poco más elevada. Hemos podido salvar a seis caballos, pero no encontramos dos”. Me enseña el vídeo que han colgado en TikTok para encontrarlos. 

Desde el jueves por la tarde la situación está más controlada, si bien el río Erft en algunos tramos sigue desbordado y inundando los campos de la ribera. Una cincuentena de vecinos de esta parte de Erftstadt tuvieron que ser rescatados con barcas. El sonido de las sirenas de la policía, de los bomberos y de los servicios de rescate especial que remolcan barcas de salvamento hace días que son la banda sonora. 

Ayuda del municipio

Desde el miércoles, el Ayuntamiento entrega cheques en mano a las familias que se han quedado temporalmente sin hogar. En los barrios más inundados no habrá electricidad en los próximos diez días. La mayoría de comercios, bares y restaurantes están cerrados. “Todavía es peligroso volver a algunas viviendas”, explica el portavoz de la comarca Rhein-Erft, Frank Rock: “La situación es catastrófica: la inundación nos cogió por sorpresa y en cuestión de diez minutos partes quedaron bajo el agua”. 

Un par de comentarios cazados al vuelo muestran la crudeza de la situación. "Te habría podido traer la pala con la bicicleta, se te ve cansado", dice un vecino a otro. "El castillo ha quedado destrozado del todo, ¿no?", pregunta una pareja bien vestida a uno de los voluntarios, con barro hasta las orejas. Pasear por Erftstadt produce una mezcla de tristeza e impotencia, pero al a vez es reconfortante la solidaridad que ha generado la catástrofe. Como mínimo, hasta que el agua vuelva a su caudal. 

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