BRASIL

Érika Hilton, una negra trans que desafía a Bolsonaro

Concejala de São Paulo, ha sido la mujer más votada en la primera vuelta de las municipales

Cristina Mas
3 min
Érika Hilton  en una imatge d’aquest dimarts.

BarcelonaDesafiar el racismo, la transfobia y las injusticias sociales en el Brasil de Jair Bolsonaro no es nada fácil. Hacer las tres cosas a la vez y encima obtener un buen resultado en las urnas quiere decir estar dispuesta a jugarse la vida. Érika Hilton, de 27 años, negra, trans y nacida en una favela, acaba de ser elegida concejala en la megalópolis de São Paulo por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una formación de la izquierda revolucionaria que ha dado la campanada en las municipales y disputará la segunda vuelta del domingo al actual alcalde de centroderecha de la capital económica del Brasil.

Hilton recibió en la primera vuelta, el 15 de noviembre, más de 50.000 votos, que la convirtieron en la mujer más votada en todo el país y el décimo candidato con más votos (los nueve primeros eran hombres). “Nunca me habría imaginado que en la ciudad más grande de América Latina este cuerpo negro, pobre, periférico y travestido pudiera ser lo más votado del país”, dijo hace unos días Hilton a la agencia AFP.

La primera transexual negra que se sentará en la sala de plenos del Ayuntamiento de São Paulo ya se ha topado con el racismo imperante antes de asumir el cargo. Brasil vive estos días bajo la conmoción del brutal asesinato de un hombre negro a manos de personal de seguridad de un supermercado Carrefour en Porto Alegre, que ha desencadenado protestas antirracistas en varias ciudades de todo el país.

Una población violentada

“La llegada de una mujer transexual al Ayuntamiento de São Paulo supone un gran cambio en un contexto muy conservador -explica al ARA Artur Rodrigues, el periodista de La Folha de São Paulo que sigue la campaña de Hilton-. La población transexual está muy marginada en Brasil, y sufre mucha violencia. Creo que en términos de representatividad su elección puede suponer un adelanto”.

Hilton no ha tenido una vida fácil. Creció en una favela dentro de una familia religiosa que la expulsó de casa cuando tenía 14 años. Durante un tiempo vivió en la calle y se tuvo que prostituir. “Pasé toda mi adolescencia prostituyéndome para sobrevivir. Esta es la realidad de las mujeres trans”, lamenta en otra entrevista a la agencia Efe. Su madre acabó recuperando la relación con ella y la apoyó, y entonces empezó a militar en la defensa de los derechos de las personas negras y LGTB.

En 2018 fue escogida diputada del estado de São Paulo en una candidatura colectiva con varias mujeres de izquierda, justamente cuando Bolsonaro -que ha llegado a decir que preferiría un hijo muerto que un hijo homosexual- se convirtió en presidente.

La herencia de la esclavitud

Hilton se muestra optimista y recuerda que “el Brasil del 2020 no es el del 2018”. Es cierto que casi 300 candidatos transgénero se han presentado a las municipales y 30 han sido elegidos, pero también que las cosas avanzan muy despacio: “La abolición de la esclavitud se decretó en 1888 pero fue falsa -asegura-, todavía estamos luchando por nuestra humanidad”.

La flamante concejala asegura que ha recibido muchas amenazas de muerte, y es difícil no compararla con su compañera de partido, la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, también negra y nacida en una favela, y lesbiana. Asesinada en marzo de 2018, la policía sostiene que fueron grupos parapoliciales, y se investiga la posible relación de los hijos de Bolsonaro con estos grupos. Brasil es uno de los países del mundo con más asesinatos de transexuales. El año pasado se denunciaron 124.

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