El atentado y el cambio de tono de Trump dejan a los demócratas en fuera de juego

El servicio secreto refuerza la seguridad de la convención tras descubrir un complot iraní contra el expresidente

Milwaukee"¿Llevas algún arma en la mochila?", me pregunta un agente de seguridad. Cachea el coche por dentro y abre las bolsas para ver qué llevamos. El motor está parado, mientras que otros tres agentes con un pastor belga rastrean el maletero y abren la capota negra para inspeccionarla por dentro. Todos llevan gafas de sol aunque está nublado. Para llegar al perímetro de seguridad que rodea al Firsev Forum, el gran recinto de Milwaukee donde se celebra la convención republicana, es necesario rodear las calles cortadas con barreras de hormigón y rejas negras de más de un metro de altura. Sólo se puede llegar al interior a través de sus carpas de puntos de control.

Las medidas de seguridad no tienen nada que envidiar al dispositivo que se desplegó en Washington la semana pasada por la cumbre de la OTAN. Aún faltan tres horas para que comience el próximo acto y en la calle prácticamente todo lo que se ve son policías de todos los rangos posibles. La pregunta sobre la pistola no era porque sí: en el estado de Wisconsin está permitido llevar armas encima. Legalmente, puede llevarse una pistola o un AK-47.

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Después de el atentado contra el presidente Donald Trump el sábado, la organización de la convención dijo que no era necesario reforzar las medidas de seguridad porque las previstas ya eran suficientes. Aún así, este martes el servicio secreto estadounidense las ha aumentado ante un supuesto complot de Irán para asesinar al expresidente, según han publicado medios estadounidenses, y que Teherán ya ha negado. Este martes por la tarde un agente de policía disparó a un hombre y le mató cerca del recinto donde se celebra la convención, aunque de momento no se saben más detalles.

A pesar de la cantidad de policías y miembros de los servicios secretos que hay por metro cuadrado, el ambiente no se nota tenso. "Esto es un espacio seguro", explica Mary Laizch. Ella es uno de los 2.400 delegados que el lunes oficializaron la candidatura de Trump.

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La reaparición de Trump el lunes por la noche, con la oreja derecha tapada por un apósito blanco, eclipsó los discursos de los ponentes que debían hablar sobre la inflación. Era el tema que debía tratarse aquella tarde, aunque la mayoría acabaron hablando en contra de la migración y las personas trans. "Fue un momento maravilloso, pero también serio. Hubo muchas emociones por parte de los delegados y del presidente... Veías su expresión y cómo tenía los ojos vidriosos", describe Laizch. Su mirada se ilumina detrás de las gafas rectangulares cuando recuerda ese momento.

Los demócratas, aún más desarmados

Trump llega a la convención del partido con la oportunidad de alzarse como la figura reconciliadora dentro de un escenario político que con sus discursos ha ido polarizando. Se espera que el jueves haga el discurso oficial como candidato y, según anunció, tras el tiroteo hizo cambios en lo planeado. Probablemente relegará en JD Vance, recién convertido en su número dos, la carga verbal más violenta, mientras que él adoptará una postura más calmada, recuperando la imagen de hombre sereno y firme que ya proyectó en el debate de la CNN el 27 de junio, que ha generado enormes dudas sobre la capacidad de Joe Biden de continuar en la carrera presidencial.

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El candidato republicano ha logrado capitalizar la imagen de mártir político –como él mismo se ha mostrado en muchas ocasiones–, que se amplifica dentro de las filas del partido. La etiqueta no sólo le está sirviendo para ganar aún más apoyos entre sus seguidores, sino también para dejar fuera de juego una de las cartas que tenían los demócratas de cara a las elecciones: la de señalarle como un "peligro" para el país. Inmediatamente después del tiroteo, el Partido Demócrata suspendió sus campañas publicitarias para intentar rebajar la tensión, aunque tiene previsto reanudarlas esta semana.

En una entrevista el lunes por la noche en la NBC, el presidente Joe Biden asumió como un "error" haber utilizado la expresión "poner en el punto de mira" (bullseyes) para hablar de la necesidad de volver a poner a Trump en el foco durante un acto con los donantes antes del tiroteo. Las horas posteriores al tiroteo muchos republicanos acusaron a los demócratas y al presidente de haber instigado la violencia contra su candidato. Uno de los primeros en hacerlo fue el senador de Ohio JDVance, el potencial vicepresidente de Trump.

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"Puño de hierro" con los migrantes

Los seguidores de Trump le ven como una "víctima política", pero no débil. "Trump es el hombre del puño de hierro", asegura Lazich cuando habla sobre la gestión de la frontera, una de sus grandes preocupaciones. Se trata de una de las cuestiones que marcarán las elecciones del 5 de noviembre. "Con Biden hay mucho más crimen, es mucho más común. Hay una matanza de nuestras mujeres por parte de inmigrantes ilegales con intenciones malvadas", dice Lazich, quien cuenta con orgullo que desde 2016 ha estado trabajando con Women for Trump. Al haber estado involucrada en ese grupo, le pregunto si les ha llegado algún caso como el que describe. La mujer descuida los ojos y lo corta rápidamente: "Esto está bien documentado en las noticias. No me lo estoy inventando".

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La idea de que las personas migrantes que pasan la frontera con México están perpetrando matanzas contra los ciudadanos estadounidenses y violando a las mujeres del país es una de las afirmaciones que hizo Trump durante el debate. Tal y como recogió la CNN en su fact-cheking sobre el debate, no existe una relación real entre los niveles de delincuencia en el país y la inmigración. El medio también apuntaba que, al igual que durante el mandato de Biden ha habido asesinatos y violaciones por parte de personas indocumentadas, también ocurría durante el mandato de Trump y de presidentes previos.