WashingtonEn medio del aislamiento que está viviendo Joe Biden dentro de su partido, en el que cada vez más congresistas le están pidiendo que renuncie a la candidatura, el viernes por la tarde el presidente recibió un baño de masas en un mitin en Detroit. Ante los aplausos ensordecedores de unas bases mucho más convencidas que los pesos pesados del partido, Biden contraatacó la presión creciente para que dé un paso al lado y cambió de estrategia: poner el foco en Donald Trump. "He cometido muchos errores, y es cierto que a veces confundo nombres. Pero a Donald Trump le han dado vía libre", dijo desde el atril haciendo alusión a los medios, y en especial al New York Times, que ha publicado una editorial pidiéndole que se retire y artículos de opinión similares.
Biden ofreció un discurso afilado y enérgico como hacía meses que no se veía, haciendo frente a los pesos pesados del partido ya los donantes. El viernes por la mañana el super-PAC Future Forward, avisó de que la donación de 90 millones de dólares estaba en vilo mientras Biden siguiera en la papeleta. También se ha filtrado que Pelosi y Obama habrían perdido la confianza en el presidente, mientras que el número de congresistas que le han pedido que dimita es ya de 21.
Después de confundir el presidente Volodímir Zelenski con Vladímir Putin y referirse a Kamala Harris como "vicepresidente Trump" en la rueda de prensa en solitario, el líder de la mayoría de la Cámara de los Representantes, Hakeem Jeffries, se reunió con Biden, pero no le ofreció su apoyo. Ahora parece que Biden esté buscando apoyarse en las bases. En la carta que envió a principios de semana reafirmando que seguía con la campaña electoral citaba la legitimidad que le daba el proceso de primarias, donde ha obtenido a más de 3.800 delegados.
El simbolismo de las ovaciones y los aplausos recibidos en Detroit es doble si se tiene en cuenta que es la ciudad más grande de Michigan, uno de los swing states que estarán en disputa este cinco de noviembre y que puede ser crucial para marcar la diferencia en las urnas. Biden buscaba enviar una imagen de fuerza en un estado donde las encuestas ya le situaban 7 puntos porcentuales por debajo de Trump antes del desastroso debate de la CNN: el demócrata sólo tenía un 42% frente al 49% del republicano.
"Con suerte, la edad lleva algo de sabiduría", dijo Biden a Detroit, con tono alegre y desafiante. "Eso es lo que sé: sé cómo decir la verdad, sé qué está bien y qué está mal... y sé que los estadounidenses quieren un presidente, no un dictador", remachó en medio de los aplausos y las ovaciones de los asistentes . Biden está intentando volver a desviar toda la atención hacia su rival y señalando el peligro que conlleva para la democracia estadounidense: "Cuando ese carnicero de Putin, al que conozco desde hace tiempo, invadió Ucrania, esto es el que dijo Trump: le llamó «genio» y dijo que era «maravilloso». ¿Qué demonios está pasando? La gente prefiere hablar de que mezplo nombres.
El demócrata quiere que se vuelva a hablar de Trump, no sólo para quitarse de encima el foco mediático y hacer que la gente olvide su "mala noche" en el debate de la CNN, sino para intentar volver a encauzar el partido bajo su liderazgo y dispersar las voces críticas. Biden reconoce a sus lapsus, intenta sacarles hierro y los compara con las palabras de Trump. Biden quiere arrastrar de nuevo la campaña al campo de los argumentos. En el debate de la CNN los argumentos y las propuestas quedaron eclipsados por los gestos y los tartamudeos de Biden. La audiencia le oía, pero no le escuchaba. Incluso los mensajes racistas y las mentiras de Trump quedaron relegados a un segundo plano, mientras el candidato les conseguía colar hábilmente con un tono muy firme y más rebajado que de costumbre.
Bernie Sanders apoya a Biden
Desde entonces, el partido y la prensa han examinado cada gesto del presidente en busca de los restos de la fragilidad que se vio en el debate de la CNN. "Me han estado atacando constantemente", denunciaba Biden en Detroit, y volvía a reafirmarse: "Estoy en la carrera y ganaremos". De fondo, la multitud gritaba "No renuncies". En una aparición más cercana con los votantes en un bar de carretera en Northville (Michigan), Biden también aseguró que acabaría el trabajo: "Os prometo que estoy bien".
Desde el jueves, al menos cinco congresistas habían pedido públicamente que Biden renunciara. El último fue Mike Levin, de California. "Es hora de avanzar. Con un nuevo líder," decía en un comunicado el mismo viernes. Ahora bien, este sábado, el congresista de Michigan Shri Thandear ha salido a mostrar su apoyo a Biden. "Anoche el presidente Biden vino a mi distrito para dar un mitin de campaña. Millones de estadounidenses presenciaron el inicio de un verdadero cambio de rumbo en la campaña del presidente. He apoyado al presidente desde el principio. No nos detendremos ahora", ha asegurado en un tuit en la red social X. Quien también ha salido a defender a Biden ha sido Bernie Sanders, que ha publicado un artículo en el New York Times asegurando que el demócrata es el único candidato con posibilidades de derrotar a Trump: "Haré todo lo que pueda para ver al presidente Biden reelegido".
Trump calla y sonríe
El presidente Donald Trump, que hasta hace dos semanas acaparaba las portadas de los periódicos, ha pasado a un segundo plano. El lunes comienza la convención republicana en la que Trump formalizará su candidatura y nombrará a su vicepresidente, y sin embargo el republicano ha optado por una estrategia muy poco habitual en él: guardar silencio y mantener un perfil bajo. Sin duda toda la crisis dentro del Partido Demócrata en torno a la candidatura de Joe Biden ha ayudado a que la condena por el caso Stormy Daniels quede atrás. Además, sus abogados están trabajando ya para intentar revocarla con la sentencia del Tribunal Supremo que le concede inmunidad parcial.
El foco sobre Biden ha hecho que esta semana tampoco se haya prestado mucha atención a toda la polémica sobre el Project 2025 que lidera el Heritage Foundation (y que augura un segundo mandato del expresidente mucho más conservador) ni a la aprobación de la plataforma del partido republicano que marcaría las líneas del programa electoral. Grosso modo , el texto aprobado por los republicanos es más proteccionista, más nacionalista y suaviza la postura sobre el aborto.