Las elecciones en Nueva York: el laboratorio de los demócratas para intentar salir del pozo
Los comicios para elegir alcalde a de Nueva York y gobernador en Nueva Jersey y Virginia pueden dibujar las líneas maestras de la campaña de 2026
WashingtonUn año después de la derrota electoral de Kamala Harris, que dejó al Partido Demócrata sin rumbo, parece que se vislumbra una oportunidad para recuperar la voz y hacer oposición real. Algunas de las elecciones que se celebran este martes en varios puntos del país a nivel estatal y local se han convertido en el laboratorio donde el partido está intentando encontrar la fórmula con la que encarar las legislativas del próximo año. También hicieron aflorar las divisiones del partido a la hora de combatir el avance de un Donald Trump cada vez más sediento de poder.
Las votaciones también supondrán un termómetro sobre los primeros nuevos meses de presidencia del republicano, que coincidirán en paralelo con el cierre de gobiernon que vive el país ante la incapacidad de Trump de conseguir aprobar unos presupuestos. En el momento en que los colegios electorales cierren mañana para contar votos, también se cumplirá la suspensión de pagos más larga del país si el Senado no logra desatascar los balances.
La atención hoy se centrará sobre todo en Nueva York, donde se elegirá a su nuevo alcalde. La existencia de ambas almas se ha cristalizado a la perfección con la irrupción meteórica del demócrata Zohran Mamdani: la esperanza para las bases y el ala más a la izquierda; y un terremoto que ha sacudido el establishment del partido. El principal rival de Mamdani ha resultado no ser el candidato republicano, Curtis Sliwa, sino otro demócrata: Andrew Cuomo, el exgobernador de Nueva York que ya perdió contra Mamdani en las primarias del partido y que se ha presentado como independiente con el apoyo de algunos miembros y donantes del partido.
Cuomo, que dimitió como gobernador por varias acusaciones de acoso sexual, ha contado con el apoyo de algunos de los grandes mecenas demócratas, que se reunieron en septiembre para ver cómo podían impulsar su campaña y frenar a Mamdani. El historial de acoso sexual no les preocupaba tanto como las promesas de congelar los alquileres y subir impuestos.
No es casualidad, pues, que Mamdani haya basado su relato en el adverbio a pesar: a pesar de ser musulmán, pese a ser abiertamente socialista ya pesar de ser un auténtico desconocido, las encuestas le dibujan como el ganador. El joven candidato de 34 años, con una campaña en redes que ha revolucionado la comunicación política, ha recogido el análisis que hizo el senador independiente Bernie Sanders sobre la derrota de Kamala Harris en el 2024. "No debería sorprendernos mucho que un partido demócrata que ha abandonado la clase trabajadora descubre que la clase trabajadora le ha abandonado" demócratas obtuvieran el peor porcentaje de votos entre las clases trabajadoras y bajas en los últimos veinte años.
El propio Sanders, junto con la congresista Alejandría Ocasio-Cortez, ya puso en práctica esta teoría con el suyo propiotourpolítico contra la oligarquía por los principales distritos republicanos del país. La victoria de Mamdani, un socialista, como alcalde de la capital financiera del mundo, reforzaría esta propuesta dentro del partido. Pero no es garantía de que se convierta en la línea de acción de la campaña de las elecciones de medio mandato.
Virginia y Nueva Jersey, los demás focos
El electorado demócrata a nivel nacional es más diverso que el de la ciudad de Nueva York y también más conservador, en otras áreas. Aunque el tono moderado de Harris no cuajó –tampoco fue un test real, ya que la vicepresidenta solo tuvo 100 días para reflotar una campaña que hacía aguas–, probablemente el partido tampoco dará un gran volantazo y seguirá aún con más atención los resultados de las carreras estatales de Virginia y Nueva Jersey.
Hoy también se celebran elecciones para elegir gobernador a estos dos estados, que son el otro punto caliente para los demócratas, que también analizarán los resultados como una suerte de referendo sobre la aprobación de Trump. Los demócratas, que llevan nueve meses de sequía sin controlar ninguna de las dos cámaras del Congreso y sin un contrapeso efectivo a escala federal al presidente, esperan que el resultado de estos dos comicios sea un punto desde el que empezar la contrarreacción a Trump.
El lunes por la mañana el líder de la minoría demócrata en el Congreso, Hakeem Jeffries –que apoyó a Mamdani a última hora y con la boca pequeña–, aseguraba que el candidato de Queens "no" representa el futuro del partido demócrata. En parte, porque es mucho más probable que la dirección del partido se base en las campañas estatales de Abigail Spanberger (Virginia) y Mikie Sherrill (Nueva Jersey) para conseguir sumar votos a los estados más reñidos en el 2026. de Mamdani, como la de subir los impuestos al 1% más rico de Nueva York. Spanberger, de 46 años, fue agente de la CIA y trabajó como operativa de antinarcóticos antes de entrar en política. Sherrill, de 53 años, es expiloto de helicópteros de la Marina. Ambas forman parte de la misma generación política, marcada por la ola azul, que tomaron el control del Congreso durante la primera administración Trump en las elecciones de medio mandato del 2018. Fue en ese momento en el que ambas consiguieron por primera vez su escaño en el Congreso, donde mostraron el mismo interés por la seguridad nacional.
Spanberger está liderando las encuestas en Virginia, un estado históricamente republicano, pero donde el rechazo a Trump y la frontera con Washington ha hecho que cada vez vire más hacia posiciones demócratas.
En Nueva Jersey, Sherrill está en empate técnico con su rival republicano, Jack Ciattarelli. Si pierde, sería un duro golpe para los demócratas. Aunque Nueva Jersey tradicionalmente ha sido demócrata, en los últimos años los republicanos han ido ganando influencia gracias a Trump.
El presidente del Comité Nacional Demócrata, Ken Martin, decía en una entrevista reciente que las victorias de este martes ayudarían a energizar el partido y podrían servir de punto de partida de cara al 2026. El gran interrogante es si los demócratas, después de un año sin tener claro hacia dónde tirar, perderse en las luchas intestinas. Las tensiones internas y la inacción del partido ante la candidatura de Joe Biden estropearon una campaña ya suficientemente debilitada en la que la base era el miedo al regreso de Trump.