La epidemia de fentanilo provoca más muertes que nunca en Estados Unidos
Un estudio reciente alerta de una "cuarta ola" de defunciones por sobredosis de opioides en el país, que ya superan las 100.000 anuales
WashingtonLa policía de Nueva York respondió el 15 de septiembre a una llamada al 911 en la que se notificaba que dos menores sufrían un paro cardíaco en el centro de niños Divino Niño, en el Bronx. Al llegar a la guardería, las autoridades se encontraron a una criatura de un año en estado crítico, inconsciente, que se llevaron enseguida al hospital. El niño no sobrevivió a los veinte minutos que lo separaban del Centro Médico Montefiore, donde le declararon muerto. En Divino Niño dos niños de un año y una niña de ocho meses también presentaban complicaciones y tuvieron que ser hospitalizados.
La hipótesis inicial, que las criaturas se habían ahogado porque habían respirado monóxido de carbono, se descartó rápidamente cuando, durante la orden de registro del lugar de los hechos, los agentes encontraron una caja con varias drogas en el interior. Tras una autopsia realizada por los forenses, y tras las pruebas de orina y sangre de los niños supervivientes, se confirmó que la causa había sido la ingesta de un narcótico. Concretamente, un opioide 50 veces más potente que la heroína y el principal causante de muertes por sobredosis en Estados Unidos: el fentanilo.
Las dos personas que regentaban la guardería, Carlisto Acevedo (41 años) y Grei Méndez (36 años), fueron detenidas de forma preventiva por posesión de narcóticos, mientras continúa en marcha la investigación policial. El pasado miércoles la policía de Nueva York regresó a Divino Niño y descubrió una trampilla de madera en el suelo, debajo de donde dormían los niños. La fotografía de lo que encontraron, compartida por los propios agentes, circula por las redes sociales desde hace días: decenas de bolsas con "una gran cantidad de fentanilo, otros narcóticos y parafernalia de drogas".
"Tenemos pruebas que demuestran que era más que una simple guardería. No cabe duda de que se estaba llevando a cabo una operación de tráfico drogas", confirmó la fiscal de distrito del Bronx, Darcel Clark. Al día siguiente un gran jurado presentó una acusación contra Méndez y Brito, ambos detenidos, por un delito de homicidio involuntario, además de los delitos sobre posesión de drogas ilegales.
Una "cuarta ola" de sobredosis
"Esta crisis es real, y debería ser un llamamiento de atención para los individuos que tienen fentanilo u otros opioides en casa. El simple contacto es mortal para un adulto o un niño", recuerda el alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams. Más de 3.200 personas murieron de sobredosis el año pasado en la emblemática ciudad, un 20% más que en 2021, y establecieron un nuevo máximo histórico. En la mayoría de estas muertes estaba implicado el fentanilo, un narcótico de moda y exageradamente asequible.
Cada semana más de doscientas personas mueren por sobredosis en EEUU. La epidemia de fentanilo es especialmente visible en ciudades como Portland (Oregón), Phoenix (Arizona), Filadelfia (Pensilvania) y Baltimore (Maryland); en esta última ciudad, donde se grabó la serie The wire –un trágico retrato sobre el tráfico y el consumo de narcóticos–, mueren cada año 109,5 personas por cada 100.000 habitantes por sobredosis de opioides.
Los expertos ya alertan de que el país se encuentra inmerso en la "cuarta ola" de la crisis de los opioides, que, a diferencia de las anteriores, se caracteriza por las muertes por sobredosis causadas por una combinación de fentanilo –un opioide sintético– con estimulantes, generalmente cocaína y metanfetamina. El país sobrepasó por primera vez en 2021 las 100.000 muertes por sobredosis, el 75% de las cuales incluían un opioide sintético, generalmente fentanilo, según un reciente estudio de la Universidad de California.
Esta crisis "ha ido aumentando de forma exponencial durante más de cuatro décadas, pero con un perfil cambiante de las drogas implicadas en cada ola", afirma el estudio. La primera ola tiene lugar a finales de la década de 1990, con el aumento de muertes con prescripción de opioides; la segunda, en 2010, impulsada por un cambio en la heroína; la tercera comenzó en el 2013, impulsada por "análogos de fentanilo". Recientemente los investigadores empezaron a hablar de una "cuarta ola", en reconocimiento del "rápido incremento de sobredosis de polisustancias que implican la mezcla de fentanilos con estimulantes".
El estudio, publicado hace dos semanas, analizó los certificados de defunción de todos los fallecidos por sobredosis en EE.UU. entre 2010 y 2021. El primer año solo en un 0,5% de las muertes relacionadas con el fentanilo (235 personas ) existía la presencia de estimulantes, mientras que en el último año los estimulantes aparecían en un tercio de las más de 34.000 personas fallecidas por sobredosis de fentanilo. Es decir, el crecimiento desmedido del fentanilo ha ido acompañado de un incremento de la presencia de estimulantes.
Una combinación que según los autores del estudio en muchas ocasiones es intencional. Ya llevan años extendidas las mezclas de estimulantes y opioides, como las llamadas speedballs (de cocaína y heroína) o las goofballs (de metanfetamina y heroína). El motivo detrás de esta intencionalidad es que el fentanilo coloca muy rápidamente, y si se combina con un estimulante se puede prolongar la sensación de euforia. Además, estimulantes y opioides tienen efectos opuestos en el organismo, lo que puede llevar a la gente a combinarlos para contrarrestar sus efectos.
Sin freno
A los niños que sobrevivieron a la intoxicación en la guardería Divino Niño se les suministró Narcan, un medicamento en forma de aerosol nasal de naloxona, capaz de revertir la sobredosis de opioides. La Administración de Alimentos y Medicamentos, la agencia del gobierno estadounidense responsable de la regulación de medicamentos, aprobó en marzo la comercialización de esta sustancia sin necesidad de receta.
Desde entonces Narcan ha pasado a formar parte del botiquín de primeros auxilios de muchos bares de copas y locales, en Nueva York y en las principales ciudades del país. Organizaciones sociales y agencias estatales han empezado a repartir el medicamento en todo el país, lo que ha permitido evitar la muerte por sobredosis de muchas personas.
Pero los estadounidenses siguen muriendo a un nivel de récord por culpa del fentanilo, lo que ha llevado a los diferentes estados a buscar respuestas alternativas. En Tennessee, por ejemplo, los republicanos aprobaron en febrero una ley que permite acusar de homicidio a quien haya suministrado esa droga. Leyes similares se han estado promulgando en decenas de estados, demócratas y republicanos, que están endureciendo las penas por posesión de una droga que puede matar con tan solo unos miligramos.