Trump se proclama ganador: "Empieza una época dorada"
El candidato republicano se impone a los estados clave y encarrila el regreso a la Casa Blanca
Donald Trump ultima los nombres de su lista negra y ya se imagina sentado en el Despacho Oval mientras los va tachando. El republicano se ha alzado como el ganador de un recuento agónico para los demócratas en los que todos los estados clave se han teñido de rojo. Los 16 compromisarios que reparte Carolina del Norte, los 16 de Georgia y los 19 de Pensilvania ya son para el republicano, y con la victoria de Wisconsin, se ha asegurado los 270 votos electorales necesarios para declararse presidente. El control de Pensilvania ha sido clave para romper de nuevo el muro azul, al igual que hizo en el 2016 y ha acabado de apretar la soga.
“Como ha dicho tanta gente, Dios me salvó la vida por una razón, y esta razón era salvar a nuestro país”, ha celebrado el magnate desde West Palm Beach cuando todavía le faltaban dos votos para proclamarse oficialmente ganador. El republicano ha prometido que su segundo mandato "será la época dorada de América" y ha empezado recordando la promesa estrella de su campaña: la mayor deportación masiva de la historia. "Deberemos cerrar las fronteras, y deberemos dejar que la gente entre en nuestro país. Queremos que la gente vuelva a entrar, pero deben hacerlo de manera legal. Deben entrar de forma legal.
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En el discurso de la victoria, no ha habido ni rastro del fantasma del fraude electoral que ha estado agitando al magnate durante toda la jornada. Ahora que Pensilvania le ha entregado las llaves de la Casa Blanca, Trump se ha olvidado los supuestos casos de fraude que él mismo había venido denunciando durante los días previos a las elecciones. Tampoco ha habido rastro de la retórica oscura y agresiva que le ha caracterizado durante la campaña, al contrario, el magnate ha asegurado que el resultado de las elecciones le ha generado un "gran sentimiento de amor". Trump ya no tiene necesidad de atizar el odio de las bases con el que amenazar a sus rivales políticos, pero eso no quiere decir que se haya olvidado de las promesas de perseguir al "enemigo interno" y buscar venganza.
El expresidente afronta un segundo mandato plácido: el Tribunal Supremo conserva la mayoría conservadora que Trump se encargó de apuntalar, los republicanos ya han conseguido el control del Senado en estas elecciones y el escrutinio de la Cámara de los Representantes avanza de forma favorable para él. El triunfo de Trump es aún más dulce porque los tres casos penales que tenía pendientes de juicio caen. La explicación corta es que ahora el expresidente es su propio juez y podrá deshacerse de ambos casos federales y de la estatal de Georgia, además de que ya tiene la carta de la inmunidad. En cuanto al juicio de caso Stormy Daniels, la pena por su culpabilidad está por hacer pública, pero hay poco margen de que acabe siendo una pena de prisión.
"Como en 2016"
La esperanza ha sido el leitmotiv de los demócratas después de que Joe Biden renunciara a la candidatura en julio y dejara paso a Harris como relevo generacional. La euforia que despertó la irrupción de la vicepresidenta no solo cortó en seco el golpe de efecto que había supuesto para Trump sobrevivir a Butler, sino que permitió también remontar unas encuestas muy negras para los demócratas. Harris había intentado recuperar la energía que en el 2008 impulsó Barack Obama en la Casa Blanca, aunque por las noches le perseguía el fantasma de la derrota de Hillary Clinton en el 2016 contra Trump. A las puertas de uno de los colegios electorales de Washington, Rebeca Bardet, una votante, explicaba que tenía las mismas sensaciones "que en el 2016". Probablemente, con los resultados sobre la tabla, el déjà-vu de Bardet sea mayor.
Las esperanzas de los demócratas de conseguir llevarse Carolina del Norte, que reparte 16 votos en el colegio electoral, se han esfumado rápidamente para Harris a medida que el escrutinio en las zonas urbanas avanzaba con un Trump fuerte . Por el contrario, el demócrata Josh Stein ha logrado derrotar al republicano Mark Robinson en la carrera por ser gobernador. La popularidad de Robinson había caído en picado tras descubrirse que en un foro pornográfico se definía como un "nazi negro", y se esperaba que de paso esto también restara votos a Trump. No fue el caso.
En las primeras horas posteriores al cierre de los colegios electorales de la Costa Este, Trump ya cogía impulso y se metía en el bolsillo 19 estados y dos delegados de Nebraska. La ventaja del republicano en las primeras horas era esperable debido al red espejismo (espejo rojo, en catalán): los primeros resultados que se computan, como provienen de las zonas rurales -que suelen favorecer a los republicanos-, hacen que el mapa rápidamente se tiñe de rojo. Aunque estos primeros resultados no representan necesariamente a la totalidad del electorado. En las pasadas elecciones, Trump también lideraba el recuento, pero conforme el voto anticipado, el voto por correo y el voto de los grandes centros urbanos se fue computando, el color del mapa empezó a cambiar hacia azul.
Momentos incómodos para los demócratas
Los malos augurios para Harris, en cambio, sí empezaban a vislumbrarse en la comparativa con los resultados de Joe Biden en el 2020 en determinados contados. En Miami-Dadi, Florida, con el 95% del voto escrutado, Trump había logrado cambiar de color este condado, que típicamente había votado a los demócratas y donde Biden hace cuatro años había ganado con siete puntos de diferencia.
En la Universidad Howard, pasada la medianoche, el ambiente se desinflaba y mucha gente abandonaba el recinto. De hecho, las pantallas han dejado de retransmitir las proyecciones de la CNN y en su lugar la campaña de Harris ponía música en un intento por inflar los ánimos. Los aplausos entre el público se iban haciendo menos frecuentes a medida que llegaban mayores resultados de los estados disputados que mostraban una carrera ajustada o victorias para Trump. Cuando la situación parecía irresoluble, uno de los miembros de la campaña de Harris ha salido al escenario para informar de que la demócrata no comparecería por la noche.